La evolución reciente del mercado laboral
Según la Contabilidad Nacional Trimestral de España (CNTR), el empleo, con datos corregidos de estacionalidad y calendario, aumentó en el primer semestre, en tasa interanual, el 1,4%, lo que supone una importante desaceleración respecto a los dos años anteriores -ya que dicha magnitud había crecido el 3,4% en 2000 y el 2,4% en 2001-, en consonancia con el debilitamiento de la actividad económica (el PIB que, creció en el año 2000 el 4,2% y en 2001 el 2,7%, aumentó, también con datos corregidos, el 2,1% en el primer semestre de este año).
Dicha evolución se confirma con los datos de la población ocupada de la EPA, a pesar de la ligera mejoría que se ha producido en el segundo trimestre en relación con el primero (2,3%, frente al 2,2%). Para el conjunto del primer semestre, el empleo de la EPA aumentó el 2,2%, algo más que el empleo de la CNTR, debido a que los cambios metodológicos introducidos en la encuesta en el primer trimestre (y que fueron analizados por el autor en sendos artículos de Cinco Días publicados el 9 de mayo y el 8 de agosto) afectaron al alza tanto al nivel como a la tasa de variación del empleo.
En cualquier caso, la desaceleración del empleo estimado por la EPA, 1,4 puntos porcentuales respecto al año 2001 y 3,3 puntos respecto al año 2000, es más acusada todavía que la experimentada por el PIB y el empleo de la CNTR (gráfico adjunto).
La afiliación de trabajadores inmigrantes a la Seguridad Social ha supuesto entre enero y septiembre casi la mitad (49,9%) del incremento total
Centrándonos en la comparación del primer semestre de este año con el conjunto del año anterior, la amortiguación del ritmo de crecimiento se produce tanto en el empleo asalariado (1,1 puntos menos) como, sobre todo, en el no asalariado (3,1 puntos menos), así como en todos los sectores, salvo en los servicios en los que se mantiene constante la tasa de variación; siendo especialmente intensa la caída de esa tasa en la industria, del 3,1% en 2001 al -1,5% en el primer semestre del presente año, si bien el descenso del segundo trimestre (-0,4%) es menos acentuado que el del primero (-2,5%).
Si se utilizan datos de las afiliaciones a la Seguridad Social, para el conjunto de los nueve primeros meses del año el aumento ha ascendido al 3,1% (2,8% en septiembre), ocho décimas menos que en 2001 y 1,9 puntos menos que en 2000, lo que respalda la desaceleración del empleo observada con las otras dos fuentes estadísticas.
Aun así, el aumento relativo a las afiliaciones es mayor que el del empleo de la EPA, que, a su vez, como ya se ha señalado, es superior al de la CNTR. Este mayor aumento de las afiliaciones puede explicarse, por un lado, por la exclusión de parte de los funcionarios, los adscritos a la Muface, que están teniendo en los últimos años una tendencia muy estable, y de las ayudas familiares, que están disminuyendo a un ritmo muy intenso, y, por otro lado, por el aumento de las afiliaciones de los trabajadores inmigrantes, que han supuesto en el periodo enero-septiembre prácticamente la mitad (49,9%) del incremento total de las afiliaciones.
Parte de este aumento de las afiliaciones de inmigrantes son, posiblemente, regularizaciones en la Seguridad Social de trabajadores ya ocupados y que, además, puede que no sean recogidos de forma adecuada por la EPA, entre otros motivos, porque no todos los inmigrantes viven en hogares familiares, que son los únicos considerados por la encuesta, ni el diseño territorial de la muestra de la misma se adapta siempre a los núcleos poblacionales en los que habitan.
Al contrario de lo que ocurre con el empleo, la población activa, según la EPA, está teniendo un comportamiento cada vez más expansivo, al crecer en el primer semestre a una tasa interanual del 3%, cinco décimas más que en 2001, como consecuencia tanto del aumento de la población activa masculina (2%) como, sobre todo, de la femenina (4,5%).
Si a esta aceleración de la población activa se añade la desaceleración del empleo el resultado es un importante incremento del paro estimado por la EPA. En efecto, el paro, que había venido disminuyendo desde 1995, aumenta en el primer semestre de este año el 9,5%, en términos interanuales y homogéneos, es decir, sin considerar los efectos del cambio de definición del paro en el primer trimestre, con una tendencia, además, creciente a lo largo de este periodo (8,6% en el primer trimestre y 10,5% en el segundo).
Esta evolución del paro contrasta con los importantes descensos, aunque decrecientes, de los años anteriores, -14,3% en 1999, -8,7% en 2000 y -5,4% en 2001 (gráfico adjunto).
Este aumento del desempleo se detecta igualmente con las cifras del paro registrado del Inem, que aumenta, en términos interanuales, desde octubre del pasado año, y cuyo crecimiento en el conjunto de los nueve primeros meses del año asciende al 5,7% (6,8% en septiembre), en oposición al descenso que venía produciéndose también desde 1995.
La tasa de paro (porcentaje del paro sobre la población activa) que se obtiene de la EPA para la media del primer semestre es el 11,3%, la más alta de la UE y superior en tres puntos al promedio de dicha zona. Esta tasa también ha crecido por primera vez desde el año 1995 y supera en siete décimas a la media de 2001 calculada con la nueva metodología de la EPA.
Conviene señalar, para terminar, que la tasa de paro de la encuesta de población activa es la única que tiene sentido calcular, ya que el cálculo de la llamada tasa de paro registrado es equivocado e incorrecto por comparar variables no homogéneas, el paro registrado (que figuraría en el numerador) y el paro de la EPA (que figuraría en el denominador, puesto que la población activa es la suma del empleo y el paro estimados por la EPA), y muy diferentes entre sí (el paro de la EPA supera al registrado, con datos del primer semestre, en 427.200 personas).