_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La parálisis del FMI

La asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI) se ha saldado con el consabido mensaje de optimismo respecto a las perspectivas de la economía mundial, apelando a la confianza 'realista' de que la recuperación seguirá adelante. Pero lo cierto es que las reuniones celebradas en Washington han estado impregnadas de un pesimismo superior al de otros encuentros y del reconocimiento del propio Fondo de los 'riesgos' que pueden dar al traste con la reactivación. El diagnóstico, sin embargo, no arroja propuestas ni soluciones para la crisis en que se encuentran sumidas las principales economías mundiales, lo cual reabre las dudas sobre la eficacia de estas reuniones.

Los llamamientos del FMI a una acción más decidida por parte de las economías del Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados del mundo para combatir sus altos desequilibrios, en particular el déficit por cuenta corriente de EE UU, y la falta de reformas estructurales, en la Unión Europea y Japón sobre todo, desembocan en una recomendación a una acción concertada por parte de estos tres grandes bloques para evitar un ajuste dramático para el conjunto de la economía mundial. El mensaje cae en saco roto. Estados Unidos sigue confiando en el atractivo de su economía y de su divisa, incluso en un hipotético escenario de guerra contra Irak, como garantía para financiar sus déficit externos. La Unión Europea es incapaz de cumplir las metas establecidas en su propio Pacto de Estabilidad, prueba de la endeblez de su política económica y de su dependencia de la economía estadounidense. Por su parte, Japón lleva años reconociendo la necesidad de afrontar reformas que finalmente no aplica y que le impiden salir de la espiral deflacionista en que se encuentra atrapado. Esas posiciones, hoy por hoy, permanecen invariables.

En las reuniones del pasado fin de semana se ha dado un fuerte respaldo al plan de la subdirectora del FMI, Anne Krueger, para el establecimiento de un mecanismo de reestructuración de la deuda de los países emergentes. Al hilo de las duras experiencias de Brasil y Argentina, Krueger ha recabado importantes apoyos de los miembros del organismo para sacar adelante el plan, que pasaría por establecer una cláusula de acción colectiva en las emisiones de deuda soberana que diera garantías a los inversores de una mayor facilidad de cobro. Pero el camino hasta su puesta en marcha, si se produce, es aún demasiado largo, y los efectos secundarios para los países emergentes, demasiado costosos, porque encarecerá el dinero prestado. Mientras tanto, las crisis argentina y brasileña se van extendiendo por toda América Latina y ya incluso fuera de la región -Rusia ha suspendido una emisión de bonos por la penalización que impone el caso de Brasil a todos los países emergentes-, como ya sucediera en las crisis asiática y rusa de 1997 y 1998, respectivamente. Del mecanismo para la prevención de crisis que se esgrimió entonces se sigue sin tener noticias.

Archivado En

_
_