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Agricultura

Wolfensohn reclama el fin de los subsidios al campo

El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, pidió ayer en la sesión de clausura de la cumbre del FMI y de la institución que preside, que las naciones ricas tienen que empezar a tomar las acciones en las que se han comprometido en diferentes foros de esta naturaleza y sobre todo 'establecer un calendario fijo' para la eliminación de los subsidios a las agriculturas nacionales'.

'Se que hay mucho que hacer por parte de los países ricos sin esperar a que se implemente Doha (las cláusulas de libre comercio). Les pido que actúen antes', dijo Wolfensohn. Según el presidente del Banco Mundial los subsidios en la agricultura en los países ricos suman mil millones de dólares al día lo que está limitando el desarrollo en los países pobres. Para Wolfensohn las naciones más desarrolladas tienen que aprovechar la oportunidad de la cita del la Organización Mundial de Comercio (OMC) que se celebre en 2003 en Cancun para llegar a un claro compromiso en la cuestión de los subsidios, pero quisiera incluso que 'se actuara antes'.

No hay muchas posibilidades de que la sugerencia de Wolfenshon sea bien recibida a pesar de las buenas palabras que dominan los comunicados oficiales. Los hechos hasta ahora no hacen más que mostrar lo contrario.

A raíz del reciente anuncio de Brasil de demandar ante la OMC a Estados Unidos por sus subvenciones al algodón, Intermon-Oxfam hizo público un informe en el que explica que los productores de algodón estadounidenses reciben 3.900 millones en subsidios , un tercio de lo que se dedica a ayudas para África. La administración Bush ha adoptado recientemente un gran paquete de subvenciones a su agricultura.

Tribunal de bancarrotas

A pesar de los reproches a los países ricos, Wolfensohn dijo estar en desacuerdo con las críticas de los países más pobres sobre la insuficiencia de las ayudas al tercer mundo. El presidente del Banco Mundial destacó que los EE UU y Europa han comprometido 12.000 millones en ayudas en los próximos tres años.

Pero en esta cumbre no sólo se ha hablado de donaciones, también de créditos y en relación con las reformas en la política crediticia y la declaración de bancarrotas.

Los países del G7 y el FMI han dado su apoyo a un plan que renovará el mercado de los bonos en los países emergentes. Se trata de que todos los bonos de los mercados emergentes incluyan una cláusula llamada de 'acción colectiva' que detalle qué mecanismos se deben poner en marcha en el caso de que una nación suspenda pagos.

No se trata de una idea nueva y de hecho algunos países ya han incluido estas cláusulas en sus últimas emisiones sin embargo la idea ha cobrado más protagonismo tras el colapso argentino. Ni a los países emergentes ni Wall Street están felices con la idea y la banca cree que no ha lugar a una entrada del FMI en este negocio.

El Fondo también quiere avanzar en la idea, que se volverá a revisar en abril, de crear un tribunal internacional de bancarrotas para dilucidar qué se debe hacer cuando un país suspende el pago de su deuda.

El director del FMI, Horst Köhler, asegura que estos mecanismos no minan la cultura crediticia mundial sino que actúan como un mecanismo de mejor prevención de las crisis.

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