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América latina

La entrada de capitales se frena en toda la región

En los años noventa América Latina vivió una oleada de flujos de capitales extranjeros atraídos por la estabilidad y las reformas logradas. La apertura comercial y de la cuenta de capitales, junto con el proceso de privatizaciones de empresas públicas, impulsaron el crecimiento de las manufacturas, la entrada de la banca internacional y de operadores internacionales en los sectores eléctricos y de telecomunicaciones.

Este proceso se frenó drásticamente a partir de 2000. El adverso entorno económico internacional, la acentuación de la crisis argentina y la incertidumbre política regional causaron demoras e incluso la cancelación de muchos proyectos.

La inversión extranjera directa en la región cayó a 40.000 millones de dólares el pasado año, muy por debajo de la media de 73.000 millones de dólares entre 1997 y 1999. Argentina, Brasil y México son los países más afectados pues esos mercados nacionales habían sido, justamente, los escenarios de las grandes inversiones de las empresas transnacionales en los años anteriores.

La inversión extranjera directa cayó a 40.000 millones de dólares el año pasado, frente a un promedio de 73.000 millones entre 1997 y 1999

Brasil sigue siendo el favorito de los inversores extranjeros pero los flujos están desalentados por la crisis de la vecina Argentina y por el abandono por parte del Gobierno de la agenda de privatizaciones. Existe un gran potencial en los sectores de las telecomunicaciones e Internet y de la energía eléctrica, pero la materialización de proyectos con capital foráneo dependerá de la capacidad del próximo Gobierno para retomar el avance de la agenda de privatizaciones.

La reforma a la legislación de inversión extranjera directa en el sector financiero mexicano desató voluminosas adquisiciones en los últimos años. La compra del grupo financiero local Banamex Accival por parte de Citigroup, convirtió a México en el primer receptor de inversión extranjera directa de la región en 2001. Los sectores eléctrico y petroquímico deberán permitir nuevas entradas de capital extranjero, si es que el Gobierno del presidente Vicente Fox logra convencer a los partidos opositores para acelerar la liberalización de estos sectores.

Chile es el único país donde que mantiene la inversión por su estable situación política y económica, todo lo contrario a lo que ocurre en Venezuela, Ecuador, Colombia y Perú.

Pese a que las divisas latinoamericanas han mostrado fuertes caídas en las últimas semanas, el sol peruano y el peso argentino han escapado a esta coyuntura. La fortaleza del sol se apoya en los sólidos indicadores de crecimiento del país, mientras que en Argentina, el mantenimiento del peso en el rango de 3,6-3,7 pesos por dólar se debe a una fuerte intervención en el mercado cambiario. Las proyecciones son pesimistas para el peso argentino, mientras que el sol debería poder mantener sus niveles actuales.

A lo largo de las últimas semanas hemos señalado que el comportamiento de las divisas latinoamericanas se estaba caracterizando por la ausencia del denominado efecto contagio. Las últimas encuestas sobre los resultados electorales en Brasil, que apuntan a la posibilidad de que Luiz Inácio Lula da Silva no necesite una segunda vuelta ha reabierto el debate sobre las medidas que pueda adoptar una vez que inicie su mandato. El real, que la semana anterior ya había sufrido una depreciación del 9,5%, vuelve a marcar nuevos mínimos al alcanzar las 3,75 unidades por dólar. El resto de divisas latinoamericanas también han sufrido, esta vez sí, un elevado contagio, tal como viene ocurriendo desde inicios del mes de septiembre (la ausencia de movimiento del peso argentino no es significativa ante la falta de liquidez en ese mercado). Las divisas chilena y mexicana marcan mínimos históricos al situarse en 750 pesos chilenos por dólar y 10,30 pesos mexicanos por dólar, en un movimiento afectado además por las mayores posibilidades de que estalle un conflicto en Irak.

Aquí encontramos otro elemento diferencial. Si la semana pasada comentábamos que el Banco de Chile está relajando su política monetaria a pesar de la caída del peso, el Banco de México ha optado por retirar más dinero del mercado secundario con el fin de preservar el cumplimiento de su meta de inflación para 2003, situada en el 3%. Vuelve a generarse la duda de si los bancos centrales deben subir los tipos de interés, ante el escaso impacto que tienen en las cotizaciones y el riesgo que producen en la evolución de la demanda interna.

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