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Alemania

Schröder y Stoiber buscan aliados para volcar la balanza electoral

Nadie espera mayorías absolutas dentro de dos días, cuando 61,2 millones de ciudadanos alemanes acudan a votar un nuevo Gobierno, al igual que también se descarta un alto nivel de abstención. El canciller Schröder sigue teniendo grandes posibilidades de repetir mandato cuatro años más, ya que la intención de voto es en todos los länder casi idéntica a la de 1998.

Así, los dos grandes partidos se afanan estos últimos días en tender puentes a sus posibles aliados. En las filas socialdemócratas se cuenta seguro con un nuevo apoyo de sus actuales socios de gobierno, los Verdes, que además aportan un gran tirón electoral gracias a la figura de Joschka Fischer (el ministro de Exteriores). Sin embargo, no está tan claro lo que harán los liberales (FDP), cuyo líder, Guido Westerwelle, sueña con superar en dos puntos el 7% raspado que le auguran las encuestas.

Ante el silencio de esta pequeña formación, que se define a sí misma como 'el partido de la burguesía descontenta', sobre su socio preferido de Gobierno, el propio candidato democristiano ha tenido que recurrir a una llamada de auxilio para que estén a su lado tras el cierre de las urnas. 'Haríamos un buen equipo', asegura Edmund Stoiber en una entrevista que el semanario Stern publica en su próxima edición. 'Independientemente de los contenidos, Westerwelle trae consigo el mundo vital de su generación'.

Los conservadores de la Unión Democristiana están desorientados por el giro que han dado los sondeos en poco más de un mes. El 1 de agosto, cuando las calles aún no estaban empapeladas con miles de carteles, entre las filas conservadoras se atrevían a hablar, exultantes, de una posible mayoría absoluta de la CDU.

Aquel día comenzó en realidad la carrera electoral para el canciller Schröder, cuando su director de campaña, Matthias Machnig, le puso encima de la mesa unos datos que presagiaban lo peor. El Instituto Forsa, próximo a la izquierda, auguraba un 35% de votos al Partido Socialdemócrata (SPD), cinco puntos por debajo de los democristianos.

Había que dar un giro a las encuestas, y, en ese sentido, Schröder jugó perfectamente las cartas que le brindaron dos acontecimientos inesperados: las inundaciones y un eventual ataque a Irak.

El cansancio del electorado, harto de escuchar el discurso derrotista de Stoiber, centrado en los cuatro millones de parados y en la pésima marcha de la economía, hicieron el resto: las últimas encuestas sitúan al SPD con un 40%, tres puntos por encima de los democristianos. 'Cánticos apocalípticos crean profetas, pero no un canciller', escribía ayer Michael Naumann, analista político del diario Die Zeit.

Geográficamente, los estrategas de los dos grandes partidos y los analistas políticos están de acuerdo: las elecciones se decidirán en el Estado de Renania del Norte Westfalia, el land más poblado y que aporta 13,3 millones de electores. Desde hace cerca de 36 años gobierna el SPD en la región, centro industrial del país. Pero de no conseguir en su feudo más del 46% de los votos, los socialdemócratas perderían el Bundestag, como así ha ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial.

Stoiber ya no es visto sólo como 'el bávaro' en aquel land, donde ha intensificado estas semanas su campaña. Quizás por eso se muestre tan seguro de ganar las elecciones. 'Respiramos tanto optimismo como no hemos conocido desde los años setenta', aseguró hace unos días. Un analista político se atrevió a recordarle que, si bien es cierto que entonces la CDU obtuvo muy buenos resultados, la realidad es que no logró colocar en esa década ni un solo canciller en el Bundestag.

Los comunistas miran hacia los Estados del Este

 

En la sede del Partido del Socialismo Democrático (PDS), en la Casa de Karl Liebknecht, se respira preocupación ante los últimos sondeos de intención de voto, que arrojan un 4,5% para el partido heredero de los antiguos comunistas de la RDA.

 

 

 

 

 

 

 

Pero sus dirigentes hacen referencia a lo que ocurrió en 1998, cuando las encuestas también decían que no iban a superar el 5% necesario para obtener representación parlamentaria y sin embargo lograron entrar en el Bundestag con un 5,1% de los votos.

 

 

 

El nuevo lema de los comunistas ('Quien no quiera a Stoiber y quien no confíe en Schröder, que vote PDS'), convence a muy pocos, sobre todo fuera de los Estados del Este.

 

 

 

Lo que es seguro, pase lo que pase el domingo, es que los comunistas tendrán que replantearse su futuro y elegir entre una de las dos líneas que se enfrentan internamente: reforzar la cooperación con el SPD para sustituir a los Verdes en futuras coaliciones o bien decantarse por la 'línea dura' y volver a los ideales socialistas.

 

 

 

Schröder podría recurrir a ellos en el caso de que los Verdes no obtuvieran el 7% deseado, pero por ahora esa opción aparece muy poco en el discurso del canciller. En los cinco länder de la antigua RDA (Turingia, Sajonia, Mecklenburgo Pomerania, Brandenburgo y Sajonia Anhalt), con las tasas de paro más altas de Alemania, también podría cosechar un buen resultado el Partido Democristiano. Ya en 1998 logró resultados bastante cercanos a los socialdemócratas, y en Sajonia incluso les superó.

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