Los expertos advierten del 'efecto hamburguesa' en Estados Unidos
Luego vinieron más, como el efecto samba (Brasil), el efecto tango (Argentina) o la fiebre amarilla (crisis del sureste asiático).
La secuencia de las crisis apenas varía de unas economías a otras. La sobrevaloración de las monedas locales, la inflación descontrolada de los activos, el endeudamiento de las familias, la caída del ahorro, la dependencia del dinero externo y el aumento paulatino de los déficit llevan a los países a correr a ciegas (etapa de blind run, que definen los anglosajones) para terminar en una fase sin final (dead end, en acepción anglosajona), que es lo que estaría pasando desde principio de año, por ejemplo, en Argentina.
Cuando este análisis, que es el reconocido por todas las escuelas de economía del mundo, se hace con países emergentes, los cátedros aplauden y asienten con la cabeza. Cuando, como sucede ahora, algunos analistas de prestigio se atreven a salir de la manada y a estudiar con detenimiento lo que sucede en Estados Unidos, las cosas cambian y muchos dan la espalda.
Hay expertos, así, que advierten del curso de los acontecimientos económicos en Estados Unidos y de las consecuencias, tan graves como imprevisibles, que tendría el efecto hamburguesa, que es el producto elegido para apodar el fenómeno.
Las condiciones que abocaron a Latinoamérica o al sureste asiático a una corrección brutal, más allá de una cura de adelgazamiento física y psicológica, son hoy tangibles en Estados Unidos. Greenspan, por cierto, ya ha avisado del fenómeno.
El deterioro de los mejores mimbres de la economía coincide, además, con unas Bolsas sobrevaloradas, con multiplicadores de 40 veces para el S&P 500. Las referencias empresariales conocidas en las tres últimas semanas no ayudan. Es más, empeoran las expectativas, porque un tercio de las empresas han anunciado que tendrán resultados trimestrales peores que los del trimestre pasado.
Es la entrada constante de flujos externos la que mantiene en flotación el gran globo de Wall Street, porque el dinero se invierte ahora en acciones. Hace 25 años, el dinero que llegaba del exterior se colocaba en bonos a 30 años. ¿Qué pasará cuando disminuyan o fallen los flujos exteriores?
El abandono de la ópera bufa
En la coyuntura actual se repite gran parte de las bufonadas de antaño. Determinados bancos de inversión estadounidenses han decidido, por enésima vez, mirarse el ombligo. Desde comienzo de año reiteran la sobrevaloración de muchas acciones de la zona euro a la vez que aconsejan la compra de acciones en Wall Street.Los bancos y Telefónica, que son los que más ponderan en los índices nacional, están presionados en los últimos meses por recomendaciones negativas de estos bancos, con constantes revisiones a la baja de los precios objetivo. Imposible levantar cabeza. Son muchos los gestores, inversores, analistas y profesionales del mercado los que han decidido abandonar el barco de las Bolsas por una larga temporada, cansados de seguir escuchando la ópera bufa. Los multiplicadores (PER) del S&P 500 siguen en niveles de 40 veces, frente a promedios entre las 16 y las 20 veces de las principales Bolsas europeas. Antaño, estos grandes bancos enterraron el término PER que ahora muchos quieren resucitar. ¿Quién ganará la batalla?