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Perú
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Toledo resiste la presión social contra su política económica

Perú ha sido la economía más dinámica de la región en el primer semestre del año y casi con seguridad lo será en 2002. En un contexto altamente negativo un crecimiento superior al 3% debería significar que la gestión de Alejandro Toledo podría ser calificada de exitosa. No obstante, los niveles de popularidad del presidente peruano se encuentran en mínimos: sólo un 16% aprueba su gestión.

En gran medida esta situación se debe a que el crecimiento económico no se ha traducido en un mayor bienestar para la población. La puesta en marcha del complejo minero Antamina, por sí solo, debería aportar un 60% del crecimiento económico de este año. Como toda actividad primaria no tiene un importante efecto multiplicador sobre la economía, es decir, no crea actividad ni empleo en otros sectores, a diferencia de las actividades manufactureras. Por esta razón el desempleo en Perú se mantiene en el 9%, la misma cifra que cuando asumió Toledo en julio de 2001.

Otro factor ha sido el mal manejo de las privatizaciones. El principal problema surgió cuando se decidió dejar en concesión las eléctricas de la región de Arequipa, cuando Toledo se había comprometido en la campaña a no privatizarlas. Tras fuertes disturbios sociales se tuvo que paralizar el proceso y la decisión está ahora en manos de la justicia. Para darle un nuevo aire a su mandato, Toledo hizo crisis de gobierno en junio. Se temió que el presidente podía sucumbir a las presiones populistas. Pero el Gobierno ha reaccionado con recortes del gasto a los menores ingresos por privatizaciones y las bajas recaudaciones tributarias de los primeros meses del año.

Asimismo, el presupuesto presentado al Congreso para 2003 es austero (contempla un aumento de 0,6% del gasto primario) y descansa en supuestos creíbles. Así, los déficit fiscales de 2002 y 2003 deberían mantenerse en las cifras acordadas del 2,2% y 1,9% del PIB, respectivamente. Para 2003 las proyecciones de crecimiento son optimistas (se espera un crecimiento de 3,4%), los sectores relacionados con la demanda interna y más intensivos en mano de obra tomarían el relevo, por lo que los indicadores sociales deberían comenzar a cambiar de tono y posiblemente la paciencia de Toledo rinda finalmente sus frutos.

Escasas presiones inflacionistas

 

 

Los mercados cambiarios latinoamericanos han mostrado una acusada volatilidad en lo que va de año. Desde que Argentina abandonara la paridad con el dólar a principios de año, la divisa estadounidense se ha apreciado más de un 260% respecto al peso, aunque en las últimos meses se ha mantenido estable gracias a las intervenciones del Banco Central y al freno de la salida de depósitos del sistema financiero. Sin embargo, esto no ha repercutido en igual proporción sobre los precios, ya que la inflación acumulada en lo que va de año se sitúa en el 38%, cifra relativamente baja en comparación con la depreciación del peso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En Brasil, pese al acuerdo firmado con el FMI y el compromiso de los principales candidatos electorales a cumplir las condiciones de éste, la incertidumbre electoral sigue empujando al alza la cotización de la divisa local que ha superado la cota de los tres reales por dólar. El traspaso de la depreciación del real en 2002 del 30% a los precios ha sido mínimo, ya que la inflación incluso se ha moderado desde el 7,7% en 2001 hasta el 7,5% actual. Lo mismo ha ocurrido en otros países de la región.

 

 

 

 

 

 

 

El bolívar venezolano se visto depreciado en un 86%, mientras que su tasa de inflación se mantiene estable en torno al 20%. Entre los factores que podrían explicar el bajo efecto de la pérdida de valor de las distintas divisas sobre los precios, destaca la debilidad de la demanda interna dada la difícil situación económica por la que atraviesan estos países. Esto ha contrarrestado las presiones inflacionistas procedentes de las depreciaciones de las divisas locales.

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