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América Latina
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El principal riesgo de México es la falta de reformas, no el crecimiento

Aunque la administración de Vicente Fox tiene asignaturas pendientes, mayoritariamente en el plano político y social, es juicio justo afirmar que la economía mexicana ha enfrentado con gran fortaleza la crisis económica y financiera global y sobre todo la de su mayor socio comercial, Estados Unidos. El crecimiento de un 2,1% del PIB en el segundo trimestre del año rompe con una racha de seis trimestres negativos y da un respiro al país. No obstante, queda claro que la recuperación es incipiente y todavía débil y está sujeta a la dubitativa evolución de la economía estadounidense.

A pesar de las turbulencias financieras en los últimos meses, los fundamentos económicos se han mantenido firmes. La inflación sigue a la baja y ha redundado en menores tasas de interés, siguen entrando flujos de inversión directa, los cuales son de mayor calidad y permanencia, el déficit de la cuenta corriente se mantiene en niveles manejables y el tipo de cambio no ha sufrido gran volatilidad.

Este año, México se ha beneficiado del alto nivel del precio del petróleo para parcialmente compensar la menor recaudación impositiva fruto de la desaceleración en la actividad. Aunque el repunte en la cotización del petróleo beneficia a las finanzas públicas, un posible enfrentamiento bélico en Oriente Próximo tendría efectos adversos, ya que generaría una contracción de la demanda externa.

La solución para sanear a largo plazo las cuentas públicas mexicanas viene de la mano de una reforma fiscal integral que Fox aún no ha logrado. Mientras que la administración no logre captar más recursos, ésta no podrá invertir en el monto requerido para infraestructura, salud y educación.

El Congreso entra ahora en un nuevo periodo legislativo marcado por el intento de aprobación de una reforma del sector eléctrico frustrada por la oposición del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Avances con el PRI

Para sorpresa de muchos, en las últimas reuniones se puede atisbar una apertura al diálogo y aumenta la probabilidad de que una reforma eléctrica con cambios constitucionales obtenga apoyo no sólo entre los legisladores del Partido de Acción Nacional (PAN, partido oficial) sino también entre suficientes priístas, para ser aprobada.

Sería optimista pensar que la oposición aceptará la propuesta de la reforma tal y como la ha presentado Fox, y seguramente se verán modificaciones al texto, sin embargo existe una mayor intención de colaboración. La discusión de la reforma comienza en septiembre, pero no es evidente aún que los actores políticos tengan incentivos para votarla antes de diciembre.

La agenda de discusión sobre reformas estructurales se verá quizás ensombrecida por la discusión estacional sobre los presupuestos para 2003 y las elecciones legislativas de junio próximo. Existen claras indicaciones de que el Gobierno intentará la aprobación de un presupuesto austero en vista de una lenta recuperación económica, con intención de lograr una menor inflación y mejora en las cuentas públicas.

La estabilidad macroeconómica se puede conservar enfatizando lo que hasta ahora ha hecho el Gobierno: mantener la disciplina fiscal y contener la inflación. Sin embargo, a medio y largo plazo la falta de inversión en sectores clave como la infraestructura afectará el potencial de crecimiento de la economía. De ahí la importancia de las reformas estructurales que impulsa el Ejecutivo.

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