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Mercado

La seguridad del ladrillo

Los cuatro fondos inmobiliarios españoles se han convertido en una alternativa rentable frente a la caída bursátil. Las ganancias alcanzan el 7% desde enero

Cuando las Bolsas están de capa caída y las economías muestran síntomas de debilidad, dos categorías de activos hacen las veces de refugio para el inversor que huye de la volatilidad: el oro y los inmuebles. Los últimos meses dan buena cuenta de este fenómeno, que ha convertido a los fondos inmobiliarios en un refugio frente al chaparrón de los mercados, combinando altas rentabilidades con la seguridad intrínseca de este tipo de activos. A estas alturas del año, los fondos inmobiliarios, aquellos que invierten directamente en edificios, acumulan unas rentabilidades que oscilan entre el 4% y el 7%, según los casos. Estos productos, de los que tan sólo existen cuatro en España, se han beneficiado de la actual burbuja inmobiliaria, lo que ha provocado subidas en el precio de los inmuebles del entorno del 10% anual.

'En los últimos años hemos tenido crecimientos muy fuertes', comenta Juan Carlos Maeso, gestor del BBVA Propiedad, el fondo inmobiliario del BBVA. 'Se espera una moderación para los próximos años, pero nuestro objetivo es batir en dos puntos la renta fija'.

Los fondos inmobiliarios son productos muy particulares. No se trata de fondos que invierten en compañías inmobiliarias (que los hay), sino que invierten directamente en inmuebles. Es decir, el fondo compra edificios que luego alquila. Asimismo, una parte del patrimonio se destina a liquidez, a través de la inversión en emisiones de deuda pública. Esta combinación de inmuebles y deuda determina la seguridad que acompaña a estos fondos. 'La peculiaridad de nuestro fondo es que la participación mínima es tan sólo de 60,10 euros, lo que permite que la inversión en inmuebles sea muy divisible y accesible', comenta Maeso.

Ahora bien, a diferencia de los fondos mobiliarios o de los monetarios, los inmobiliarios son bastante menos líquidos. El valor liquidativo de estos productos se calcula mensualmente, y los reembolsos tan sólo pueden realizarse en fechas muy determinadas, que suelen ser trimestrales o semestrales, según los casos. Las comisiones de reembolso, además, son algo superiores a la de los fondos tradicionales. La tasa puede alcanzar el 3% anual, frente al 2,25% máximo de los fondos mobiliarios.

¿De dónde procede la rentabilidad de este tipo de producto? Principalmente de la tasación anual que se hace de los edificios en cartera. La revalorización del edificio en cuestión se reconoce como plusvalía al partícipe. Al mismo tiempo, el fondo gana con los edificios que alquila o vende -es obligatorio mantener el edificio en cartera al menos tres años-, lo cual también se traslada como ganancias al partícipe. Eso sí, son fondos que no suelen pagar dividendo.

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