France Télécom aborda hoy en consejo el plan de salvamento y la salida de MobilCom
El consejo de administración de France Télécom celebra esta tarde una reunión decisiva para el futuro del operador francés de télécomunicaciones, centrada en un plan de salvamento frente a su deuda récord y sus pérdidas del último semestre, así como en el probable abandono de su filial alemana, MobilCom.
La compañía guardaba silencio, pero insistentes filtraciones periodísticas señalaban que el Estado francés, accionista mayoritario de France Télécom, ha dado el visto bueno al abandono del operador alemán de telefonía móvil.
No se conoce la forma en que France Télécom se desprenderá de su participación del 28,5% que compró a Mobilcom por 3.740 millones de euros en el 2000, una operación que en el último año se convirtió en un espinoso problema.
Si el grupo galo confirma hoy su partida, supondrá la quiebra de MobilCom, según los expertos, porque esta operadora no está en condiciones de hacer frente a sus obligaciones financieras.
Mientras, se baraja que France Télécom, que anunciará sus resultados del primer semestre mañana viernes, puede presentar unas pérdidas históricas, de unos 10.000 millones de euros, según fuentes financieras, debido a nuevas provisiones por depreciación de activos y teniendo en cuenta la retirada de MobilCom.
En el 2001, la compañía tuvo unas pérdidas de 8.280 millones de euros, por provisiones excepcionales de 10.200 millones para reflejar la caída de valor de empresas adquiridas a precio de oro en un momento fuerte de la burbuja especulativa bursátil.
Con una deuda récord de unos 70.000 millones de euros, France Télécom afronta obligaciones de reembolso de unos 15.000 millones en el 2003, de ahí la necesidad de un plan de salvamento, objeto de intensas negociaciones desde hace varias semanas con el Estado y los bancos.
Según la prensa financiera francesa, las decisiones aún no están tomadas. El británico "Financial Times" señala que el Estado (con el 55,5% del capital) ha optado supuestamente por la formula más espectacular: una ampliación de capital de 15.000 millones de euros, lo que obligaría al Gobierno a desembolsar unos 9.000 millones de euros para mantener su participación al nivel actual, ya que la ley le prohíbe caer por debajo del 50%.
Esa solución extrema habría sido bloqueada anoche in extremis por los poderes públicos y se siguen barajando otras hipótesis de financiación, que supondrían una menor pérdida para los actuales accionistas y sería menos costosa y más fácil de digerir por parte de los mercados, indica hoy el diario económico "Les Echos".
El presidente de France Télécom desde 1995, Michel Bon, quien en el pasado ha expresado su oposición a semejante ampliación de capital -sería "una masacre para los pequeños accionistas", dijo en junio pasado-, trabajaba aún ayer sobre esas otras hipótesis con el Departamento del Tesoro.
En el Ministerio de Economía y Finanzas, las fuentes indicaban que no hay crisis de tesorería en el operador y que por tanto no se impone con urgencia una solución, indicó el diario. Por otra parte, el futuro de Bon al frente de France Télécom sigue siendo un interrogante.
La semana pasada, filtraciones periodísticas señalaban que su suerte estaba echada y que tenía los días contados.
Pero, según indicaron hoy fuentes oficiales, el Gobierno de Jean-Pierre Raffarin no ha pedido la cabeza de Bon, cuyo futuro dependerá de la estrategia que se decida para el grupo.
En cambio, según el vespertino "Le Monde", la partida de Bon parece asegurada y el actual presidente de Thomson Multimedia, Thierry Breton, supuestamente aceptó reemplazarlo, en una conversación anoche con el ministro de Economía y Finanzas, Francis Mer.