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Incertidumbre

El clima prebélico entre Irak y EE UU condiciona la evolución de las Bolsas

Las cifras raquíticas de actividad económica que se han divulgado en Estados Unidos y en la zona euro en los dos últimos meses son incapaces de soportar, como mal menor, las valoraciones actuales de los mercados de acciones. Economía renqueante es sinónimo de beneficios empresariales a la baja y, por derivación, de empeoramiento de las expectativas bursátiles.

Es, por tanto, la pescadilla que se come la cola y sujeta, en todos los casos, a los vaivenes de los estados de ánimo de los ahorradores. No es ahora el mejor momento de la psicología del inversor, no tanto por el recuerdo de los atentados del 11 de septiembre como por el clima prebélico que se respira en los últimos días y que ha vuelto a provocar alzas importantes del petróleo. Un añadido más, un lastre considerable, a la alicaída economía del mundo.

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12 meses después

Otro de los grandes asuntos de los próximos días será el recuento de la situación un año después de los atentados contra Estados Unidos.

Un ejemplo. Desde el 11 de septiembre de 2001, los bancos de inversión y firmas de valores estadounidenses han despedido a 31.000 trabajadores, según los últimos datos del Departamento de Trabajo de Estados Unidos.

Al mismo tiempo, el desánimo se ha apoderado de Wall Street, que ha conocido el castigo bajista más importante desde 1970, aunque sale mejor parado, como hecho paradójico, que el resto de los principales mercados del mundo en el periodo. Y ello a pesar de haberse visto afectado por una serie amplia de fraudes contables. Se han producido desde entonces, además, 6 de las 10 mayores quiebras en la historia estadounidense: Adelphia Communications, Enron, Global Crossing, Kmart, NTL y Worldcom.

El indicador más seguido por los profesionales en estos momentos es el S&P 500, que arroja pérdidas en el entorno del 20%. Si mantiene la progresión en lo que resta de año, sería la primera vez desde 1941 que este índice cierra tres años seguidos con retrocesos. Los más pesimistas recuerdan que aquel año comenzó la Segunda Guerra Mundial.

Economía y resultados

Una de las cifras que más ha influido de manera negativa en los últimos días ha sido la relativa a la situación de la industria manufacturera. La manufactura estadounidense se estancó en agosto, al caer los pedidos por primera vez en nueve meses y aminorar la producción, indicios de que la recuperación económica podría estar titubeando.

La merma de los pedidos nuevos es una advertencia de tiempos venideros peores, según los mejores analistas de Wall Street, que consideran, también, que la industria estadounidense ha perdido mucho impulso en los últimos meses. Así, este índice ISM se mantuvo en 50,5 el mes pasado, menos de lo previsto y menos que el promedio de 53,8 de los primeros siete meses de este año.

Este hecho coincide en el tiempo con la presentación masiva de advertencias sobre resultados del tercer trimestre, que se conocerán el mes que viene. Es la liturgia especial de Wall Street y así hay que tomarla, porque las advertencias mueven los índices de las Bolsas a velocidad de vértigo.

Hasta ahora, la relación de empresas que advierten de resultados peores de lo esperado es de 2,2 a su favor, lo que hace presagiar que las caídas de las Bolsas estadounidenses continuará en las próximas semanas.

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