La economía social en Europa
Entre la economía pública y la economía privada podemos situar el que en Europa se conoce como sector de la economía social. En un trabajo de investigación que realicé en 1990 para el Centro de Investigación de la Economía Pública Social y Cooperativa de España (Ciriec), ubicado en la Universidad de Valencia, aparece la primera delimitación conceptual de dicho sector, basada en el análisis del comportamiento de los agentes económicos.
En torno a tres grandes familias se estructura la economía social: las cooperativas, las mutualidades y las organizaciones no lucrativas; las dos primeras constituyen el núcleo clásico de la rama del mercado de la economía social y la otra el sector de no mercado.
Estos indicadores muestran la importancia que la economía social de mercado tiene en España más de 170.000 empresas, casi 10 millones de socios, proporciona más del 6% del empleo y el 5,9% del valor añadido de la economía de mercado, además del 4,5% de la formación bruta de capital fijo.
En épocas de crisis las empresas de la economía social apenas disminuyen su empleo, llegando incluso a reducir los salarios de los trabajadores para mantenerlo y hacer viable la empresa, una prueba más de la solidaridad que practican.
En cuanto al sector de no mercado de la economía social, es difícil precisar su importancia económica dada la disparidad de las fuentes de información, la no actualización de los datos y la falta de acuerdo en cuanto a la delimitación científica del sector, como prueban las grandes discrepancias que se dan entre los escasos estudios realizados.
No obstante y con objeto de tener una visión de conjunto de toda la economía social, diremos que su importancia se mueve en las siguientes cifras (entre las que hemos incluido la estimación efectuada para la economía social de no mercado): cuenta con 410.000 entidades, genera el 10% del empleo y el 8% del valor añadido de la empresa, además del 6,7% de la formación bruta de capital fijo y tiene más de 20 millones de socios. Se trata de un lobby dormido al que la Administración española no le dedica la atención que por su importancia económica y social merece.
Con la nueva frontera de la economía social, el Ciriec-España, con la colaboración del Instituto Klein de la Universidad Autónoma de Madrid, se ha planteado una investigación que comprenda tanto el sector de mercado como el de no mercado, así como los grupos de la economía social.
Se trata con esta investigación de conocer la situación de la economía social en la actualidad, tanto comparativamente con el conjunto de la economía como de su estructura interna (sistemas de organización para la toma de decisiones, productividad, competitividad, servicios suministrados a la colectividad en aplicación del principio de subsidiariedad, financiación, etcétera).
Y se trata de conocerla con un alto grado de desagregación, que permita elaborar, como una de las partes de la investigación, las cuentas satélites de la economía social, tal y como aconseja el Sistema Europeo de Cuentas Económicas (SEC-95) para el análisis del comportamiento de los agentes.
Coincidiendo con la presidencia española de la Unión Europea se ha celebrado en Salamanca, a finales de mayo del corriente año, la Cumbre Europea de la Economía Social, siguiendo la tradición de otras presidencias europeas. A ella asistieron representantes de España, Bélgica, Grecia, Francia, Italia, Luxemburgo, Austria, Portugal, Finlandia, Suecia y Reino Unido.
España presentó, en cuatro idiomas, un informe de síntesis sobre la economía social en el país en 2000, cuya elaboración fue dirigida por el profesor Monzón y por el autor de estas líneas, como componentes del Ciriec-España.
En los debates habidos en el desarrollo de las ponencias se pusieron de manifiesto las respuestas dadas desde la economía social a la prioridades de la Unión Europea marcadas desde la Cumbre de Lisboa.
Al problema del empleo, la economía social responde generando puestos de trabajo de mayor estabilidad y de mayor calidad y con un crecimiento más alto que la media del conjunto de empresas; al fomento de la capacidad emprendedora y empresarial, lo hace ofreciendo fórmulas empresariales adecuadas para el desarrollo del espíritu y la capacidad del emprendedor; a la cohesión e inserción social, mediante el trabajo asociativo o cooperativo para la integración laboral y social de personas y grupos en riesgo de exclusión por sus especiales dificultades.
A las nuevas necesidades sociales, este tipo de economía responde superando insuficiencias de protección social adecuada a necesidades específicas, para las que la economía social es idónea en la cobertura complementaria de los servicios no cubiertos por la protección tradicional.
En cuanto a los efectos de la globalización económica, la economía social responde impulsando la globalización de la solidaridad, vinculando el crecimiento económico a la cohesión social, impulsando en las empresas la aplicación del principio de su responsabilidad social.
La Conferencia Europea de Salamanca puso el acento en la eficiencia económica y la equidad, como objetivos inseparables para construir una Europa unida. Se acordó que la acción instrumental para conseguir tales objetivos debería tener presente:
Que el objetivo es la igualdad en las oportunidades, en el acceso a los servicios sociales y al empleo.
Que entre los grupos en riesgo de exclusión existen diversidad de tipologías.
Que el acceso al empleo se considere como pieza clave de la inserción social.
Que debería intensificarse la atención a la situación de las mujeres, para promover su igualdad efectiva y su plena integración social.
Tanto los poderes públicos como la economía social deberían dirigir sus esfuerzos para la consecución de los objetivos en la forma siguiente:
En lo que se refiere a la economía social:
Generando redes coordinadas que faciliten a las empresas de la economía social una mayor eficacia en su acción de inserción social.
Creando representaciones unitarias e integradas que superen el individualismo de sus partes.
Creando un sistema fiable de datos estadísticos.
Profundizando en la especialización de sus empresas para lograr mayor eficacia.
Esforzándose en superar sus problemas de fragmentación con empresas de mayor capacidad y más profesionalizadas en su gestión técnica, con una financiación más estable y con una mayor participación de recursos propios.
Intensificando sus esfuerzos hacia las acciones de partenariado.
Esforzándose en la expansión del principio de responsabilidad social de la empresa.
Y en lo que se refiere a los poderes públicos:
Sistematizando la publicación de los datos, que permitan un seguimiento de la evolución de los desequilibrios sociales.
Estableciendo un sistema de datos que mida objetivamente la evolución de la economía social.
Proporcionando financiación adecuada y desgravaciones fiscales para que la economía social pueda cumplir sus responsabilidades de interés general.
Fomentando las buenas prácticas y los trabajos conjuntos para hacer más viable la economía social.
Haciendo factible que la economía social disponga de instrumentación jurídica a nivel europeo (Reglamentos de la Sociedad Cooperativa Europea de las Mutualidades Europeas y de las Asociaciones Europeas).