Brasil no es el caso de Argentina
Los que tenían dudas sobre el apoyo del Gobierno de Estados Unidos, que es el que influye en el Fondo Monetario Internacional, a Brasil no tienen ahora ninguna tras la decisión de conceder una nueva línea de crédito de 30.000 millones de dólares, de los que el 80% serán satisfechos el año que viene.
Con esta decisión se consiguen varios efectos psicológicos, que tanto influyen en la evolución de los mercados. Se ataja y corrige, primero, el efecto contagio derivado de la situación en Argentina. Asimismo, se traslada en el tiempo, a 2003, el envío mayoritario de fondos. Se mantiene el palo y la zanahoria, también, hasta que se celebren las elecciones generales y, entre otras cosas, se evitarán movimientos especulativos en los primeros compases del año que viene, porque los desembolsos prometidos coincidirán entonces con los mayores vencimientos de la deuda brasileña.
Desde que comenzó a principio de junio el ataque al real brasileño, los analistas más sesudos del mercado señalaron lo peligroso que resultaría jugar con el fuego de Brasil, porque Brasil no es Argentina. Los analistas prestigiosos no dudaban del plan de ayuda que orquestaría, mejor antes que después, la Administración Bush con el sostén del Fondo Monetario Internacional.
La razón es muy fácil, de parvulario, por eso no se explica el empeño de agitadores y expertos por vincular las dos economías. Brasil no es Argentina, porque la exposición en el país no es casi exclusiva de España, como sucede en Argentina. En Brasil confluyen muchos intereses españoles, pero también estadounidenses, holandeses, franceses, alemanes e ingleses. Otros argumentos, en fin, no son relevantes.
La pelota del riesgo vuelve de nuevo a estar en el tejado argentino, con la novedad, a todas luces, peligrosa de no haber sido tratada como otros países de la zona.