Berlín y Londres apoyan la reforma de la PAC frente a Madrid y París
Los ministros de Agricultura de la Unión Europea debatieron ayer por primera vez la propuesta de reforma de la política agrícola común presentada por la Comisión Europea el pasado día 10. Y por primera vez lo hicieron ante la opinión pública, después de que el Consejo Europeo de Sevilla decidiera celebrar ante las cámaras de televisión la primera y última sesión (en la que se vota) de cada debate. Las diferentes posiciones cristalizaron esta vez en dos bandos, en los que Alemania y Francia se enfrentaron abiertamente.
El ministro español, Miguel Arias Cañete, endureció seriamente sus tesis contrarias a la reforma y acusó a la propuesta de Bruselas de 'conducir, inevitablemente, a una renacionalización de la PAC'. Cañete alertó sobre las imprevisibles consecuencias en cuanto a 'la gestión de ordenación sectorial y territorial de la agricultura' y expresó su 'inquietud' ante lo que puede suponer 'un experimento peligroso, en el que sea muy difícil posteriormente corregir los efectos'.
El Ministerio de Agricultura calcula que España perderá 290 millones de euros como consecuencia de la revisión de la PAC, lo que afectará a los ingresos de 376.000 agricultores, casi todos ellos activos en el sector del cereal.
El ministro francés, Hervé Gaymard, secundó la posición española y consideró 'indispensable' un estudio previo sobre el impacto del nuevo modelo agrícola, que desvincula las ayudas a los agricultores de la producción. 'Sólo así podremos comenzar a discutir sobre una base seria. No se compromete el futuro de millones de agricultores y de regiones enteras partiendo de fundamentos tan livianos'.
La reforma de la PAC mereció, en cambio, los parabienes de la ministra alemana, Renate Künast, que reivindicó la maternidad de buena parte de las propuestas del comisario europeo de Agricultura, Franz Fischler.
La reducción anual de las ayudas directas, en concreto, y el fin de las ayudas a la producción 'se corresponden a las orientaciones de nuestro documento', afirmó Künast, un texto 'en el que a principios de año presentamos nuestra postura'.
La ministra alemana defiende una especial atención para los cultivos que en ciertas regiones ayudan a mantener el paisaje, y una penalización para los tipos de explotaciones que no encajan con las condiciones climáticas de determinadas zonas. La transformación en regadío de amplias extensiones de secano responden a ese modelo que Berlín no desea subvencionar.