El Ibex cierra su peor semestre de los últimos doce años
La Bolsa española cerró ayer un semestre para olvidar con una sesión para la esperanza. El Ibex 35 se apuntó un ascenso del 3,24%, que deja el resultado de la semana en tablas. Aunque 31 de los 35 valores del índice subieron, el rebote de ayer se concentró en los valores de tecnología, gracias a lo cual el índice del Nuevo Mercado avanzó un 5,88% en la sesión. Las acciones de Terra, Zeltia, Amadeus, Telefónica Móviles y Unión Fenosa se revalorizaron más de un 6% en el día.
Eso no impide que la Bolsa encadene su quinto semestre consecutivo a la baja y el peor desde la segunda mitad de 1990, cuando la invasión de Kuwait provocó el desplome de las cotizaciones. El descenso en seis meses es del 17,68% y las pérdidas desde el máximo de 12.968,5 puntos que llegó a tocar el Ibex 35 en la sesión del 7 de marzo de 2000 son del 46,7% en poco más de dos años. Aquéllos eran máximos de la época de la burbuja. Tras ella, llegaron diversas oleadas de la crisis de la tecnología y las telecomunicaciones, se fue agravando hasta estallar la crisis argentina y se produjo el ataque terrorista contra Estados Unidos.
Las Bolsas mundiales se recuperaron con fuerza y rapidez después de los atentados gracias a la gasolina que suministraban las bajadas de tipos de interés y a las perspectivas de una recuperación económica más rápida, pero toda una serie de nuevos factores adversos han frustrado ese rebote alcista y han devuelto a los índices a los niveles más bajos desde septiembre. Hay un empeoramiento de las previsiones de resultados, pero, sobre todo, un incremento de la prima de riesgo derivado de la crisis de confianza que ha golpeado a los mercados en todo el mundo.
¢La Bolsa española no ha sido ajena a este descenso global de los mercados. Porque un tema que tenemos que tener muy claro en estos momentos es que se trata de un problema global: los inversores desconfían. La confianza es la base fundamental de cualquier inversión, y más en el caso de la inversión en Bolsa, que se nutre de expectativas sobre el futuro comportamiento de las empresas. ¿Cuál es el origen de esta desconfianza? Podríamos achacarlo todo al descubrimiento de nuevos casos de contabilidad irregular en EE UU. Seríamos injustos: también se teme a las tensiones en Oriente Próximo, a la posibilidad de nuevos atentados terroristas y, por qué no, al riesgo de un aumento de la inestabilidad en Latinoamérica¢, explica José Luis Martínez, de Citigroup.
En el caso español, las pérdidas se han concentrado sobre todo en el último mes y el factor diferencial decisivo ha sido el contagio de la crisis argentina a otros países de Latinoamérica, especialmente a Brasil. La mayor caída del mes de junio ha provocado que el Ibex sea el de peor evolución entre los índices de los grandes mercados en el primer semestre del año. En el mes, el Ibex 35 ha perdido un 13%, frente a caídas del orden del 9% en París, Francfort y Amsterdam; del 8,4% en Londres y del 7% en Milán. Ni siquiera el Nasdaq (8%) ha tenido este mes una evolución tan negativa.
En el acumulado de 2002, la caída del 17,68% del Ibex también destaca entre los índices de los grandes mercados y supera la del 15,7% del Cac parisino, la del 15,3% del Dax, el 13,7% de Milán, el 10,8% de Londres (un 15,7% en euros) o el 9,3% de Amsterdam, aunque el farolillo rojo europeo es para Helsinki (31%) por el peso de Nokia. En los mercados estadounidenses, y hasta media sesión de ayer, los descensos son del 7%, el 13% y el 24% en el Dow Jones, el S&P 500 y el Nasdaq, respectivamente, aunque las pérdidas medidas en euros crecen hasta el 16%, el 22% y el 32% para los citados índices como consecuencia de la depreciación del dólar.
En todo el semestre, y particularmente en junio, han sido los grandes valores los que han actuado como un lastre demasiado pesado para el conjunto del mercado. Telefónica y el Santander Central Hispano, las dos empresas con mayores inversiones en Brasil, han perdido este mes en torno a una cuarta y una quinta parte de su valor, respectivamente. Repsol, Endesa y el BBVA también han sufrido fuertes pérdidas con Latinoamérica como detonante, si bien hay quienes consideran excesivo el castigo. Merrill Lynch, por ejemplo, señalaba recientemente que valorando a cero los activos latinoamericanos, la valoración por acción del BBVA sería de 11,7 euros para 2002 y 12,3 euros para 2003, mientras que el Santander Central Hispano tendría sin Latinoamérica un precio objetivo de 8,3 euros para este año y 9,1 euros para el próximo. BNP Paribas mantenía la valoración del BBVA en 13,70 euros tras señalar que su riesgo máximo en Brasil supondría sólo 0,27 euros por título.
En cuanto a Endesa, los analistas de Merrill Lynch consideran que ¢la caída en el precio de la acción parece exagerar mucho el riesgo potencial¢. Apuntan que el impacto de la depreciación del real de 2,3 a 2,8 unidades por dólar recortaría sólo un 1,6% la previsión de Ebitda y que el valor de sus activos brasileños representa sólo el 1,5% de su capitalización bursátil. Merrill recomienda fuerte compra señalando el fuerte potencial de más del 40% hasta el precio objetivo de 20,5 euros por acción, la alta rentabilidad por dividendo y el fuerte descuento frente al sector y frente a Iberdrola con mayor riesgo en Brasil.
Con Telefónica, y pese a la fuerte caída acumulada, los analistas se muestran últimamente más cautos, pues en ella ha confluido el impacto de la crisis de Latinoamérica y el de la de las empresas de telecomunicaciones. Goldman Sachs señalaba recientemente como mayores motivos de inquietud la evolución de los acontecimientos en Brasil y la sobrevaloración de Telefónica Móviles (a la que daban un precio objetivo de 4,1 euros por título). Repsol, mientras, ha sido la más afectada en sus resultados por la crisis argentina y se ha visto forzada a vender activos a buen ritmo para reducir su deuda, con predominio de opiniones negativas entre los analistas.
El derrumbe de los grandes valores
Repsol y Endesa han marcado sus precios más bajos desde 1997; Telefónica, sus mínimos desde 1998, y los dos grandes bancos han caído a las cotas de septiembre pasado. Su bajada, y la de otros grandes valores, ha arrastrado a los índices y apenas ha dejado ver que en el conjunto del mercado continuo son casi tres los valores que suben por cada dos que bajan. En el conjunto de Europa, los sectores de tecnología, telecomunicaciones y medios de comunicación han sido los más castigados y sólo los de automóvil, química y alimentación se han salvado de la quema y por los pelos.
¢Nos encontramos en un momento en el que los buenos datos macroeconómicos, preferentemente en Estados Unidos, no parecen tener impacto todavía en los resultados empresariales, variable fundamental del comportamiento de los mercados. Sobre este punto, habría que añadir dos puntualizaciones: en el lado positivo, el incremento de la productividad en EE UU y, por la parte negativa, la pérdida del poder de fijación de precios de muchas compañías.
La clave por tanto será ver cuándo las compañías mantienen sus perspectivas o las revisan al alza¢, indican en Renta 4. ¢Respecto a mercado, seguimos con la misma opinión: aunque no descartamos caídas adicionales en el corto plazo, pensamos que estos niveles son buenos puntos de compra de cara a medio plazo¢, añaden. Sus valores españoles favoritos son Telefónica, ACS, Bankinter, Endesa y Gas Natural.
De cara al futuro, José Luis Martínez recuerda que ¢la desconfianza responde a factores que podrían considerarse como no económicos. Mientras, la economía mundial sigue consolidando la recuperación. Esto nos da esperanzas sobre una progresiva normalización de las Bolsas. El riesgo a vigilar es la influencia que puede tener sobre esta recuperación la propia inestabilidad actual de los mercados.
Además, el inversor español tiene que tener muy presente que la incertidumbre internacional penaliza en mayor medida a los mercados y economías emergentes. Es decir, Latinoamérica puede seguir siendo nuestro hecho diferencial frente al resto de las Bolsas internacionales. Ahora es negativo. Pero sin duda que será positivo en el futuro¢, según José Luis Martínez.
Brasil toma el relevo de Argentina
Latinoamérica ha dado no pocos quebraderos de cabeza a los bolsistas en los últimos meses. Y no parece que la situación vaya a cambiar. En lo que va de año, el peso argentino se ha depreciado un 76% frente al euro; el real brasileño, un 27%; el bolívar venezolano, un 50%, el peso uruguayo, el 30,5%, y el peso mexicano, un 17%, ya que a las caídas frente al dólar se añaden la de esta divisa frente al euro.
La crisis argentina, que estalló a finales del año pasado y comienzos de éste, ha pasado factura a las mayores compañías del Ibex 35, cuyos intereses en aquel país son amplios. Los dos grandes bancos, SCH y BBVA, Telefónica, Endesa o Repsol han sufrido a lo largo de todo el semestre las consecuencias de la fuerte devaluación del peso y la falta de confianza de los inversores. El impacto bruto sobre resultados y recursos propios en las cuentas de cierre de 2001 y la del primer trimestre de 2002 supera los 14.000 millones de euros.
No son pocos los analistas que en los últimos meses habían puesto en duda la posibilidad de un contagio de la crisis argentina a otras economías de la región. Sin embargo, ahí está Brasil para confirmar lo contrario. En un clima global de incertidumbre, la economía brasileña ofrece pocos síntomas para la esperanza. Como en Argentina, el componente político ha afectado a la evolución del mercado, ante las elecciones que tendrán lugar después del verano. El riesgo-país ha subido hasta niveles insospechados (por encima del de Nigeria) y el real brasileño se ha tambaleado en las últimas semanas, ante la posibilidad de que el ganador de las elecciones sea Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores. En anteriores comicios, Lula se hizo notar con planes populistas, como dejar de pagar la deuda, que despertaron los nervios de los inversores internacionales. Aunque esta vez se muestra más pragmático, no ha impedido la caída del real hasta la zona de los 2,80 dólares, el nivel más bajo de los últimos años. El índice Bovespa de São Paolo acumula una caída superior al 40% desde enero.
La crisis se ensaña con las 'telecos'
El sector de telecomunicaciones europeo es uno de los que más están sufriendo la crisis bursátil de los últimos meses. Con una pérdida global cercana al 45% desde enero, las telecos europeas arrastran las mayores pérdidas en lo que va de año, sólo superadas por las compañías tecnológicas, el otro patito feo desde el estallido de la burbuja en marzo de 2000. Telefónica vale hoy menos de lo que llegó a valer Terra y France Télécom, como Jazztel en sus mejores tiempos, lo que da una idea de la cuantía de la crisis en uno y otro sector.
Las operadoras europeas de telecomunicaciones se han visto fuertemente penalizadas por los inversores por la enorme deuda que muchas de ellas acumulan, a raíz de las fuertes inversiones realizadas en los últimos años en las licencias para la telefonía móvil de tercera generación, en las infraestructuras necesarias para desarrollarla y en adquisiciones a precios de burbuja. El retraso en la puesta en marcha de esta nueva tecnología ha colocado a numerosas compañías en una situación muy delicada.
Lo más notorio de las últimas semanas ha sido la rebaja de la calificación crediticia de France Télécom y Orange por parte de Moody§s. La agencia ha situado los bonos de ambas compañías en Baa1, un escalón por encima de los denominados bonos basura. La noticia, conocida esta misma semana, provocaba una sacudida a la acción de France Télécom, que pierde casi un 80% desde el mes de enero.
No es éste, sin embargo, el único frente en el que está lidiando el sector. Los escándalos contables que se están sucediendo en Estados Unidos han aumentado la desconfianza de los inversores. Esta misma semana, sin ir más lejos, el escándalo de la contabilidad tocaba de lleno al sector de telecomunicaciones, al conocerse el fraude contable de Worldcom, la segunda operadora de telefonía de Estados Unidos, por cerca de 4.000 millones de euros. La de Worldcom no ha sido la única. La operadora de redes estadounidense de redes de fibra óptica, Qwest Communications, también se ha visto salpicada por irregularidades en sus cuentas.
El sector de las telecomunicaciones está sufriendo también el impacto de la crisis económica global. Los beneficios de las compañías de telecomunicaciones suelen ir en aumento cuando la economía da signos de bonanza. Pero las incertidumbres actuales no acaban de ayudar al sector.