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Bolsa de Madrid

Las altas valoraciones de Wall Street afectan más a Europa que a EE UU

Hay un debate vivo, para muchos ya un acto de fe más que otra cosa, que comenzó con motivo del crash de octubre de 1987 y que aún perdura. Se trata del divorcio deseado, pero no consumado, entre los mercados estadounidenses y los del resto del mundo. También, de la necesidad de arropar con una coraza a las Bolsas para defenderse de los dardos de Wall Street.

El debate, puro ejercicio filosófico, sigue abierto y, lo que es peor, todo indica que así continuará mucho tiempo más, porque en Estados Unidos manda un sentimiento nacionalista muy alto frente a la dilución que éste refleja en el resto del mundo.

La combinación del nacionalismo con la propaganda, como ya se observó en los atentados terroristas del 11 de septiembre, obra milagros. Por ejemplo, el de exportar los males propios al resto del mundo. Tal es el dislate, que la falsa contabilidad de las empresas que cotizan en Wall Street lastra a las Bolsas europeas más que a las estadounidenses. Las cifras son elocuentes. Junio cierra con caídas promedio en las Bolsas de la zona euro entre el 10% y el 14%, frente a pérdida del 6% del Dow Jones, del 7% en el S&P y del 9% en el Nasdaq.

Hay más. En lo que va de año, el promedio de pérdidas en las Bolsas europeas se sitúa entre el 16% y el 18%. En este periodo, el Dow Jones marca un descenso del 7%; el S&P, del 13%, y el tecnológico Nasdaq, ese sí, del 25%.

El divorcio, por tanto, no no existe y, lo que es peor, Estados Unidos ha aumentado su capacidad de contagio. Aquella frase vieja de que, cuando Wall Street se resfría, el resto de los mercados del mundo coge una pulmonía hoy va más allá. La pregunta que se hacen los observadores más fríos es qué pasará en Europa cuando el Dow Jones inicie la carrera bajista de verdad, por ejemplo, cuando pierda la referencia de los 9.000 puntos y todo apunte a los 8.000.

Hay analistas, muy pocos, como siempre, que mantienen firme su posición y consideran que las altas valoraciones de Wall Street terminarán pasando factura tarde o temprano. Si nos atenemos a los patrones de la contabilidad creativa, dicen estos expertos, el PER medio del S&P 500 está en el entorno de las 27 veces, con resultados previstos para este año. Si las cuentas se hacen como se tienen que hacer, es decir, de arriba abajo y descontando la gran cantidad de apuntes dudosos que se han introducido con motivo del 11 de septiembre, los multiplicadores del S&P 500 superan las 40 veces.

En cualquier caso, los dos modelos son difíciles de mantener en el tiempo. Nada ha cambiado en Wall Street.

La fiebre de los tulipanes y otras más

 

 

Hay que seguir pedaleando, hasta la extenuación, como en una carrera de relevos, porque la bicicleta no puede parar. Hay que seguir soplando para que el globo de Wall Street se mantenga en el aire. Y eso es lo que sucede en los últimos días.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La maquinaria propagandística de Wall Street está bien engrasada y nadie duda de su poder. En las últimas semanas hay páginas enteras, conferencias y análisis públicos sobre los males financieros del momento.

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué se dice en Wall Street? Se acude a la historia financiera, como el mal de muchos, y en ese túnel del tiempo especial se argumenta que los periodos de bonanza siempre han conllevado excesos contables de las empresas y ambiciones especulativas desmesuradas. Los estudiosos recuerdan a los inversores, atónitos y atrapados en Bolsa, que ya en el siglo XVII la especulación febril sobre los tulipanes tumbó los mercados. Vinieron luego más fiebres, siempre con las alzas, como la de las minas de oro, la de los ferrocarriles o la del automóvil. O sea, que lo de ahora es 'lógico y normal'.

 

 

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