Un policía de barrio detiene en Valencia a un presunto etarra
Aitor Maurtua, de 22 años, natural de Bilbao, había huido recientemente de su domicilio vizcaíno por su presunta relación con ETA, organización en la que ingresó hace tres meses.
Un policía de barrio de la localidad de Algemesí (25.000 habitantes) fue alertado por un vecino de que había un coche estacionado en la calle Cardenal Martí desde hacía varios días con la matrícula desprendida. Al acudir a inspeccionarlo, el agente pidió la identificación a tres jóvenes que iban a subirse al automóvil. En ese momento se dieron a la fuga, pero uno de ellos pudo ser detenido con la ayuda de un viandante. Maurtua tenía en su mochila una pistola con 14 balas y un carné de policía.
La inspección del vehículo, que fue robado en Francia hace unos días, fue realizada por miembros del equipo de desactivación de explosivos, después de desalojar las fincas cercanas, incluida una guardería. En el maletero no fue encontrado explosivo alguno, aunque en un principio el alcalde de Algemesí informó que había sido intervenida una bomba lapa.
La policía investiga si el comando de ETA tenía su residencia en la misma localidad de Algemesí y también la posible infraestructura utilizada en otras zonas del litoral levantino.
Esta detención es la segunda operación policial en lo que va de año en la que son detenidos etarras que preparaban la tradicional campaña de verano de la banda terrorista contra intereses turísticos españoles.
Con anterioridad al arresto de Algemesí, la policía descubrió que cuatro de los cinco presuntos miembros de ETA detenidos el pasado 2 de mayo en la ciudad francesa de Niort iban a formar dos comandos para realizar una campaña de atentados, fundamentalmente contra edificios, en Andalucía y la costa levantina. Para ello, los etarras habían alquilado ya un piso en Benidorm y estaban buscando otra casa en una ciudad andaluza.
Los presuntos etarras Anartz Oyarzábal Ubierna, Ángel López Anta, Manex Zubiaga Bravo y Lexuri Gallastegi Sodupe iban a cruzar la frontera a finales del pasado mes de mayo, pero la policía gala desbarató sus planes.
Condena a Urrusolo
La Audiencia Nacional condenó ayer a 103 años y cuatro meses de cárcel al etarra José Luis Urrusolo Sistiaga, por el atentado perpetrado en la casa-cuartel de la Guardia Civil de la localidad malagueña de Torremolinos en 1991, en el que cuatro mujeres resultaron heridas de diversa consideración.
La sentencia condena además a Urrusolo a indemnizar a cada una de las víctimas con 120 euros por cada día de curación, que totalizan más de 7.000 euros, así como a las personas y entidades que fueron objeto de daños materiales.
Según el relato de hechos probados, Urrusolo Sistiaga confeccionó en 1991, después de llevar a cabo la inspección de la casa-cuartel de la Guardia Civil en Torremolinos, un croquis de la zona en el que, con todo detalle, señalaba su ubicación y sus alrededores. En abril de ese mismo año otro activista de la banda perpetró el atentado. Urrusolo perteneció también al comando Madrid de ETA.
Por otra parte, la Fiscalía de la Audiencia Nacional solicitará a las autoridades francesas la extradición de los presuntos etarras Asier Arzalluz Goñi y Aitor Aguirrebarrena, detenidos el pasado día 4 en un control de carreteras en la localidad gala de Aubusson.
El fiscal solicitará la extradición de ambos por su implicación en la explosión de un coche bomba en el cuartel de la Guardia Civil de Agreda (Soria), que causó heridas a la mujer de un agente.