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'Ybarra, sin mencionármelo, solicitó reunirse con Caruana'

En contestación a su petición del pasado 16 de abril de 2002, en la que solicita le informe sobre 'todas las reuniones que haya tenido sobre éste y otros temas de investigación en esta causa, con cualquier autoridad política o económica de España u otros países, detallando el objeto y contenido de la misma, así como los mantenidos con el anterior copresidente, y de ambos con terceros', pongo en su conocimiento lo siguiente:

1. No he mantenido reunión alguna con autoridades políticas españolas ni de ningún otro Estado u organización internacional sobre los hechos objeto de investigación en las diligencias que son instruidas en su juzgado.

2. Con los responsables del Banco de España, gobernador y subgobernador, he mantenido varias reuniones, junto con el que fuera copresidente de BBVA, Emilio Ybarra, para tratar específicamente sobre hechos objeto de la investigación. Estas reuniones, ocurridas en el año 2001, son descritas con más detalle posteriormente. Además, he mantenido contactos regulares con dichas autoridades como presidente de una entidad sometida a su supervisión, en los que se ha tratado la evolución del negocio del banco y la situación económica española e internacional, singularmente la argentina.

3. Con Emilio Ybarra he mantenido multitud de reuniones durante el tiempo en que ha ejercido su responsabilidad como copresidente de BBVA. En algunas de ellas se han tratado los hechos objeto de la investigación. Al tener lugar en el ejercicio de nuestras funciones como copresidentes de la misma entidad, en una situación de diaria coincidencia en el mismo lugar de trabajo, con despachos muy próximos, las reuniones no tenían un carácter formal, lo que hace que no sea siempre posible determinar con precisión absoluta la fecha en que ocurrieron cada una de ellas, y, por ello he considerado más oportuno describir cronológicamente los acontecimientos más relevantes para mejor responder a su solicitud de información. Lo mismo ocurre con las reuniones que mantuvimos ambos con otras personas de la entidad BBVA, a las que también se hace referencia más adelante.

4. Finalmente y hasta la apertura del expediente por el Banco de España, no he mantenido reunión alguna sobre los hechos objeto de investigación, ni individualmente ni en compañía de Emilio Ybarra, con terceros ajenos a BBVA o distintos de las autoridades de supervisión antes mencionadas.

Hechas las precisiones anteriores, paso a describir los que considero principales acontecimientos relativos a los hechos objeto de investigación:

A mediados de septiembre del año 2000, Emilio Ybarra me informó personalmente y por primera vez de la existencia de una cuenta titularidad del banco que no estaba reflejada en la contabilidad y cuyo origen me dijo se encontraba en operaciones de autocartera del antiguo Banco de Vizcaya. No precisó la cuantía, que solamente cifró en varios miles de millones de pesetas, ni dónde estaba ubicada, pero informó que los apoderados de la cuenta eran Luis Bastida y Rodolfo Molinuevo. Le expresé mi firme decisión de que el banco pusiera fin, de modo inmediato, a esa situación.

Durante los meses de octubre y noviembre, ante su falta de respuesta, reiteré a Emilio Ybarra que había que reintegrar los fondos a la contabilidad del banco. En ese tiempo informé de la conversación con Emilio Ybarra al secretario general, José Maldonado, para que estudiara las consecuencias jurídicas de la situación, y, separadamente, al entonces interventor general, Ángel Cano, para que analizara desde una perspectiva financiero fiscal la forma en que habrían de reintegrarse los fondos.

A mediados del mes de diciembre del mismo año y como quiera que no se había progresado en la implantación de la medida propuesta, Emilio Ybarra y yo mantuvimos otra reunión en la que exigí que el banco regularizara la situación. A esa reunión se sumó Luis Bastida, que fue quien me informó que los fondos se encontraban a nombre de una fundación de Liechtenstein. Pedí que Ángel Cano se incorporara a la reunión y le encomendé que se desplazara con Luis Bastida a Suiza, donde, según me acababan de informar, se llevaba la gestión de la cuenta, para conocer la situación exacta de los fondos y adoptar los pasos necesarios para su regularización contable y fiscal en el año 2000.

En ese momento consideré que regularizar la situación era el objetivo principal y previo a cualquier otra medida, con el fin de causar el menor perjuicio a la entidad, a sus clientes y accionistas. Para lograr dicho objetivo había que contar con la colaboración del otro copresidente, consiguiendo que se efectuara la regularización y posteriormente informar al gobernador del Banco de España.

En los últimos días de diciembre de 2000 mantuve otra reunión con Emilio Ybarra, Luis Bastida, Ángel Cano y Mario Fernández, entonces director general de Asuntos Legales, y en la que conocí la cuantía de los fondos que se encontraban en la Fundación Amelan de Liechtenstein, que ascendía, tras liquidar los activos en que estaban invertidos, a 33.854 millones de pesetas. Aunque se expresaron ciertas dudas por parte de Emilio Ybarra, finalmente volvió a acordarse que se regularizara la situación contable y fiscal en el ejercicio 2000 y que se informara a los auditores y al presidente de la Comisión de Control.

Al término de esa reunión, Mario Fernández, en un aparte, me comentó que le habían informado que desde las cuentas que se iban a regularizar se habían transferido cantidades a consejeros de BBV, sin mencionarme ni la causa, forma, cuantía o fecha en que éstas se produjeron, ni mostrarme ningún documento acreditativo. Inmediatamente me reuní con Emilio Ybarra y Mario Fernández y exigí, de modo inequívoco, que esos fondos se reintegraran y regularizaran en el ejercicio 2000, quedando ellos encargados de comunicarlo a las personas afectadas, ya que yo no conocía ni quiénes ni en qué importe o concepto habían recibido las transferencias ni se me quiso facilitar tal información, aunque lo pedí expresamente. Les indiqué que contactaran también con Ángel Cano para proceder a la regularización. Como consta en el informe de inspección del Banco de España, los fondos fueron regularizados.

En los primeros días del año 2001 mantuve una reunión sobre los hechos con Emilio Ybarra y con Pedro Luis Uriarte, vicepresidente y consejero delegado, en la que este último manifestó que él había creído, hasta ese día, que yo conocía las transferencias a consejeros, de las que dijo era uno de los beneficiarios, y, a la vista de que claramente no era así, estuvo de acuerdo en la decisión adoptada de que se reintegraran en el ejercicio 2000 las cantidades recibidas.

Creo necesario precisar que Emilio Ybarra y yo acordamos que él informaría a los consejeros procedentes de BBV de la reintegración de los fondos, así como de la existencia de las cuentas que se habían regularizado. En ese momento creí oportuno no informar a los consejeros provenientes de Argentaria hasta no conocer con más detalle el alcance de la investigación y así evitar una probable fractura en el consejo del banco. Más adelante les fui progresivamente informando.

El 19 de enero de 2001 acudí junto con Emilio Ybarra al Banco de España para encontrarnos con el gobernador e informarle de la regularización contable que se había llevado a cabo. Al no conocer yo personalmente detalles o documentos de hechos en los que no había intervenido, fue Emilio Ybarra quien informó al gobernador. Su explicación fue sucinta, refiriéndose a la existencia de fondos no reflejados en la contabilidad hasta este momento, su origen en operaciones de autocartera del Banco de Vizcaya, y su importe, que había sido contabilizado en su totalidad como beneficio extraordinario del año 2000 y que iba a reintegrarse en dos partidas, una, la principal, que ya se había ingresado, y otra menor que se ingresaría próximamente. El gobernador señaló que informaría a sus servicios del contenido de la conversación y actuarían en consecuencia. En los días inmediatamente posteriores, los servicios de inspección del Banco de España se pusieron en contacto con el banco para conocer con más detalle la operación de regularización. Su actuación se prolongó durante los meses siguientes, tal y como se refleja en el informe de inspección que ya consta en las diligencias.

A finales de mayo de 2001 el gobernador del Banco de España nos convocó a Emilio Ybarra y a mí a una reunión, que tuvo lugar el 29 de dicho mes, a la que también asistió el subgobernador, Gonzalo Gil, y en la que nos informaron que tras las actuaciones realizadas por la inspección consideraban oportuno solicitar al presidente de la Comisión de Control de BBVA, Ricardo Muguruza, un informe exhaustivo sobre las operaciones realizadas. Tras dicha reunión y la convocatoria posterior a Ricardo Muguruza en el Banco de España el 7 de junio, Emilio Ybarra propuso que Mario Fernández dirigiera la elaboración del informe solicitado, en apoyo del presidente de la Comisión de Control. En un momento posterior que no puedo precisar me enteré que Emilio Ybarra dispuso que el director general de auditoría interna, José Pérez, también colaborara en esa tarea.

Es a partir de ese momento cuando paulatinamente en los meses de junio y julio de 2001, voy conociendo a través de los señores Fernández y Cano, los movimientos experimentados en los fondos no reflejados en la contabilidad hasta el cierre de 2000, y particularmente, los referidos a la adquisición de acciones de Argentaria a través de un contrato suscrito con Bankers Trust y su posterior venta, la incorporación de las cuentas de UBS y Soperatchmie a la Fundación Amelan, la compensación contra el patrimonio de la fundación en 1995 de las pérdidas experimentadas en operaciones especulativas de divisas en el área de tesorería del banco, las transferencias para contribuir a campañas electorales en un país latinoamericano y la transferencia de cantidades a Alico, si bien sobre este último punto, sin información de la operación, cuantías o nombre de los beneficiarios, que seguía sin serme proporcionada.

A finales del mes de julio de 2001 Mario Fernández me mostró un primer borrador de respuesta con el que expresé mi desacuerdo por no reflejar con el grado de detalle exigible las operaciones. No era una información suficiente para el Banco de España y tampoco para mí como copresidente de la entidad. Ante el desacuerdo y dado que el plazo de entrega finalizaba en septiembre se decidió revisar la contestación a la vuelta del mes de agosto.

El 3 de septiembre de 2001, con ocasión de una sesión de la Comisión Delegada Permanente en Bilbao, mantuve una reunión con Emilio Ybarra en la que le comuniqué que la versión que se me había mostrado del informe no me parecía suficientemente detallada para cumplir su cometido y que, singularmente, no explicaba la transferencia a Alico ni tampoco mencionaba cuándo se me había informado a mí de cada uno de los hechos contenidos en el informe. También me reuní con consejeros procedentes de BBV miembros de la Comisión Delegada Permanente, que conocían la situación, para manifestarles que no estaba conforme con los términos del escrito y que deberíamos discutirlo en los próximos días.

Sin mi conocimiento, el 18 de septiembre de 2001, Ricardo Muguruza puso el informe a disposición del Banco de España, comunicándomelo a posteriori por escrito. Escribí una carta a Ricardo Muguruza expresándole mi desacuerdo con algunos puntos del informe y llamé al gobernador del Banco de España para informarle que se había presentado sin mi conocimiento y consentimiento.

Emilio Ybarra, sin mencionármelo, solicitó reunirse con el gobernador del Banco de España. El día anterior a la reunión me comunicó que ésta iba a tener lugar, pero no me dijo el propósito del encuentro ni que Pedro Luis Uriarte iba a acompañarle. Como consta en el informe de la inspección, el 25 de septiembre Emilio Ybarra y Pedro Luis Uriarte se reunieron con el gobernador y subgobernador del Banco de España.

A mediados de octubre de 2001 el gobernador nos convocó de nuevo a Emilio Ybarra y a mí a una reunión con él y con el subgobernador, en la que transmitió su descontento con el contenido del informe presentado por el presidente de la Comisión de Control, y la necesidad de contar con más información, que se iba a solicitar formalmente, antes de adoptar una decisión.

El 19 de octubre de 2001 se recibió un escrito del director general de Supervisión del Banco de España, solicitando a los dos copresidentes información complementaria, tal y como consta en el informe de la inspección del Banco de España incorporado al expediente.

Al existir de nuevo discrepancias con Emilio Ybarra sobre el grado de detalle que había de proporcionarse sobre las transferencias a Alico y ya que se trataba de hechos en los que yo no había tenido intervención alguna y de los todavía entonces no conocía pormenores ni documentación, tuvo lugar una reunión con Emilio Ybarra, José Domingo Ampuero y Jesús Caínzos, a quien yo había puesto al corriente de la situación, para tratar de encontrar una solución satisfactoria y dar una contestación adecuada al Banco de España. Emilio Ybarra sostuvo que debería informarse al Banco de España que los fondos transferidos a consejeros de BBV lo habían sido para facilitar una posible toma de posición en Bancomer. Ante mi insistencia en la falta de verosimilitud de tal versión, Emilio Ybarra contestó que yo no podía saber cuál había sido la finalidad de actos en los que no había participado y sobre los que no tenía ninguna documentación. En definitiva, no fue posible un acuerdo y no se me suministró la información que creo se me debía haber dado y a la que no tuve acceso completo hasta que se entregó el informe de inspección del Banco de España a BBVA, el 21 de marzo de 2002.

Acordamos entonces enviar un texto conjunto sobre las restantes cuestiones, presentado el 14 de noviembre y basado en el trabajo realizado por Mario Fernández y José Pérez, que incluyó una mención expresa del momento en que yo fui informado de cada uno de los hechos. Emilio Ybarra presentó individualmente un escrito explicativo de las transferencias a Alico, cuyo contenido no me fue consultado.

Finalmente, la última reunión que creo reseñable a los efectos solicitados tuvo lugar el 16 de diciembre de 2001 con Pedro Luis Uriarte y Emilio Ybarra. En esa reunión expuse que, en mi opinión, debíamos evitar que la situación de tensión interna que estábamos viviendo afectara al banco y que los intereses de la entidad aconsejaban que se iniciara una nueva etapa en la gestión de la entidad, para lo que era preciso que abandonaran sus responsabilidades ejecutivas y su pertenencia al consejo de administración, a lo que como es públicamente conocido, accedieron voluntariamente.

Respecto a la restante información solicitada por el juzgado en su escrito de 16 de abril de 2002, he instruido a los departamentos responsables del banco para que la suministren en el plazo concedido.

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