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Informe

Eres grande, pequeña

La apelación de las grandes empresas a los mercados, la obligatoria transparencia de éstos, junto con las posibilidades de las nuevas tecnologías y la globalización de la economía han favorecido el acceso a la información y al conocimiento de las grandes empresas, un reducido grupo de compañías que componen la élite empresarial. En cambio, cuando se quiere profundizar en el estudio de las pequeñas y medianas empresas, el colectivo de mayor peso en la demografía empresarial española, se hace necesario consultar innumerables y dispersas fuentes estadísticas.

¿Cuántas empresas hay en España? ¿Cuántas cierran cada año? ¿Qué sector tiene la mayor mortalidad empresarial? ¿Cuál innova más? Para poder responder a estas cuestiones era necesario manejar variables y datos difíciles de homogeneizar.

El informe Las PYME en España 1996-2000, una iniciativa de la Dirección General de Política de la PYME, que la Secretaría de Estado de Economía ha publicado recientemente, recoge y concentra las estadísticas disponibles sobre el conjunto de las pequeñas y medianas empresas.

En 2000 había en España 2.595.392 empresas, aproximadamente 65 por cada 1.000 habitantes. Más del 99% de las empresas activas se agrupa bajo la categoría de pyme (2.591.318), y generaron un valor añadido medio de 24,7 millones de pesetas por empresa, siendo Cataluña, Andalucía y Madrid las comunidades con un mayor número de compañías.

Desde el punto de vista macroeconómico, el informe destaca el crecimeinto sostenido de la economía española. La bajada de tipos apoyó el cambio de ciclo.

El informe muestra de manera exhaustiva, la evolución de sus principales variables en los últimos cinco años y pone de relieve la importancia económica y social de las pequeñas y medianas empresas, principales generadoras de empleo y riqueza en nuestro país. El estudio dibuja un mapa perfecto del dinamismo empresarial y la situación de la economía a través de sus unidades de producción, las empresas.

Dinamismo empresarial

Según el citado informe, en 2000 había en España un 8,8% más de empresas que en 1996. El número neto de empresas activas se incrementó 210.681 unidades en el lustro. La movilidad empresarial resulta ser del 2,88% en el periodo, lo que permite afirmar la estabilidad en el conjunto del tejido empresarial español.

Del total de empresas activas en 2000, algo más de dos millones y medio, sólo 4074 son registradas como grandes empresas. Ese mismo año, la mayor parte de las nuevas empresas, el 83,7%, de las creadas, fueron microempresas (hasta nueve trabajadores); un 29,5% fueron medianas (entre 50 y 249 empleados), casi igualadas con las pequeñas (de 10 a 49 empleados), que crecieron un 27,9%. El conjunto de pymes ocupa al 79,8% de la fuerza laboral de nuestro país.

Durante el periodo analizado se detecta cierta tendencia de las microempresas a aumentar su tamaño, pasando de 4,7 trabajadores de media a 5,2. Los procesos de concentración y la búsqueda de economías de escala para enfrentarse a la competencia, pueden explicarlo, ya que, aún disminuyendo su número, ganan un 0,95% de empleo. Sin embargo, las pequeñas y medianas disminuyen su dimensión, puesto que pierden un 1,31% y un 0,03% de sus empleos. El informe también pone de relieve que es, precisamente en el segmento de las pequeñas y medianas, las que tienen entre 10 y 249 trabajadores, donde se detecta una mayor movilidad. Es decir, donde se concentran más éxitos y más fracasos empresariales.

Según datos la Oficina Estadística de la UE, Eurostat, analizados en el informe, las pymes españolas son responsables del 62% del importe de las ventas de nuestro país. En el año 2000, el 1% de las microempresas facturaba un 0,29% del total de su categoría, mientras que esta relación era del 3,34% para las pequeñas y del 24,30 para las medianas. Además sus exportaciones representan el 60% del total nacional.

Por sectores, entre 1986 y 2000, la construcción y el transporte registraron el mayor número de nuevas pymes, mientras que disminuye la creación de empresas en el sector manufacturero, el comercio y la hostelería. Respecto a la intermediación financiera, los efectos de la concentración estructural del sector y la aparición de oportunidades de negocio vinculadas a la fase alcista del ciclo económico pueden ser las causas de que aumenten las pymes a la vez que disminuye el número de grandes empresas en este segmento de actividad.

La distribución territorial de la creación de empresas es desigual. Según el Directorio Central de Empresas (Dirce) elaborado por el INE y citado en el informe, entre 1996 y 2000, 15 comunidades autónomas, Ceuta y Melilla experimentaron crecimiento en el número de empresas.

Para el conjunto de las CC AA, el crecimiento medio fue del 8,8%. Del 9,7% si excluimos a las dos comunidades autónomas en las que el dato tiene signo negativo. En 2000, Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana y Comunidad de Madrid concentran el 58,1% de las pymes.

También son cuatro las zonas señaladas por el informe como las de mayor dinamismo empresarial (nacimiento y mortandad de empresas): El Eje Atlántico (Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco) es el que registró el mayor crecimiento medio con un 10,9%, y El Arco Mediterráneo (Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía), el 10,2%. Madrid, que creció hasta el 8,8% y que despunta de la España Interior (Castilla y León, Castilla-La Mancha y Extremadura), registró un crecimiento del 4,7%. Los resultados más favorables los obtuvo la España Insular, en la que Canarias y Baleares superaron el crecimiento medio de nueve y tres puntos porcentuales respectivamente.

Sólo el 5% de las pymes eligió la sociedad anónima como forma jurídica entre 1996-2000, periodo en el que el 93% de las pymes se constituían también como personas físicas (67%) o como sociedades de responsabilidad limitada, (21%).

Según los últimos datos disponibles, el número de empresas creadas en España durante el primer trimestre de 2002 ha caído un 9,2% respecto al ejercicio anterior. El dato acentúa el descenso iniciado durante 2001, año que rompió el ritmo ascendente de los últimos ejercicios, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.

La innovación como herramienta para el crecimiento

 

El sector empresarial en Europa sólo invierte en I+D el 1,25% del PIB, casi la mitad que Estados Unidos o Japón.

 

 

 

 

 

 

 

Las pymes españolas no desmienten este dato. Si nos atenemos a las cifras recogidas en el informe de Economía, 'la vocación innovadora de las pequeñas y medianas empresas españolas resulta ser la mitad de sus homólogas europeas', como demuestra que 'su esfuerzo de inversión para desarrollar la innovación, medido sobre las ventas, es un 35% menos que en la UE' y afecta al conjunto de las empresas españolas. Sólo un 10% de ellas desarrolla algún proceso de innovación. La mayoría tiene a la I+D como forma específica de innovación.

 

 

 

Es escasa la información sobre innovación empresarial referida al sector servicios, ya que casi todas las fuentes, a excepción de la relativa a gastos internos en I+D del INE, se refieren básicamente al sector industrial y recogen datos de los principales subsectores manufactureros.

 

 

 

Los resultados para el año 2000 apuntan cierta recuperación del esfuerzo tecnológico referido al PIB -que se sitúa en el 0,94%- y , por otro lado, a la progresión de las empresas en este esfuerzo, que resulta ser un 10,3% mayor que en 1996.

 

 

 

Respecto al reparto regional, cinco autonomías se llevan la palma en cuanto a esfuerzo en innovación y en I+D se refiere. Andalucía, Cataluña, Valencia, Madrid y el País Vasco, que concentran el 72,2% del total del gasto nacional y, destaca el informe, cierto avance de la periferia en detrimento de Madrid.

 

 

 

Las grandes empresas adoptan cada vez más el modelo de las pymes de externalizar su I+D .

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