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Investigación

La fiscalía obliga a las firmas de Wall Street a desvelar conflictos de intereses

El lunes la Fiscalía de Nueva York obtuvo una orden judicial que forzaba a Merrill Lynch a revisar su política de análisis sobre empresas que además eran clientes del banco. El fiscal quiere que en los informes se diga claramente si el banco tiene relaciones con la firma sobre la que emite una recomendación, porque cree que muchas veces éstas son engañosas. Ahora la investigación se extiende a otras firmas bancarias. Goldman Sachs, Morgan Stanley y Salomon Smith Barney están entre las afectadas por la decisión del fiscal.

El fiscal de Nueva York, Eliot Spitzer, está ampliando, como era de esperar, su investigación sobre los posibles conflictos de intereses de la banca de inversión de Wall Street con sus clientes y las empresas sobre las que sus analistas emiten informes. Según publicaba ayer la versión en Red de The Wall Street Journal, esta investigación se extiende ahora a firmas como Goldman Sachs, Credit Suisse First Boston, Morgan Stanley, Lehman Brothers, UBS, Salomon Smith Barney, Lazard Fréres y Bear Stearns. Según este diario, algunas de estas entidades están ya recibiendo citaciones mientras que otras están a punto de recibirlas. Desde la oficina de la fiscalía, ayer no se confirmó ni desmintió la noticia y uno de sus portavoces remitió a la información que publicaba TWSJ.

Esta ofensiva de la fiscalía se produce coincidiendo con las investigaciones que sobre este particular se están siguiendo por el escándalo Enron por parte de distintas instancias del Estado. De hecho, varios analistas y ejecutivos de la banca de inversión testificaron en el Congreso por las dudas de los legisladores sobre la resistencia de la llamada muralla china, una imagen que sirve para referirse a la separación de los negocios de análisis y bancarios en la banca y que debe garantizar una recomendación imparcial a los inversores y no mediatizada por los negocios del propio banco de inversión.

Sin embargo, la investigación sobre las posibles recomendaciones engañosas comenzó hace 10 meses y el centro de las sospechas era la división de análisis dedicada a Internet. Merrill Lynch era una institución clave porque las recomendaciones de su analista estrella, Henry Blodget, hicieron crecer la burbuja de empresas de tecnología, particularmente las de Internet. Blodget dejó el banco a finales de 2001 con una indemnización de 12 millones de dólares.

La oficina de Spitzer cree que muchas de las recomendaciones del grupo dirigido por Blodget se basaban en los intereses comerciales que tenía su departamento de inversión. De los correos electrónicos intervenidos a Merrill Lynch, la oficina del fiscal deduce que algunos analistas, incluido Blodget, tenían dudas sobre el potencial de ciertas acciones en el mercado, pero seguían recomendando su compra.

Merrill Lynch hizo pública una nota en la que alegaba que 'no hay base para las alegaciones hechas por el fiscal de Nueva York. Sus conclusiones son totalmente equivocadas. Estamos indignados porque ni siquiera nos ha dado la oportunidad de defendernos en un tribunal'. Precisamente Merrill Lynch fue una de las primeras entidades que prohibió a sus analistas comprar acciones de las empresas sobre las que emitían recomendaciones.

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