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EE UU

La credibilidad, un activo perdido

La economía de EE UU recupera su fuerza pero la desconfianza se ha instalado en Wall Street, un mercado dominado por escándalos empresariales y promesas de fuertes regulaciones.

Este es el mejor sistema pero como la democracia, funciona si tienes la confianza de la gente'. Así se manifestaba el jueves Leon Panetta, ex congresista por California y ex colaborador de Bill Clinton. Panetta y el presidente de la Bolsa de Nueva York, Dick Grasso, presentaban unas normas para mejorar el gobierno de las empresas con la esperanza de que los inversores reconstruyan su fe en el sistema.

Y falta hace. La Bolsa en EE UU cerró el viernes en niveles no vistos en meses y estas penalidades se reflejan en la caída del dólar frente al euro. Todo ello mientras se confirma la salida de la recesión en la que se sumió el país en febrero de 2001.

Pero de poco sirve el avance de datos macroeconómicos cuando el sistema empresarial estadounidense está en crisis por su falta de credibilidad. El viernes la Bolsa se vio arrastrada por la revisión a la baja de los resultados de Intel y por las revelaciones sobre el escándalo que rodea al ex presidente de Tyco, Dennis Kozlowski.

Este ejecutivo dimitió hace una semana y fue acusado por un fiscal de Nueva York de evadir impuestos y aprovechar su cargo en la empresa para comprarse un apartamento de 18,5 millones de dólares en lo más exclusivo de la Quinta Avenida de Manhattan. El conglomerado industrial Tyco, que ha invertido 64.000 millones de dólares en compras en los últimos años, ha sido objeto de muchas especulaciones. En enero presentó un plan de trabajo que se canceló hace semanas. Con su cotización en mínimos, muy pocos creen en la empresa.

Tyco no es un caso aislado. La falta de diligencia en la gestión de las crisis cuando no la comisión de delitos o conductas reprochables desde el punto de vista ético no se circunscribe solo a Tyco, Enron o Global Crossing. A estos escándalos se ha unido el descubrimiento de lo que había detras de la burbuja tecnológica y de las 'exuberancias irracionales' que describía con asombro el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan.

Ahora se sabe que Microsoft manipulaba sus resultados; las empresas eléctricas hacían transacciones falsas para inflar sus ingresos; directivos de ImClone vendieron acciones de la farmacéutica poco antes de que las autoridades de la FDA negaran la autorización a un anticancerígeno; el presidente de Worldcom recibió créditos de su empresa que no podía devolver, y así sigue una larga lista de casos. La SEC (regulador de mercados) investiga a más de 50 compañías. La fiscalía de Nueva York ha tomado cartas en el asunto y los escándalos en los que se han visto envueltos los analistas, la banca de inversión, las agencias de calificación de deuda, los intermediarios salpican los informativos y se trasladan al parqué.

Estado de sospecha

Según Christopher Davis presidente de la Asociación de Sociedades de Inversión, la Bolsa está sufriendo por que los pequeños ahorradores 'se desilusionaron con la inestabilidad del mercado y este dinero no ha vuelto. Además, los analistas que animaron el mercado ya no están y han sido sustituidos por revelaciones que devastan la confianza'.

Panetta señalaba el jueves que, pese a los escándalos que afloran casi todos los días, la corrupción no es la norma. Sin embargo, el estado de sospecha ha tenido muchas razones para instalarse en la médula del sistema y la batería de normas y regulaciones preparadas por la Casa Blanca, la SEC y las asociaciones profesionales indican que hay que estar alerta.

Los medios de comunicación no dejan de analizar la situación desde el asombro. The New York Times afirmaba ayer : 'los beneficios eran virtuales, la avaricia real'. En la cadena especializada en economía CNBC se han hecho programas especiales titulados '¿En quién confiar en Wall Street?'. Ultimamente la pregunta casi retórica que se hacen es: '¿Se puede confiar en alguien?'. El termómetro de la Bolsa dice que es difícil.

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