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Liberalización

Europa no logra acortar distancias con EE UU pese a las reformas liberalizadoras

José María Aznar, en calidad de presidente rotatorio del Consejo Europeo, anunció hace unos días en Barcelona que los Quince relanzarán la estrategia liberalizadora de Lisboa para convertir la Unión Europea en la región más competitiva del mundo. Un ambicioso objetivo que, según los economistas consultados por este diario, está lejos de conseguirse. En materia laboral, de productos y servicios, mercado de capitales y tecnología, la economía norteamericana sigue siendo mucho más flexible y eficiente. Dos años después de la cumbre lisboeta, los expertos aseguran que la UE no ha avanzado ni un ápice en términos de productividad y crecimiento potencial en relación con EE UU.

La UE está decidida a elevar su potencial de crecimiento sostenible (que ronda el 2,5%) hasta niveles similares a los de EE UU (3,5%-4%). Para ello tendrá que generar aumentos de productividad más sólidos, y los líderes europeos aseguran que la manera de conseguirlo es aplicando de forma más decidida la agenda liberalizadora diseñada en la Cumbre de Lisboa, en la primavera de 2000.

æpermil;se es, precisamente, el objetivo fijado en la Cumbre de Barcelona. Sin embargo, los economistas consultados creen que lo conseguido desde Lisboa es muy poco y tienen dudas sobre los avances que se lograrán a partir del encuentro en Barcelona.

Según Jean-Francois Mercier, de Schroders Salomon Smith Barney, 'no se ven signos de que Europa esté recuperando terreno frente a EE UU' , el proceso de reformas avanza 'de manera muy lenta, en línea con cómo funcionan las cosas en la UE' y en Barcelona se ha aportado 'muy poco nuevo'.

Los motivos del retraso europeo van desde 'el menor ritmo de implantación de innovaciones tecnológicas hasta la menor flexibilidad del mercado laboral'. Y seguir avanzando en las reformas será muy difícil, sobre todo en países que afrontan elecciones este año: 'En Alemania hay gran reticencia a la reforma laboral y temor a enfrentarse a los sindicatos. En Francia, también. La gente teme que la reforma reduzca el nivel de protección y que se pierdan empleos'.

Raquel Vázquez, de Analistas Financieros Internacionales (AFI), tampoco ve avances desde la Cumbre de Lisboa: 'En términos de productividad estructural no se ha avanzado para nada. El balance de Lisboa quedó en papel mojado' 'las reformas no se han hecho' y 'las cifras siguen a años luz'.

'El componente tendencial (estructural) de aumento de la productividad en EE UU es del 2% al 2,5%'. En la zona euro oscila entre el 1% y el 1,5%. Además, 'en Europa la productividad crece sólo por condiciones de carácter cíclico'. EE UU, en cambio, es capaz de generar aumentos de productividad incluso en periodos de estancamiento económico 'debido sobre todo a la enorme flexibilidad de su mercado laboral'.

Michael Harnett, director de estrategia europea de Merrill Lynch, acaba de publicar un informe en el que también afirma que no se ven signos de mejora en la competitividad europea respecto a hace 18 meses.

Harnett revisa cuatro pilares económicos básicos para medir los avances de productividad: mercado laboral, de productos, tecnología y mercado de capitales. Y concluye que 'hay un cambio positivo en Europa en lo relativo a políticas de oferta, pero no encontramos evidencias de que esté logrando recortar su diferencial de productividad en relación con EE UU'.

Europa redujo el porcentaje de empleo dependiente del sector público y bajó tipos impositivos. Pero sigue sin avanzar en tecnología y apenas mejora posiciones en el apartado de mercado de capitales'.

Además, estas mejoras 'coincidieron con un declive en otras áreas clave como la del mercado laboral'. Los europeos 'trabajan en torno a un 20% menos de horas que en EE UU'. La productividad laboral de EE UU creció un 2% entre 1998 y 2001, frente al 1% de la zona euro.

Harnett anota, sin embargo, que algunos países como Irlanda, Holanda y Dinamarca sí han registrado avances de productividad importantes en estos 18 meses.

Joan Elías, director de estudios económicos y monetarios del Servicio de Estudios de La Caixa, cree que la Cumbre de Barcelona ha supuesto 'un pasito corto' en la agenda de reformas de la Unión Europea, pero sí considera que se están dando avances en el proceso liberalizador. 'Pero de ahí a decir que recortemos distancias frente a EE UU hay una diferencia'.

Desfase en empleo, demografía, tecnología y financiación

 

 

La mayoría de los economistas cita la flexibilidad del mercado laboral como uno de los elementos clave de la competitividad estadounidense. A ello se suman un mercado de capitales mucho más líquido y eficiente, que permite una mejor adjudicación de recursos; una ventaja abismal en términos de innovación tecnológica, y una demografía mucho más vigorosa que la europea.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Según cálculos de la OCDE, EE UU invierte en I+D un 2,6% del PIB, frente al 1,8% de la zona euro.

 

 

 

 

 

 

 

En materia de demografía, la ONU calcula que la zona euro perderá un 13,6% de su población entre 2000 y 2050, mientras que EE UU la aumentará un 25,5%. Joan Elías, de La Caixa, cree que una de las soluciones para afrontar este desfase 'puede ser abrir más nuestro mercado a la inmigración, pero de manera regulada'.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Recetas para crecer

 

 

 

 

 

 

 

Michael Harnett, de Merrill Lynch, sugiere en su informe algunas fórmulas que ayudarían a la UE a impulsar su potencial de crecimiento. Entre ellas: ganar población mediante la inmigración y la adhesión de otros Estados miembros; flexibilizar el mercado laboral; relajar el mandato del BCE (que el IPC pueda subir hasta un 3%, en lugar del 2% fijado ahora como tope), menor gasto público como porcentaje del PIB, aliviar el peso de las pensiones públicas, más inversión en tecnología, promover unos mercados de capitales más líquidos y apostar más por la financiación mediante acciones y bonos,

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

'Todo ello, señala, debería permitir que la nueva economía alcance una masa crítica, que se genere un aumento de productividad más rápido y que el potencial de crecimiento suba al 3,5%'.

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