Andersen purga en solitario el 'caso Enron'
Las grandes consultoras han dejado en la estacada a Andersen porque temen que las reformas internas que se plantean tras el escándalo de Enron se consideren aplicables a ellas
Los lobbies de las auditoras ya funcionan en Washington para participar en la desordenada tormenta de ideas de la que saldrá una nueva regulación para su sector una vez que el escándalo de Enron y Andersen haya hecho saltar todas las alarmas. Pero en las grandes firmas lo que se teme es el alcance de los cambios internos de la propia Andersen, que tiene prisa por limpiar su imagen y asegurar su supervivencia. 'Las grandes auditoras están preocupadas porque las reformas que asuma Andersen tengan que ser aplicables a todas', señalaba ayer a The Wall Street Journal una fuente del sector.
Es la vía de los hechos y no tanto la futura ley lo que preocupa a las cuatro grandes auditoras (Deloitte & Touche, Ernst & Young, KPMG y PricewaterhouseCoopers), que unidas al American Institute of Certified Public Accountants, la patronal del sector, han formado una coalición que ha dejado a la empresa presidida por Joseph Berardino en la estacada. 'Por lo que se refiere al medio plazo, la coalición y Andersen marcharán por distintos caminos', dicen desde el lobby Clark & Weinstock.
El editorial de este periódico americano decía que el asunto 'huele desde lejos'. No hace falta recordar las palabras del ex presidente de la SEC (el regulador bursátil) Arthur Levitt, que indicaba hace poco que si Andersen cae, el 95% de sus clientes acudiría a las otras cuatro.
Una fuente de las cinco grandes, asegura que 'tres horas después de que se nombrara al ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker presidente del comité de vigilancia de Andersen, empezaron las llamadas para no ir demasiado lejos'. Un portavoz de Andersen aseguraba 'con o sin ellos, seguiremos adelante'.
Pero la prisa de Andersen por limpiar su imagen tiene que ir acompañada por la rapidez de los bufetes para cerrar el coste de su presunta responsabilidad en Enron. Y es que aunque Berardino dijo en enero que sus clientes permanecían fieles, el viernes la farmacéutica Merck cambió a la auditora por PwC tras mantener una fidelidad de 31 años.
'Es un terrible revés para Andersen, incluso si la decisión de Merck no se ha basado en nada que tenga que ver con Enron', aseguraba Mark Cheffers, presidente de Accountingmalpractie.com, consultora especializada en responsabilidad de auditoras. Cheffers, antiguo auditor de PwC, asegura que Andersen tiene que cerrar rápidamente el capítulo judicial porque 'otros seguirán a Merck'.
Responsabilidad
Esta prisa se tiene que concretar en un acuerdo extrajudicial rápido 'con una cifra que les permita sobrevivir'. La suma que la auditora estaría dispuesta a negociar rondaría los 750 millones de dólares (870 millones de euros). 'Puede que sea insuficiente, pero lo que se deduce de esto es que todos creen que Andersen debe sobrevivir porque su riesgo potencial por responsabilidad está por encima de lo que puede pagar', asegura Cheffers.
Este especialista cree que Andersen estaría expuesto a pagar más de la media de sus ingresos, 10.000 millones de dólares (11.600 millones de euros).
La auditora acaba de cerrar un acuerdo extrajudicial con la Fundación Baptista de Arizona, una organización sin ánimo de lucro que en 1999 declaró la mayor bancarrota en una sociedad de este tipo. Los inversores, unos 13.000 feligreses, perdieron 600 millones de dólares. Andersen acordó abonar 217 millones para dar por cerrados los juicios y centrarse en su gran frente: Enron.
En los últimos tres años, Andersen ha cerrado otros dos acuerdos parecidos, que según Reuters suman 117 millones de dólares por su relación con Waste Management y Sunbeam. La de la fundación es la suma más alta pagada por Andersen en un conflicto como éste. Hasta ahora.
Buffet propone calificar la ortodoxia contable
¿Ideas para reformar las prácticas de la auditoría? No faltan. La SEC (el organismo de supervisión de los mercados en EE UU) organizó el lunes dos mesas redondas para enriquecer el debate sobre las auditoras. El presidente de Berckshire Hathaway, el inversor multimillonario, Warren Buffet, hizo valer su experiencia en el mundo de los negocios para hacer dos propuestas curiosas. La primera, dar capacidad a los inversores para 'reprender o castigar' a los ejecutivos que no publiquen sus cuentas claramente. La segunda, que los auditores califiquen las prácticas contables ortodoxas de la compañía que se audite.
Harvy Pitt, presidente de la SEC, dijo que tomaría nota de los comentarios para incorporar ideas a la reforma del sector que se estudia desde este organismo. Pese a que Buffet y otros miembros de la mesa recomendaran más información a los comités de contabilidad de las empresas, la propuesta de rotar auditoras cada cierto número de años quedó fulminada por las críticas de la mayoría de los ponentes.
Pero, si hay algo que se tiene claro, es que 'ha llegado el momento de una revisión sistemática', dijo el rector de la facultad de Derecho de Washington, John Seligman: 'Se trata de revisar todo el sistema'.
En esta línea, Pitt quiere que se haga llegar a la SEC más información de las compañías, pero hasta en esto hay discusión porque algunos de los ponentes indicaron que 'el hecho de que al inversor se le provea de más información no significa necesariamente que esté mejor informado'.