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Tribuna
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La hora de la araña

Pedro Reques sostiene que la información geográfica tendrá cada vez mayor valor económico por su importancia en la toma de decisiones. Su empleo es tan necesario en la Administración pública como en la empresa privada

La información geográfica adquiere cada día que pasa mayor importancia estratégica y mayor valor económico, afirmación ésta válida, tanto para el ámbito de la Administración pública como -y en la misma o, incluso, en mayor medida- de la empresa privada.

La decisión sobre la localización de un nuevo centro de enseñanza, de un geriátrico, de una sucursal bancaria, de un supermercado, de una sede empresarial o el trazado de una autovía… no puede hacerse al margen de las variables geográficas, espaciales o territoriales, entendiendo la información geográfica de forma integrada e integral y en su más amplio sentido: medio físico, comunicaciones, sistema de ciudades, características sociodemográficas y económicas de la población, medio ambiente…

Los sistemas de información geográfica (SIG) han surgido precisamente como una aplicación informática que permite manejar, analizar, gestionar y representar en un mapa, a cualquier escala, gran cantidad de información georreferenciada, esto es, localizada espacialmente de forma precisa, referente a un amplísimo abanico de temas, de variables, de aspectos de la realidad social y territorial.

Uno de los campos mas fructíferos de la aplicación de los SIG es el comercio. En efecto, en el geomarketing (geodemography, en la jerga anglosajona), las variables-clave son el espacio (o territorio) y la sociedad, debidamente caracterizada (edad, sexo, poder adquisitivo, profesión, nivel cultural, ciclo de vida…). El objetivo del geomarketing y de la mercadotecnia no es otro que el de segmentar -o, para ser más precisos, microsegmentar- el mercado (dado que tiene respuestas muy aproximadas de las preguntas qué consume quién, cómo, cuándo y dónde) con el objetivo de localizar mercados potenciales, conocer la localización precisa de la competencia y plantear para cada tipo de demanda resultante estrategias diferenciadas de venta, publicidad y diseño de nuevos productos.

Las pautas de consumo no son las mismas para una pareja joven sin hijos y con cierta capacidad de adquisitiva (los DYNK -acrónimo correspondiente a double income not kid- en terminología sociológica anglosajona) que orientan sus gastos hacia el consumo individual (coche, música, ocio, viajes…) que para un matrimonio joven con uno o más hijos, cuyas pautas de consumo varían en función de las edades de éstos (en la primera fase: productos infantiles, seguros, vivienda…; en la segunda: educación, deportes…); que para una pareja en la cincuentena, ya sin hijos en casa -lo que los sociólogos llaman en fase de nido vacío-, que orientan su consumo hacia el ocio, los viajes, la compra de segunda residencia…, que para un viudo -o más frecuentemente una viuda, por la mayor esperanza de vida de las mujeres-, cuyas necesidades de consumo se centran más en productos médicos, dietética o servicios personales…

Cada ciclo de vida conlleva, en función de la capacidad adquisitiva de la población, unas pautas de consumo distintas: demografía, economía y geografía conforma la troika disciplinar sobre la que se asienta el geomarketing.

Otro campo de aplicación de los sistemas de información geográfica es el de la banca. Las áreas o temas que se integran en los SIG específicos para la banca son, de nuevo, la sociodemografía (perfil de clientes potenciales: edad, sexo, profesión, nivel cultural…), la red de sucursales (propias y de la competencia), el análisis del negocio financiero por ámbitos geográficos (qué tipo de productos, en qué área) y el análisis del perfil sociofinanciero de la clientela (morosidad, capacidad de endeudamiento, objetivo de los préstamos…). El análisis conjunto de estos cuatro grupos de variables y su representación cartográfica ayuda a la toma de decisiones territoriales (apertura de una nueva sucursal o cierre de sucursales existentes, por ejemplo, en el caso -que será cada vez más frecuente- de fusiones bancarias) y en el diseño de estrategias para atraer a clientes de la competencia.

Algunos otros ejemplos de utilización de la información geográfica y de los SIG son la planificación territorial y urbana, la gestión municipal, la gestión catastral, el análisis y la gestión del medio ambiente, la evaluación de impacto ambiental, la valoración de los recursos naturales, la planificación y gestión de equipamientos (educativos, sanitarios, sociales…), la geografía electoral, la optimización de rutas de transporte, la planificación de infraestructuras (carreteras, ferrocarriles, redes eléctricas, redes de telefonía, abastecimiento de agua…) o incluso otros campos menos conocidos como el de la seguridad ciudadana.

En todos estos campos de aplicación de los SIG ha de tenerse en cuenta un amplísimo conjunto de factores y/o condicionantes distintos, diferenciados según el tipo de actuación, pero imposibles de controlar al margen de las tecnologías SIG, conocida la tupida red de relaciones y de interdependencias y el cúmulo de información geográfica a analizar.

Es precisamente esta tupida red de relaciones económicas, sociodemográficas y espaciales la que está sirviendo -y servirá en mayor medida en el futuro- de soporte a las grandes empresas comerciales, las firmas de publicidad y las entidades financieras para tejer su tela de araña de cara a la captación de un nuevo cliente, de un nuevo consumidor.

Se entiende ahora el enigmático y metafórico título de este artículo: la hora de la araña, o lo que es lo mismo, la hora de la geoestrategia, la hora de la incorporación de la variable espacial en la toma de decisiones empresariales.

Sentadas las bases teóricas y metodológicas de los SIG y desarrollados éstos en las últimas décadas del siglo XX, parece llegado el momento de su aplicación generalizada en un gran número de sectores del ámbito tanto privado como público: en la actual sociedad de la información y el conocimiento, la geoestrategia empresarial, el saber geográfico como saber estratégico, se impone como necesidad cada vez más ineludible.

En este contexto, la Geografía, como disciplina orientada desde sus inicios hacia el análisis, la interpretación y la explicación de la información territorial, está llamada a jugar un papel mucho más relevante que el que actualmente la sociedad, el mundo empresarial, la Administración pública y el sistema educativo en nuestro país parecen asignarle.

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