Cara y cruz de los créditos en divisas
Contratar una hipoteca en yenes o francos suizos puede suponer un abaratamiento de la cuota mensual importante. Sin embargo, no hay que llevarse a engaños, los riesgos en los que se incurre, derivados del tipo de interés y del tipo de cambio de la moneda, son elevados.
Pese al abaratamiento que han sufrido las cuotas de los préstamos en el último año, debido a la caída del euribor y el atractivo nivel que presenta este índice, conseguir que la factura del préstamo sea menor es posible si éste se contrata en una divisa como el franco suizo o, sobre todo, el yen.
El bajo tipo de interés que impera en Japón y la progresiva depreciación que ha sufrido el yen han convertido a las hipotecas en esta divisa en una opción atractiva si lo que se busca es disminuir la cuota mensual. Un negocio interesante mientras no cambie el rumbo de la divisa. Y es que no se pueden obviar los riesgos que conlleva una operación de estas características.
Una subida de tipos inesperada o la apreciación de la divisa en cuestión puede suponer un encarecimiento importante del préstamo. En este caso, una revalorización del yen frente al euro incrementaría en el mismo porcentaje las cuotas mensuales.
Pero, además, hay que tener en cuenta los gastos derivados del tipo de cambio. Para contrarrestar este riesgo, las entidades ofrecen, por lo general, dos opciones: los préstamos multidivisa, que permiten cambiar de moneda, o los seguros de cambio. Esta última opción, que permite comprar una divisa en un plazo determinado a un precio fijado de antemano, no es muy recomendable por su elevado coste.
De ahí, que los expertos, poco propensos a recomendar este producto, se inclinen por los préstamos multidivisa. Una posibilidad que ofrecen en Bankinter, el Popular, Caja España, Caja Madrid y el Zaragozano, entre otros. El préstamo multidivisa permite beneficiarse de los estados de los ciclos económicos en los distintos países, ya que ofrece la posibilidad de ir trasladando la deuda a aquella divisa que tiene un interés más bajo. El dólar, el yen, el franco suizo o la libra esterlina son las opciones que se suelen ofrecer. Por lo general, el cliente puede cambiar de divisa todas las veces que quiera, siempre que coincida con un periodo de amortización.
En estos préstamos, cuyo plazo máximo de amortización suele ser menor, la cuota mensual está referenciada al libor de cada moneda más un diferencial que oscila entre los 1,25 puntos y los dos puntos. Además, a las comisiones habituales de apertura y cancelación hay que sumar la de cambio de divisa, habitualmente entre el 0,10% y el dos por 1.000, y la del tipo de cambio que hay que abonar cada vez que se hace un pago desde la cuenta en euros para saldar la cuota en yenes. Esta comisión, que hay que abonar a cambio de obtener unos intereses más bajos, además del riesgo de que el principal del préstamo pueda aumentar, hace que los expertos sean reacios a recomendar estos productos salvo para aquellas personas que obtienen su renta en la divisa en la que suscriben la hipoteca.