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Foro Económico Mundial

La cumbre termina con una llamada a una mayor responsabilidad con los pobres

Los asistentes, entre los que han estado los políticos más influyentes y decenas de empresarios famosos y millonarios, escucharon en la sesión de clausura un mensaje en ese sentido del secretario general de la ONU, el ghanés Kofi Annan.

"La realidad es que el poder y la riqueza en el mundo están muy, muy desequilibradamente compartidos", reconoció Annan quien pidió a los empresarios que hagan más por ayudar a los pobres y mejorar sus condiciones de vida y el subdesarrollo en el que viven.

"La percepción, entre muchos, es que ello es culpa de la globalización y que la globalización está dirigida por una elite global, compuesta o al menos representada por quienes atienden a este Foro", argumentó el reciente Premio Nobel de la Paz.

Annan, quien fue criticado por algunos por aceptar la invitación de asistir al Foro en Nueva York y no al Foro Social en Porto Alegre (Brasil), consideró que esa percepción "es equivocada y -dijo- la globalización lejos de ser la causa de la pobreza y de los males sociales, ofrece la mejor esperanza para superarlos".

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La confianza de Annan en lo positivo del proceso de globalización contrasta con las cifras del Banco Mundial, que muestran que el número de personas que vive con menos de dos dólares diarios creció de 2.549 millones en 1987 a 2.811 millones en 1998.

Entre la audiencia a la que se dirigía Annan estaba el financiero George Soros, buena parte de cuya fortuna fue lograda en el mercado de divisas, donde se calcula que hasta un 95 por ciento de las transacciones diarias son de carácter especulativo.

Annan hizo un llamamiento para que los empresarios se apunten al "Global Compact", una iniciativa que él mismo lanzó hace años, para que las empresas que deseen participar en la promoción y respeto de los derechos humanos y las normas sociales cooperen con la ONU.

La iniciativa ha sido criticada por algunas organizaciones no gubernamentales que consideran que de esa forma Annan ha dado un "marchamo azul" (en referencia al color de la ONU) para lavar la imagen de algunas firmas poco responsables socialmente.

En un panel anterior, un grupo de presidentes de multinacionales estadounidenses y europeas reconoció que siente la presión social para que actúen responsablemente, pero advirtió de que su papel no debe ser confundido nunca con el de los gobiernos.

"La función de las corporaciones está cambiando rápidamente en el mundo actual, y cada vez se les impone más responsabilidad, pero no estamos aquí para suplantar a los gobiernos", resaltó Vernon Ellis, presidente de la multinacional Accenture.

"Es evidente -agregó- que todos sentimos cada vez más esa responsabilidad, pero tiene que existir un equilibrio".

Los alto ejecutivos dijeron que es evidente su responsabilidad a la hora de proveer servicios sanitarios o formación a sus empleados o proveedores, y productos seguros a sus clientes, además de tener prácticas empresariales honestas y éticas, como ha dejado al descubierto recientemente el escándalo de la eléctrica Enron.

Sin embargo, las discrepancias aparecieron al considerar si esa responsabilidad tiene que extenderse a otros campos y a la sociedad en general, ya que hasta hace relativamente poco esa era una función adjudicada a los gobiernos, ya que los demás actores sociales - privados y corporativos - cumplían su parte pagando impuestos.

El presidente de la petrolera europea Royal Dutch/Schell, P.B. Watts, subrayó, por su parte, en el mismo foro que este es un terreno "lleno de minas" porque existe el riesgo de se obligue a las compañías a modificar su cometido fundamental, tener beneficios.

"Somos empresarios, es lo que sabemos hacer, y nuestra función no es la de salvar al mundo", resaltó con contundencia.

El presidente de la firma financiera Goldman Sachs, Henry Paulson, reconoció, sin embargo, que el escándalo Enron, que ha protagonizado la bancarrota más gran de la historia de EEUU, ha afectado a la credibilidad de todas las empresas y, en especial, a las auditoras.

"Recuperar la confianza y credibilidad empresarial es crítico para el sistema... Enron es un grave problema", reconoció.

La reunión del FEM, que el año que viene regresará a su sede tradicional en Davos (Suiza), concluyó sin conclusiones oficiales pero el presidente del Foro, Klaus Schwab, pidió a los asistentes que tomen acciones concretas a todos los niveles posibles.

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