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TRIBUNA
Columna
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Analogías y diferencias entre dos guerras

La expectativa en materia de tipos de interés es de nuevas bajadas, pero no inmediatas.

El destino parece unir los dos últimos conflictos bélicos y periodos recesivos en EE UU, aunque la correlación parece claramente espúrea. Sin embargo, los puntos de partida no son los mismos. En cualquier comparación hay que partir de esta premisa, y ponderar los efectos, tanto de la escalada militar como de la recesión por los cambios operados en la estructura económica en EE UU, pero también en el res-to de economías desarrolladas, particularmente en la UEM. En ese sentido, es igualmente relevante analizar la po-lítica monetaria desarrollada por las autoridades monetarias, encaminada a mitigar el impacto de la debilidad macroeconómica y, colateralmente, del escenario bélico.

El 17 de enero de 1991, comenzó la guerra contra Irak, y en ese primer trimestre, terminó técnicamente la recesión en EE UU, por lo tanto ya antes del inicio del conflicto, la economía estadounidense estaba en recesión, que había empezado en septiembre de 1990. La inflación se encontraba en máximos de la década, un 6,2%, y el desempleo, aunque con retraso, llegó a situarse en el 7,5% de la población activa en 1992.

En los países que hoy forman la UEM, la recesión llegó algo más tarde, entre 1992 y 1993, con una tasa de paro del 11,8%, con una rigidez a la baja tal que sólo a partir de 1998 comenzó a descender, hasta el 8,3% actual. La inflación enlazada de la UEM, también se situó en valores máximos, casi un 5,0% en julio de 1991.

Con este punto de partida, ¿ qué ha cambiado hasta hoy? El cambio fundamental, especialmente en EE UU, es que ha acumulado la década de crecimiento más larga e intensa de la historia económica reciente, ha creado casi 22 millones de empleos y, sobre todo, ha reducido su tasa de paro de equilibrio hasta el 4% elevando su crecimiento potencial hasta casi el 3,5%. Con estas cifras, la inflación a largo plazo se ha reducido hasta el 2,5%, por lo que se puede observar cómo la situación actual tiene significativas diferencias respecto a aquel 17 de enero de 1991. Además, el esfuerzo tecnológico ha sido ingente y, a pesar de las revisiones a la baja, el crecimiento medio de la productividad ha sido envidiable, visto desde la óptica europea.

En esta zona, se han hecho progresos en inflación, pero no se ha llegado a una tasa de paro de equilibrio tan baja, pues ésta puede situarse en el 8%. Una de las razones, y de ahí la diferencia en el crecimiento potencial (en la zona euro está situado en el 2,5%), es la tasa de actividad, que no sólo en el nivel, sino en la variación tras la recesión y el conflicto militar, que distancia a ambas zonas económicas. En EE UU, en los peores momentos, la tasa de actividad no bajó del 66%, mientras que la UEM en ningún momento ha llegado a esas cifras y sobre todo a esa estabilidad.

Adicionalmente, la tendencia en inflación es favorable con una reducción significativa del precio de materias primas, incluido el petróleo, lo que favorece la posibilidad de reducción adicional de tipos de interés.

Como respuesta a esta debilidad, que ya existía antes de los ataques terroristas y del estallido del conflicto bélico, los distintos bancos centrales han coordinado una política monetaria expansiva, especialmente en EE UU, que ha llevado a la Reserva Federal (Fed) a rebajar los tipos de interés al mínimo desde 1963, el 2,5%, y al BCE de nuevo por debajo del 4%, un 3,75%. Esto ha sido posible, sobre todo en la economía de EE UU, gracias a los avances comentados en el mercado laboral. El aumento no transitorio del crecimiento potencial, la reducción de la tasa de paro de equilibrio y el shock permanente en productividad han posibilitado una política monetaria expansiva, compatible con estabilidad de precios.

Las expectativas en materia de tipos, y a tenor de nuestro escenario económico, con una previsión de crecimiento para EE UU en 2002 del 0%-0,5% y un 1,5% para la UEM, es de nuevas bajadas de tipos de interés. El calendario se aleja algo en el tiempo, la Fed otros 50 puntos básicos hasta diciembre, en sus dos próximas reuniones, y el BCE otra de 50 puntos básicos en noviembre, descartando, por tanto, un movimiento en la reu-nión de hoy. La mejoría de la inflación, que conocerá en próximas jornadas, y sobre todo las escasas posibilidades de una recesión y, por supuesto, las declaraciones de la mayoría de sus miembros parecen razones suficientes para este mantenimiento, a pesar de su escasa consistencia en el pasado.

En resumen, la recesión y la guerra se ciernen de nuevo sobre EE UU y por contagio sobre la mayor parte de países desarrollados, pero existen algunas diferencias notables que indican que los resultados no tienen por qué ser tan desfavorables. Sólo en el caso de un conflicto largo, y muy intenso, con interacción de la mayoría de países árabes, podría cambiar este escenario.

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