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INTERNACIONAL

Cavallo planea otro ajuste del gasto que puede agravar la crisis política

El ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo, se ha rendido ante las exigencias de los bancos de bajar el gasto público. Tras haber prometido un plan de reactivación económica, todas las medidas adoptadas en menos de cuatro meses no han rendido frutos. Ahora, el superministro sólo aspira a ganarse el favor de los mercados, lo que podría costarle muy caro políticamente.

En un mensaje cristalino, Cavallo les pidió a banqueros y financieros que consideren "la seriedad del Gobierno argentino" y que confíen en él.

"Yo sé que están asustados por la demanda de crédito público. Pues bien, estamos estudiando la reducción de la demanda de crédito", dijo el ministro en un intento extremo de ganarse la confianza de quienes tienen en sus manos gran parte del futuro del país. Cavallo, quien comenzó su segunda gestión económica en abierta oposición a las políticas de ajuste y enfrentándose al sector financiero, está ahora decidido a recortar 2.000 millones de dólares del gasto público.

Según fuentes del Palacio de Hacienda de Buenos Aires, la mitad de este monto vendría del recorte de los presupuestos de las provincias. Los otros 1.000 millones surgirían de las reducciones que el ministro proyecta efectuar en el sistema de seguridad social. Se espera que hoy el Gobierno anuncie mayores poderes para Cavallo en la administración de los organismos que regulan el sistema.

Esto ya ha generado una gran oposición de parte del líder del gobernante Partido Radical y ex presidente, Raúl Alfonsín, así como de los sindicatos y organizaciones políticas de izquierda. El peronismo no ha fijado posición.

Asimismo, el Gobierno espera aprobar hoy un test fundamental, ya que licitará deuda pública, en forma de letras del Tesoro, por 850 millones de dólares. Ayer, Cavallo y su viceministro, Daniel Marx, estuvieron reunidos con banqueros para tratar de acordar que el coste de la deuda no supere el 12%.

El feriado nacional de ayer, Día de la Independencia, sirvió para renovados llamados a la "unidad nacional" por parte del presidente Fernando de la Rúa. El Gobierno ha ingresado en una semana crucial. En el corto plazo quedará claro si es posible mantener la convertibilidad y evitar que el país entre en suspensión de pagos.

Pero el giro hacia el ajuste preanuncia serios conflictos políticos. Y así lo ha percibido el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, quien ayer advirtió que Argentina podría estar al borde de una crisis institucional por las diferencias políticas que podrían paralizar la toma de decisiones clave.

Sin embargo, y de manera sugestiva, Cardoso afirmó que si la situación argentina alcanza un punto crítico, "el mundo se va a movilizar para salvar a Argentina". Resulta difícil imaginar cuál sería la ayuda del "mundo" luego del blindaje de 40.000 millones de dólares de diciembre pasado, y después del reciente canje de deuda por valor de 30.000 millones de dólares.

De hecho, el país suramericano sigue caminando por un desfiladero, con la devaluación de un lado y la dolarización de otro. Ambas suponen que se genere un terremoto económico y social.

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