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La exportación de aceite se resiente tras la medida dictada por Sanidad

El presidente de la asociación de exportadores de aceite, Fernando Sensat, declaró ayer que varios importadores han devuelto partidas de aceite de oliva porque temen que en sus países baje el consumo de aceite procedente de España, tras la medida decretada la víspera por el ministerio de Sanidad de inmovilizar todas las partidas de aceite de orujo de oliva, por encontrar rastros de un elemento cancerígeno en varias muestras.

El presidente de ASOLIVA, la asociación de exportadores, afirmó también a la agencia Reuter que varios pedidos de Bélgica, Rusia y Francia habían sido retenidos en la frontera. Portugal ya había prohibido el comercio de aceite de baja graduación la víspera como medida cautelar tras la decisión tomada por la ministra Celia Villalobos.

Los representantes de las principales organizaciones de productores de aceite estaban ayer crispados. No entienden la decisión del Ministerio de Sanidad de inmovilizar todas las partidas de aceite de orujo, tras asegurar que ha encontrado una elevada concentración de un agente cancerígeno (el benzopireno) en 13 muestras analizadas.

Su quejas es clara: no existe, ni en España ni en la Comisión Europea, ninguna normativa que regule los niveles máximos de benzopireno y, por lo tanto, es imposible incumplirla. Es más, aseguraron que no existen en el mercado fórmulas de medición de este componente.

Sus denuncias se extienden al hecho de que ni el Ministerio de Sanidad ni el de Agricultura les han facilitado estudio científico alguno que pruebe las graves acusaciones contra la salud atribuidas al aceite de orujo por los responsables de estos departamentos.

En un duro comunicado presentado ayer, la mesa del sector -que agrupa a Asaja, ANEO, Anierac, Asoliva, CCAE, COAG, FIAB, Infaoliva y UPA-, los productores y los envasadores aseguran que "los aceites de orujo españoles comercializados cumplen estricta y escrupulosamente con cada uno de los controles existentes y se ajustan a la normativa nacional y comunitaria vigente".

Aclaran también que "se desconoce el fundamento científico" en el que se ha basado Sanidad para adoptar la citada medida.

Pese a todo, los representantes de la industria rechazaron ayer cuantificar las pérdidas que podría ocasionar esta crisis al sector, ni tampoco aclararon si presentarán una demanda contra el Gobierno por los daños ocasionados con su decisión. Lo que sí tienen claro, y así lo anunciaron, es que reclamarán compensaciones tan pronto se constate la cuantía de los perjuicios. "Si los costes (de la crisis y su solución) son elevados, alguien tendrá que hacer frente a estos costes", dijo el presidente de esta mesa, Antonio Herranz.

Los productores temen que italianos y griegos aprovechen la alarma despertada en numerosos países para ganar cuota de mercado.

Otro de sus miedos, por el que mostraron una "grave preocupación" consiste en el "daño incalculable" que puede ocasionar el que la opinión pública confunda el aceite de orujo de oliva (en el que está localizado el problema) con el de oliva y de oliva virgen.

Opinión en el extranjero

Este miedo se refiere especialmente a la opinión de los ciudadanos del medio centenar de países donde cada año España exporta todo tipo de aceite por valor de 175.000 millones de pesetas.

Ante esta situación, la mesa sectorial solicita dos cosas. En primer lugar, solicita una normativa que regule los porcentajes máximos de benzopireno en los alimentos. Asimismo, reclaman, "ante la descoordinación existente entre Sanidad y Agricultura", una entrevista con el presidente del Gobierno y que, posteriormente, éste delegue el asunto en uno de los vicepresidentes del Ejecutivo.

 

Destino incierto de cuatro millones de toneladas de residuos

Los productores piden que pague el Gobierno

Daniel Salado

Uno de los principales problemas a los que se puede enfrentar el Gobierno de José María Aznar si antes del otoño (inicio de la campaña del aceite de oliva) no se reinicia la actividad de las extractoras de orujo es de orden medioambiental.

Estas industrias procesan cada año cuatro millones de toneladas de residuos altamente contaminantes (contienen alpechín) que antes de su existencia hace 10 años provocaban graves vertidos a los cauces de los ríos.

Las extractoras de orujo fueron una solución al problema hace una década, dado que su sistema de extracción da salida alimentaria al subproducto sobrante de la aceituna para consumo humano y a la vez elimina la parte contaminante por evaporación al someter la pasta a altas temperaturas (las mismas que provocan la aparición del benzopireno).

Al haber finalizado la campaña 2000-2001, este problema no existe hoy, pero aparecerá si persiste la prohibición de comercializar aceite de orujo de oliva en otoño, cuando las almazaras empiecen a producir aceite de oliva y no puedan vender a las extractoras de orujo la pasta que les sobra tras la primera extracción de aceite de oliva.

Álvaro Espuny, presidente de Hijos de Espuny, segunda comercializadora española por cuota de mercado, sostiene que si esto se produce habrá que exigir al Gobierno que pague 25 pesetas el kilo para proceder a la destrucción del residuo "exactamente igual que están haciendo las cementeras y la destrucción de las harinas cárnicas".

Prohibición en Portugal

Las autoridades portuguesas retiraron ayer 53.100 litros de aceite de orujo de aceituna, de los cuales 39.250 procedían de España, horas después de haber decretado la retirada del producto y prohibido cautelarmente su comercialización. El Ministerio de Agricultura luso informó en un comunicado que los inspectores de la Dirección General de Fiscalización de la Calidad Alimentar (Dgfca) visitaron hoy mercados centrales, industrias de embotellado y supermercados.

Además de los 53.100 litros del aceite de orujo de aceituna, fueron también apartados 1.700 litros de aceites usados en el país para aliñar, que pueden contener el producto.

El Gobierno portugués decidió, por precaución, prohibir la comercialización, importación y exportación de aceite de orujo de aceituna.

Esta medida fue tomada después de que España informase a la CE de la posible presencia en este tipo de aceites de hidrocarburos aromáticos policíclicos, que pueden suponer riesgo para la salud.

La primera alarma saltó hace siete meses en un control en Holanda

El primer antecedente de esta crisis surgió hace seis o siete meses, al detectar benzopireno en un aceite de girasol encontrado en Holanda y hecho con una semilla procedente de Italia, según explicó ayer uno de los responsables de la mesa del sector de aceite.

Este hecho, que apareció en la denominada Red de Alarma del aceite que utilizan todos los productores de la UE, fue comunicado a la industria española, que no detectó entonces ninguna anomalía en los productos españoles.

Posteriormente, hace un mes, saltó una segunda alarma en la República Checa. El agregado comercial de la embajada española en aquel país se dirigió a los aceiteros españoles para comunicarles que se "había iniciado una nueva campaña de desprestigio del aceite español". Se trataba de un inspector de sanidad que había analizado tres botellas de aceite español -que resultó ser de orujo- en las que encontró restos de benzopireno.

Ante esta noticia, el sector y los responsables del Gobierno iniciaron unas conversaciones -tres, en concreto-, que se han desarrollado en los últimos días.

En dichas negociaciones, el sector asegura que se mostró en todo momento dispuesto a retirar todo el aceite de orujo del mercado en 15 días. Así se pactó el lunes y quedaron en entrevistarse nuevamente el martes "para concretar", aseguran los aceiteros.

Sin embargo, el martes desayunaron con la sorpresa de que el Gobierno había hecho pública la decisión de retirar unilateralmente todas las partidas de aceite de orujo, lo que fue calificado por la mesa del sector como una reacción "neurótica".

Toxicología desconoce la cantidad de benzopireno nociva para la salud

El jefe del servicio de información del Instituto Nacional de Toxicología, José Cabrera, explicó ayer que resulta imposible conocer qué cantidad de benzopireno y durante cuánto tiempo habría que consumirlo para que el organismo humano desarrollara un cáncer.

No obstante, en declaraciones a Efe, Cabrera destacó que el benzopireno, el elemento tóxico detectado en el aceite de orujo de oliva que ha sido inmovilizado en todo el territorio nacional, es una de las primeras sustancias químicas tipificadas como cancerígenas hace años en laboratorio, por lo que está prohibida en todos los productos alimentarios.

"El problema es que crónicamente, alguien que ingiera esa sustancia durante un tiempo largo tiene muchas más probabilidades de tener cáncer que otro, aunque igual nunca lo genera", dijo. El benzopireno, según explicó, es "el gatillo que dispara el oncogén" en los organismos humanos cuando su ingesta es crónica y prolongada y es necesario eliminarlo del mercado. A corto plazo, su consumo puede producir gastroenteritis o dolor de estómago.

El benzopireno no es una sustancia añadida por el fabricante a sus productos alimenticios, sino un elemento químico que aparece cuando se somete cualquier producto orgánico a altas temperaturas.

Puede estar presente, por tanto, en productos ahumados, asados u horneados como el pan o la carne a la brasa, según un estudio para el Gobierno francés.

España no tiene legislación al respecto, la Unión Europea solamente hace recomendaciones.

El aceite de orujo sale del hueso y la pulpa

tras un proceso químico

El trabajo de las extractoras de orujo consiste en sacar el poco aceite que queda (aproximadamente un 8%) en la aceituna después de que ésta haya sido exprimida previamente por mecanismos físicos para obtener el aceite de oliva virgen.

El resto es una pasta formada por restos de la pulpa, hueso y piel de la aceituna más el alpechín procedente de la primera extracción de aceite de oliva virgen. Esta pasta es bautizada por algunos productores en el sector como alperujo.

El alperujo necesita un fuerte secado para extraerle el aceite que aún le queda mediante la utilización de disolventes, es decir, por medios químicos. El orujo no es, por tanto, aceituna, es una mezcla de pulpa y hueso de la aceituna ya extraída que aún contiene una cantidad mínima de aceite que sólo se puede obtener mediante procedimientos de química.

Dicho aceite, de menor calidad que el aceite de oliva virgen, sólo puede ser vendido bajo la denominación aceite de orujo de oliva, por imposición expresa de la Unión Europea, y suele ser empleado por el consumidor para cocinar. No tiene nada que ver con el aceite de oliva virgen o virgen extra.

En opinión de Álvaro González Coloma, director de la Agencia del Aceite de Oliva, un organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el asunto del aceite de orujo tiene una solución relativamente sencilla puesto que se conoce perfectamente el origen del problema, que está en el procedimiento del secado, y sólo se trata de mejorar el proceso de refino de este tipo de aceites, para eliminar el benzopireno.

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