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Los Quince no logran aprobar la liberalización energética

El Consejo Europeo que concluyó el sábado en Estocolmo ha supuesto un tímido avance en la agenda de modernización de la economía europea. Francia evitó que se impusieran plazos rigurosos para la apertura del sector energético y España y Reino Unido pospusieron el acuerdo sobre Gibraltar para crear un cielo único en la UE. También la patente comunitaria deberá esperar. Saldo escaso para una cumbre de transición.

El principal logro de la cumbre de Estocolmo -reconoció el anfitrión Goran Persson, primer ministro de Suecia- ha sido simplemente evitar que se detenga el proceso de reformas iniciadas en Lisboa hace un año. "No estamos parados, hemos dado un paso en la correcta dirección". Y para ilustrar la longitud del paso sólo acertaba a señalar dos acuerdos sellados durante la cumbre de jefes de gobierno: el nuevo sistema de regulación de los mercados bursátiles, que sí se considera un avance fundamental para la integración del sector financiero, y el compromiso para adoptar antes de fin de año una tibia propuesta de directiva sobre apertura del sector postal. Poco más.

En el tintero se quedaron la fecha de 2005 como límite para la liberalización de los mercados energéticos, el cielo único europeo y la creación de una patente comunitaria.

"Si alguien esperaba que de este encuentro saliera una fecha para la apertura de los mercados de electricidad y gas, es que no conoce la agenda política de los estados miembros", se defendía Persson ante los calificativos de fracaso para la primera cumbre que preside Suecia desde su ingreso en la Unión. "Queríamos haber ido más lejos, pero algunos países se han resistido". Francia, en concreto, con el firme respaldo de Alemania, Bélgica y Luxemburgo.

De nada sirvió la insistencia de España, que incluso proponía adelantar el calendario de liberalización a 2003. El presidente del Gobierno volvía a equiparar liberalización y privatización, pero su conocida tesis era derrotada por la delegación francesa, encabezada por Lionel Jospin. "Lo lógico es liberalizarlos", defendió Aznar para los mercados energéticos. "Lo lógico tras la liberalización es privatizarlos", colegía de nuevo.

Fechas precipitadas

Las conclusiones del Consejo, sin embargo, no recogen declaración expresa contra la presencia de capital público en las empresas. Los Quince recuerdan a la Comisión Europea, eso sí, que debe extremar la vigilancia del cumplimiento de los Artículos 85 y 86 del Tratado de la UE, los cuales someten a las empresas públicas a las normas de competencia. El celo guardián de Bruselas menoscaba aún más la justificación de restricciones unilaterales a la inversión extranjera, como la acción de oro o límites a la inversión en ciertos sectores.

Jospin recordaría además al Consejo que "Francia ha cumplido sus obligaciones en materia de liberalización", y lograría evitar lo que califica de "fechas precipitadas para la liberalización total". España y Francia polarizaron este debate sobre empresas públicas y liberalización que el resto de países contemplaban con cierta distancia. Nadie parecía dispuesto a abrir las heridas del Consejo Europeo de Niza, cuando los Quince se fajaron con dureza por el repar-to de poder en una UE ampli-a-da. Ni siquiera el primer ministro británico, Tony Blair, saltaría a la arena pública pa-ra hacer un quite liberalizador en honor de Aznar.

Aznar y Blair tampoco encontraron un punto de encuentro sobre el contencioso del aeropuerto de Gibraltar, que sigue interponiéndose en el proyecto de unificación del espacio aéreo de la UE. La delegación española confía en que tras las elecciones del Reino Unido (el próximo 3 de mayo) se pueda resolver el conflicto, aunque Londres es muy reacio a excluir Gibraltar de un proyecto decisivo para el futuro de la aviación comercial en Europa. Los Quince se emplazaron para alcanzar un acuerdo en la próxima cumbre, en dos me-ses.

Un plazo un poco más lar-go, hasta finales de año al me-nos, se han concedido para la adopción de una patente comunitaria. El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, la considera "una prioridad". Pero países como España siguen manteniendo reservas sobre un modelo de patente que sólo se tramitaría en inglés, francés y alemán, y tendría una jurisdicción única para toda la UE.

 

El modelo social francés

Francia ha impedido en Estocolmo, como ya hiciera en Lisboa ha-ce un año, que los Quince se impongan una fecha límite para liberalizar los mer-cados de gas y electricidad. El Gobierno socialista de Lionel Jospin comparte el objetivo final de apertura de esos sectores, pero no parece dispuesto a que ningún Consejo Europeo le encajone en un calendario ine-ludible. Y mucho me-nos, cuando falta apenas un año para que se bata en las urnas con el presidente de la república, Jacques Chi-rac, para intentar arrebatarle la jefatura de Estado.

Francia defiende un modelo en el que convivan la libertad de los mercados y la garantía estatal de una cobertura universal del servicio y el cumplimiento de los objetivos sociales de estos sectores. Jospin no ve esas garantías en la actual propuesta de la comisaria de Energía, Loyola de Palacio. París considera, además, que el calendario de la Comisión no recoge la dificultad, técnica para también social, de un proceso de liberalización de esta envergadura.

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