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Hidrógeno verde: esperanza verde para la industria

El vector será clave para descarbonizar el metal, la cementera, la cerámica o la química

Estación de repostaje de hidrógeno verde
Estación de repostaje de hidrógeno verdeOlemedia (Getty Images)

Lo hemos escuchado una y otra vez desde hace años y con más intensidad desde que estalló la guerra de Ucrania y, con ella, la crisis energética: el hidrógeno verde, aquel en cuya producción se usa solamente electricidad de origen renovable, va a ser uno de los grandes protagonistas en la transición energética.

Además, es la gran esperanza de parte de la industria española necesitada urgentemente de rebajar su nivel de emisiones. De hecho, según Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2), gracias a las tecnologías en desarrollo, la industria española y la mundial pueden conseguir la descarbonización completa para mediados del siglo XXI.

Dado que las industrias españolas basan, en su mayoría, su sistema energético en combustibles fósiles importados a unos precios cada vez más elevados, el hidrógeno verde “brinda la oportunidad de utilizar un combustible limpio, sostenible y barato que, además, se podrá producir en España a un bajo coste y de forma local, generando puestos de trabajo, utilizando productos locales y a un precio controlado”, destaca el presidente de AeH2.

Los sectores que se espera que se beneficien más son los más difíciles de electrificar. “En este ámbito se encuentran ciertos procesos industriales que precisan de calor a alta temperatura, como la industria del metal, la cementera, la cerámica o ciertas industrias químicas. Estas industrias se ubican principalmente en España en la zona norte y en el Levante. También es una opción para actividades como el transporte pesado, el marítimo y la aviación”, detalla Carlos Valverde, colaborador del comité de energía del Instituto de Ingeniería de España.

Infraestructuras y precio, los retos

Que la industria considere el hidrógeno verde como un sustituto del gas natural o del hidrógeno gris “significa que, sin tener en cuenta la propuesta de valor de un producto descarbonizado, tratarán de buscar la mayor paridad posible con su coste actual, que se alcanza si el precio es igual al del gas natural más el precio de los derechos de emisión que la industria deba asumir”, recuerda Carlos Valverde, quien estima que, aunque este sea cada vez menor, todavía existe un sobrecoste que hay que pagar para descarbonizar la industria.

Asimismo, para conseguir una economía donde el hidrógeno verde se compre, se venda y se utilice de forma amplia es necesaria una infraestructura de producción, transporte y distribución. “Los vehículos que funcionan con este combustible ya existen y tienen una autonomía similar a los convencionales (más de 700 km), tienen un tiempo de recarga de cinco minutos y producen cero emisiones. ¿Por qué no se utilizan estos vehículos en nuestro país? Por falta de infraestructuras. No hay estaciones de servicio de repostaje”, lamenta Javier Brey.


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