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La distribución de alimentos, entre el margen y la pelea por el precio

Los operadores tienen el reto de ser competitivos ante los clientes después de los tres años más complejos para su actividad: desde el Covid-19 a la actual crisis inflacionaria

Lineal en el interior de un súper.
Lineal en el interior de un súper.Ismael Herrero (EFE)
Javier García Ropero

La distribución alimentaria se ha enfrentado en los últimos tres años a coyunturas nunca vistas. Un confinamiento en el que su actividad fue calificada como esencial, un colapso en Madrid a causa de un temporal de nieve, un terremoto en La Palma o, en la actualidad, una grave inflación de costes que se está trasladando a los precios de venta de los alimentos.

Aspectos que han puesto en jaque, más que nunca, un modelo de negocio basado en márgenes bajos y la competitividad en precios. Garantizarlo es, en un entorno como el actual, un reto complejo. “La distribución en España es muy eficiente”, explica Ignacio García Magarzo, director general de Asedas, la principal patronal de supermercados de España, quien reconoce que el sector se ha enfrentado a “graves crisis de muy diferentes características”, ante las que ha mostrado “resiliencia y un gran sentido de la responsabilidad y de eficiencia”.

“Hemos atravesado una sucesión de test de estrés que ha puesto a prueba la capacidad de las empresas y de los profesionales del retail como nunca antes”, constata Javier Millán-Astray, vicepresidente ejecutivo de Anged, patronal de las grandes superficies, como El Corte Inglés.

Hipermercados y supermercados afrontan una transformación en digitalización y circularidad

La situación inflacionaria es una de esas situaciones. Los operadores se han tenido que enfrentar a subidas de costes repentinas de dobles dígitos tanto en energía como en materias primas. Mercadona, principal operador del sector, la cifró en un 14%, que compensó parcialmente con un aumento de precios del 10%. El IPC alimentario encadenaba, hasta febrero, 11 meses seguidos con alzas a dobles dígitos.

“Los precios de la alimentación en España, aun en el difícil contexto inflacionista que vivimos en los últimos meses, se han mantenido por debajo de la media de la Unión Europea”, defiende García Magarzo. Este apunta a la baja concentración del sector, con el gran peso que tienen los supermercados regionales, y a la alta capilaridad, con una tienda por cada 1.887 habitantes, como elementos que fortalecen la capacidad de elección del consumidor. “Es un factor de competitividad que ejerce de dique de contención estrechando los márgenes”.

Porque la competitividad vía precios sigue siendo clave para la decisión del cliente. “La dinámica competitiva de un comercio moderno y abierto pasa incuestionablemente por ofrecer mejores precios que tu competencia”, señala Javier Millán-Astray. “A pesar de las enormes tensiones en materia de costes, las empresas seguirán haciendo lo posible para continuar siendo competitivas y mantener el dinamismo económico, seguir generando inversión y creando empleo”, añade García Magarzo.

El dato

600.000 millones de euros necesitará invertir el sector en Europa hasta el año 2030, según la patronal europea Eurocommerce.

Además de gestionar la situación actual, las compañías de la distribución afrontan un periodo de profunda transformación. Ambos ejecutivos coinciden en el “enorme reto” que supone hacer frente a los tres grandes desafíos que ha marcado la patronal europea Eurocommerce: economía circular, digitalización y formación de los trabajadores, y que requerirán inversiones de entre 300.000 y 600.000 millones a nivel del sector en Europa hasta 2030. “Nuestras empresas ya están realizando un enorme esfuerzo para liderar estas tres áreas críticas, cuyo beneficio a medio y largo plazo repercute de forma positiva en toda la sociedad”, asegura el vicepresidente ejecutivo de Anged.

“Es un enorme reto, pero también una gran oportunidad para generar un crecimiento más sostenible del sector en el ámbito económico, medioambiental y social”, dice García Magarzo. Con todo ello, el sector lamenta la aprobación de regulaciones que, a su juicio, suponen cargas adicionales a sus costes. “En medio de una gravísima crisis de costes, nuestro sector se ha visto afectado en el último año por una treintena de nuevas regulaciones y cargas administrativas, en asuntos críticos como los impuestos, los envases, las cadenas de valor, los etiquetados, la logística o la energía”, resume Millán-Astray.

El sector reclama más “sensibilidad” a las Administraciones

Las empresas asociadas a las patronales Asedas y Anged emplean a cerca de medio millón de personas. Se trata, por tanto, de un sector intensivo en empleo que se enfrenta a importantes complejidades macroeconómicas. 

El vicepresidente ejecutivo de Anged, Javier Millán-Astray, apunta a una necesaria mejora en la productividad y competitividad de las empresas, en todos los sectores de actividad. “Ambas son palancas necesarias para generar riqueza, inversión y empleo”, dice, pidiendo a las Administraciones más comprensión y “sensibilidad con el sector privado” para avanzar “juntos en reformas estructurales de largo alcance”.

Ignacio García Magarzo, director general de Asedas, también menciona retos de carácter social, como la evolución demográfica, y aspectos como los mayores, las personas dependientes, la garantía de acceso a los alimentos en las zonas rurales, o llegar a una sostenibilidad económica, social y medioambiental en el comercio online.

Sobre la firma

Javier García Ropero
Redactor de la sección de empresas, especializado en distribución, gran consumo y economía del deporte. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en información económica de la UIMP. Desarrolla su carrera en CincoDías desde 2011 tras haber pasado por El Mundo y Vocento.

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