Las grandes operaciones urbanísticas que llegan
Desde la crisis del ladrillo de 2008, el urbanismo ha estado bloqueado. En los próximos meses arrancan algunos grandes desarrollos, gran parte en Madrid
Grandes operaciones urbanísticas se están lanzando en España, sobre todo en la Comunidad de Madrid, tras años de parálisis por los excesos de la burbuja del ladrillo del inicio de los años 2000, la consecuente crisis total del sector del ladrillo y las reticencias de muchos ayuntamientos tras los desmanes cometidos.
La más esperada y espectacular a nivel urbanístico es Madrid Nuevo Norte, que nació hace justo 30 años como Operación Chamartín. En volumen de negocio, es el principal desarrollo actual en España, y sus promotores aseguran que incluso de Europa. El proyecto arrastrará una inversión de 25.197 millones de euros y generará 350.000 empleos, según datos de su principal impulsora, la empresa Crea MNN (controlada por BBVA y como socios minoritarios Merlin Properties y Grupo San José). Este plan, en su conjunto, engloba 10.500 viviendas. Pero su importancia proviene, fundamentalmente, de que allí se construirá la que será la city financiera de oficinas de la capital. En ese punto se levantarán ocho nuevos rascacielos de más de 30 plantas, de los que uno será el de mayor altura de la Unión Europea, de 300 metros y 70 pisos. La urbanización no se espera que arranque hasta 2024, como pronto.
En la capital también se están dando los pasos para que en los próximos meses se conforme la gran bolsa de vivienda asequible de la ciudad, gracias a la denominada Estrategia del Sureste, donde está planeada –desde los años noventa– la construcción de más de 100.000 viviendas.
La Estrategia del Sureste arrancó con El Cañaveral, donde ya se han entregado aproximadamente el 50% de las 14.000 casas proyectadas. El siguiente barrio en hacerse realidad será Berrocales, por lo que las inmobiliarias presentes con terrenos en ese ámbito preparan las primeras ventas. Habitat, Ibosa, Vía Célere, Aedas o Kronos ya ultiman la comercialización en un área que acogerá 22.000 viviendas y que llevará las grúas de edificación a finales de año.
El mayor de esos futuros barrios de la Estrategia del Sureste es Valdecarros, con más de 51.000 viviendas previstas. En esa localización están presentes empresas familiares como Zapata y Pryconsa, históricos dueños de esos terrenos desde hace años, y otras como Oncisa (del grupo de la ONCE); además de Santander y el banco malo Sareb. Otras entidades, a su vez, han traspasado solares a fondos como Blackstone y Cerberus. A punto de arrancar también se encuentra Ahijones, donde Kronos también ha entrado controlando alrededor del 7,5% de ese ámbito. En Los Cerros, el último de esos planes de la Estrategia del Sureste, destacan Vía Célere, Vía Ágora (del promotor Juan Antonio Gómez-Pintado), Sareb y la cotizada Metrovacesa (controlada por Santander).
En la Comunidad de Madrid también destacan desarrollos como Móstoles Sur (8.600 viviendas); ARPO, en Pozuelo (5.500), o Retamar de la Huerta, en Alcorcón (3.500).
En Barcelona, la mayor parte de los planes se ubican fuera de la ciudad, que tiene muy limitado su propio crecimiento por razones geográficas. El área metropolitana suma casi 10.000 nuevos pisos en tres grandes iniciativas. La mayor es Parc del Alba (5.377 casas), en Cerdanyola del Vallès; seguida del sector de Llevant, en Gavà (2.241), y Rayo Amarillo (2.105), en los terrenos de la antigua fábrica de motocicletas de Montesa. Esas tres operaciones suman más de cuatro millones de metros cuadrados de superficie, ocho veces menos que en Madrid y la mitad que en Sevilla.
En la capital andaluza, el mayor barrio es el de Villanueva del Pítamo, al sur de Sevilla. La construcción de sus 9.370 viviendas se prolongará más allá de 2030. En Sevilla también avanza Cruz del Campo, donde se edificarán 1.900 unidades en la antigua fábrica de la cervecera Cruzcampo en Nervión. Otra de las grandes iniciativas es Palmas Altas (2.870) –al sur y junto a la sede de Abengoa–, donde el gran promotor será Metrovacesa, inmobiliaria controlada por Santander. Por último, el banco malo Sareb, a través de su promotora Árqura, lidera la urbanización de los terrenos de la antigua algodonera de Alcosa, en Sevilla Este, donde se prevén 919 casas.
En Málaga destaca el sector Sánchez Blanca, donde se edificarán más de 3.400 unidades residenciales junto a Intelhorce. Este futuro barrio ha sido renombrado como Distrito Zeta y está liderado por la empresa Urbania.
El otro gran ámbito en trámites en la capital malagueña es el de Rojas-Santa Tecla (2.847 unidades), cerca de los límites con Torremolinos. Está impulsado por LandCo, la gestora de suelo de Santander. La ciudad también cuenta con el plan conocido como La Térmica, en el solar de la antigua central eléctrica en el litoral. Este proyecto está impulsado por Ginkgo, un fondo de la firma suiza de capital riesgo Edmond de Rothschild. Otro proyecto más pequeño es el Sector Morales, más enfocado al lujo.
En Valencia y Bilbao
En Valencia, la principal operación urbanística es la del Grao –la salida natural de la ciudad hacia el puerto–, que lleva años empantanada, desde 2007, cuando los Gobiernos del PP en la alcaldía y en la Generalitat proyectaron allí el circuito urbano de la F1. En ese ámbito están previstas 2.550 viviendas.
Otro de los proyectos previstos en Valencia es el del PAI de Benimaclet. Por último, en la zona del futuro Parque Central, gracias al soterramiento de las vías de tren, se levantarán 1.000 casas.
El proyecto más emblemático en Bilbao es el de Zorrotzaure, la isla de pasado industrial en la ría de la ciudad, en donde se pretenden construir 5.474 viviendas.
Una parálisis generalizada en el urbanismo
El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) quiere utilizar la ley del suelo para acabar con la carestía de solares finalistas de la que se quejan los promotores, debido a la complejidad actual y la dilación durante décadas en la tramitación, además de la anulación de un porcentaje muy elevado de los planes urbanísticos en los tribunales por fallos formales menores que conllevan comenzar de nuevo el farragoso proceso.
También desde 2008 se produjo una parálisis por la incapacidad económica de los promotores (un sector entonces en desaparición) para invertir en urbanización, una actividad intensiva en capital. No hay que olvidar igualmente que las corruptelas y barrabasadas de la anterior burbuja pesaron en las decisiones urbanísticas de los nuevos políticos y los técnicos municipales.