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'INTELIGENCIA ECONÓMICA'
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Si Trump tiene un plan, es este: el ‘Mar-a-Lago Accord’

Crece la especulación en Wall Street de que sus erráticas decisiones tendrían como objetivo hundir el dólar y reestructurar la deuda del Tesoro

Trump, en una conferencia de prensa el pasado agosto en Mar-a-Lago.

Este artículo es la primera entrega del nuevo boletín ‘Inteligencia económica’, que elaborará semanalmente la periodista Belén Carreño. La ‘newsletter’ es exclusiva para suscriptores premium, aunque el resto de suscriptores también pueden probarla durante un mes. Si quieres apuntarte puedes hacerlo aquí.

Querido lector, bienvenido a este nuevo boletín en el que cada semana una humana intentará contar cosas inteligentes para entender la economía. Pese a mis buenos deseos, hay temas que pueden resultar inexplicables y, sin miedo, arrancamos por el más inescrutable de todos: ¿Tiene Donald Trump un plan? En Wall Street creen que sí, y pasa por hundir el precio del dólar e impagar parte de la deuda. Si esto no es empezar fuerte…(el meme que incluimos a continuación quiere decir que podemos subir la apuesta). Quédese con este nombre: Mar-a-Lago Accord.


Qué hay detrás

Las continuas contradicciones del presidente de EE UU levantan sospechas de que el plan es que no hay plan. Como la explicación más sencilla es la menos sexy, los traders, brókers e inversores ―los conocidos mercados― han abrazado una teoría que daría sentido al desbarajuste. Bajo el nombre de Mar-a-Lago Accord, Trump buscaría reeditar un acuerdo alcanzado en 1985, el Plaza Accord, entre Estados Unidos y los países aliados de la época ―Francia, Alemania, Japón y Reino Unido― por el que Washington se ofreció como garante de la seguridad internacional, a cambio de que sus socios aceptaran un dólar débil que espoleó la economía americana mediante las exportaciones.

El presidente del Consejo de Asesores Económicos de Trump, Stephen Miran, habría descrito en este informe de noviembre la hoja de ruta, en la que identificaba a un dólar fuerte como la “raíz del descontento” económico. Si hay un plan, dicen fuentes europeas que tendrán que lidiar directamente con él, este es el plan. Miran no cree que la explicación del tremendo agujero fiscal de EE UU sea una política fiscal laxa, sino la necesidad de financiar las compras que se hacen al exterior. Además, otras potencias extranjeras están acaparando dólares, encareciendo así la moneda. La culpa del roto en las finanzas americanas es de los otros. 🤷🏻‍♀️

La idea del Accord (que tomaría su nombre del lugar donde se negociaría, en este caso la residencia de vacaciones de Trump) se resume en presionar a los países aliados con la amenaza de aranceles hasta que se ablanden y se avengan a depreciar artificialmente el dólar. La sensación de peligro y caos que Trump está inflando con sus sorprendentes relaciones con Vladímir Putin, también crearía el clima de inseguridad mundial propicio para doblegarse ante el magnate.

La guinda del acuerdo pasa por que los socios canjeen los bonos americanos que tienen en cartera ―y que en la jerga se llaman Treasuries―, por bonos a perpetuidad con bajas o nulas rentabilidades. Miran, que en el sector es considerado como un economista mediocre, baraja que esto se haga con la aquiescencia de los socios, pero también propone un plan b: hacerlo a la fuerza.

Qué va a pasar

Lo primero que va a pasar, o está pasando, es que las potenciales contrapartes de este distópico plan se están cabreando ―sorry― muchísimo y las posibilidades de que se avengan a cualquier acuerdo con Trump son ínfimas. Sin olvidar que el mundo ha cambiado desde 1985, y a día de hoy los principales socios comerciales de EE UU con los que tendría sentido pergeñar ese dólar débil son China, México y Vietnam. Estos dos últimos actores tienen un tamaño muy pequeño en el conjunto de los mercados globales para que su intervención frente al dólar tuviera impacto. Además, su agenda de seguridad vuela libre, no necesitan la “protección” de EE UU y por si fuera poco, los resultados del Plaza Accord, con Japón entrando en una anemia económica que dura hasta hoy, quitan las ganas a cualquier socio de suscribir un acuerdo.

Quién gana

Las posibilidades de que el plan se cumpla son muy pequeñas, pero por el camino el dólar ha comenzado a devaluarse. Los expertos aseguran que la depreciación de la divisa verde tiene más que ver con el fortalecimiento del euro gracias al efecto sorpresa del paquete de estímulo de Alemania. Pero sea como fuere, el dólar está hoy más barato que cuando Trump entró en la Casa Blanca. Eso significa que las manufacturas estadounidenses son más competitivas y deberían vender más (cerrando algo el déficit comercial).

En el caso extremo de que se cumpliera el plan trumpista, Manhattan se volvería a llenar de españoles –y europeos– arrastrando maletas vacías para atiborrarlas de zapatillas deportivas a precio de derribo, como sucedió a principio del milenio. ¿Se acuerdan del Give me two?

Quién pierde

El canje de deuda estadounidense por deuda perpetua o casi gratuita es en la práctica un default, si es forzoso, y esto es una consecuencia mucho más seria. Este es el tiempo en el que vivimos: circula un supuesto plan del presidente de Estados Unidos para dejar de pagar parte de la deuda.

Los expertos consultados dicen que por ahora el precio del bono americano no cotiza esa posibilidad. Pero de un Trump que ha dinamitado leyes y acuerdos, internos y externos, se puede esperar cualquier cosa. Los tenedores de deuda estadounidense, principalmente la zona del euro, pero también China y Japón, dejarían de ingresar estos intereses, pero en un mundo en el que nadie se fiaría de prestar dinero a nadie, quizás fuera lo de menos.

El resultado del Mar-a-Lago Accord sería una nueva arquitectura internacional, financiera y de seguridad, ese tan nombrado nuevo orden que pondría a Trump en el centro de todas las cosas y donde las leyes son papeles mojados en una playa de Florida.

En el escenario central, que este plan no salga adelante, la que va a perder es la economía estadounidense a la que Trump está induciendo a un estado de shock.

39%

Es lo que ha subido en un año el precio de la onza de oro. El metal es históricamente un valor refugio cuando otros activos caen, pero lo llamativo de su revalorización es que lo ha hecho de la mano de un dólar fuerte (hasta hace pocas semanas) y de unas bolsas en máximos. La explicación es que los países no-alineados están comprando oro de verdad, al estilo Tío Gilito, para guardárselo en sus bancos ya que ya no se fían más del que tenían en la Reserva Federal de EE UU (me asegura el economista jefe de Edbury, Enrique Díaz-Álvarez).

El concepto económico: ‘nearshoring’

Los planes de Trump sobre México y Canadá han puesto de moda un palabrejo intraducible: nearshoring, que es la estrategia de acercar los centros de producción para abaratar costes. México (por su frontera con EE UU) y Turquía, por su proximidad con la UE, son los casos más citados de esta práctica. La pregunta es ahora cuánto daño puede infligir EEUU a México sin pegarse un tiro en un pie. Las empresas estadounidenses son las más beneficiadas del actual tratado de comercio con México, que garantiza la competitividad de sus productos frente a, por ejemplo, China. Los economistas creen que México va a resistir muy bien la jugada porque no hay alternativa.

La frase

“La guerra es la continuidad de la política por otros medios”, dijo el teórico de la guerra Carl von Clausewitz y Trump solo le ha añadido el concepto “comercial”.

Que tengan una muy buena semana.

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