Las claves: la ‘nueva’ economía digital se sustenta en muy viejos métodos
Un modelo empresarial apoyado en la precariedad de sus trabajadores es, de por sí, ineficiente


Las plataformas digitales aterrizaron con la promesa de revolucionar la economía con su novísimo e innovador modelo laboral, para acabar usando, bajo la pátina de modernidad del algoritmo y las pantallas, un muy viejo método: la precarización del trabajador para su supervivencia. Según un estudio de la Universidad Complutense y el sindicato Comisiones Obreras, solo una de las siete grandes plataformas que operan en España aprueba un test básico de condiciones laborales dignas (Just Eat). Las demás, o no llegan a cubrir el salario mínimo, o no mitigan los riesgos del trabajo, o no proporcionan condiciones claras a sus empleados/usuarios (en la opacidad del concepto existe una inherente precarización). Y todas, sin excepción –siempre de acuerdo con el informe– imponen cláusulas contractuales abusivas y carecen de un proceso de gestión equitativo. Un modelo empresarial sustentado en la precariedad de sus trabajadores –por muy avanzado que parezca o por muchos anglicismos que usen sus encargados– es, de por sí, ineficiente. Y está condenado al fracaso.
Las previsiones, a diferencia de los semiconductores, no dan de comer
Miles de millones de dólares están siendo invertidos en compañías que desarrollan o que están relacionadas con el desarrollo de inteligencia artificial, a cambio de... ¿previsiones? Anthropic, que gana usuarios a buen ritmo gracias a su chatbot Claude, es la más cercana de las start-ups del sector a ser rentable, y prevé que esto ocurra...en 2028. OpenAI, a quien se ha abandonado todo el sector tecnológico, espera que su break even llegue en... 2030. Este año apuntan a unas pérdidas de 74.000 millones de dólares. En cinco años pueden pasar muchas cosas. Nvidia, al menos, vende semiconductores. Contantes y sonantes.
Trump racanea en sanidad pública... salvo con los fármacos antiobesidad
Mientras los republicanos desmantelan un poco más la deficiente sanidad pública de EE UU, Donald Trump anuncia, paradójicamente, un acuerdo con las grandes farmacéuticas para ofrecer los tratamientos antiobesidad con descuento en una web llamada TrumpRx (recetas Trump), a cambio de exenciones arancelarias. Las grandes firmas prometen asimismo que rebajarán los precios en el país, o que al menos no venderán más barato en otros lugares (quizá dejen de vender en ellos, directamente). Los Gobiernos de todo el mundo tienen la mosca detrás de la oreja con el creciente gasto en salud que reclama el envejecimiento de la población, pero ni siquiera la Casa Blanca quiere renunciar a subirse a la ola de la lucha contra la obesidad por la vía simple, aunque salga cara.
La frase
Han convertido Madrid en un casino en el que Quirón siempre gana y los ciudadanos siempre pierden (...) Madrid ha bajado en 5.700 millones los impuestos a la clase alta, ha dado 5.000 a contratos con Quirón. Uno de cada tres de euros de la sanidad madrileña va a conciertos con clínicas privadas.Pedro Sánchez, presidente del Gobierno
El deporte, una forma artística comparable a la danza que además es impredecible
Para Woody Allen, el deporte es una forma de arte escénica comparable a la danza, que además cuenta con un elemento de atracción adicional: su impredecibilidad. Eso explica en buena medida que las plataformas de vídeo en streaming se peleen cada vez más por los derechos de las transmisiones deportivas, que siguen atrayendo a un número importante de suscriptores que quizá no ven demasiada diferencia entre las series y películas de unas y otras, pero sí que saben que quieren ver determinado torneo de fútbol o baloncesto. Pese al crecimiento de propuestas heterodoxas dirigidas a los jóvenes como la Kings League de Gerard Piqué e Ibai Llanos, las competiciones de toda la vida, como la NBA, siguen batiendo récords de ingresos por televisión.

