Las claves: Almaraz y la larga sombra del tablero político
La prolongación de la vida de la central extremeña va más allá de lo puramente energético


La prolongación de la vida de la central de Almaraz va más allá de lo puramente energético. La instalación, como todo asunto mediático, es una ficha más de un agitado tablero político. En Extremadura, primero, donde la presidenta y candidata, María Guardiola, anunció el 10 de octubre una rebaja de impuestos, como pedían las eléctricas y rechazaba el Ejecutivo central. Guardiola lo hizo en parte para satisfacer los intereses de Vox –gran defensor de la nuclear– y lograr su apoyo para, primero, unos presupuestos que han quedado caducos y, segundo, para un eventual Gobierno tras las elecciones. Pero, ¿y si consigue una mayoría absoluta? No es menos cierto que son diversos los colores de las fuerzas que abogan por una prórroga. Unos días después, las eléctricas pidieron la extensión sin condiciones. Y el tablero se complica: mañana se vota la Ley de Movilidad Sostenible en el Congreso, que incluye una enmienda introducida por el PP –que el Ejecutivo no ha vetado– para posponer el cierre de Almaraz, Ascó I y Cofrentes. Esta última central, a su vez, puede servir de moneda de cambio para elegir al nuevo presidente valenciano. Del apagón, sin embargo, ya no se habla tanto.
Pesimismos colectivos y optimismos individuales
Pocas encuestas se libran de este sesgo: mientras los encuestados señalan lo mal que está el conjunto, afirman que a ellos, personalmente, les va bien. El último caso es el del Círculo de Empresas, donde la mitad de los empresarios afirma que la situación económica española es mala, pero, al mismo, tiempo, prevén aumentar su facturación en los próximos 12 meses. Los sociólogos suelen achacar este sesgo a que somos más severos en los juicios colectivos que en los individuales, lo que llevaría a pensar que ni los otros están tan mal, ni nosotros tan bien. “Ante el pesimismo de la inteligencia hay que imponer el optimismo de la voluntad”, decía Gramsci.
Cuando la rentabilidad se dirige a la puerta, la ética mira por la ventana
El Parlamento noruego ha suspendido las normas éticas que rigen las inversiones del fondo soberano del país, después de desinvertir en Caterpillar, cuyas máquinas ha usado Israel en Gaza, y ante el temor a que cumplirlas le obligue a salir de sus apuestas más rentables (el ministro de Finanzas, Jens Stoltenberg, niega que haya detrás presiones de la Casa Blanca). Se da la paradoja, por otro lado, de que esas reglas impiden que el fondo invierta en en fabricantes de armas nucleares o sus componentes, como la estadounidense Lockheed Martin, de la que sí es cliente el propio Gobierno noruego. De fondo está la práctica –en absoluto novedosa– de los inversores institucionales de replantearse los compromisos sociales y ambientales cuando corre peligro la rentabilidad.
La frase del día
Nuestra soberanía y nuestra seguridad, y la de nuestros aliados, no están garantizadas. Las mujeres y los hombres de las Fuerzas Armadas Canadienses las protegen cada díaMark Carney, primer ministro de Canadá
Buffett lamenta que la transparencia haya derivado en exhibicionismo
Warren Buffett va apartándose poco a poco de la primera línea, pero sigue dejando perlas de conocimiento sobre el mundo empresarial. En una carta a los accionistas publicada el lunes, el fundador de Berkshire Hathaway lamenta que los requisitos de divulgación de los sueldos de los directivos hayan resultado contraproducentes, puesto que, en su opinión, en vez de provocar una reflexión sobre las diferencias retributivas dentro de una empresa, han provocado una carrera de envidia y codicia, que “siempre van de la mano”, entre ejecutivos por tener el salario más alto. En tiempos de exhibicionismo en las redes sociales, es más necesario que nunca centrarse en los logros y necesidades propios, y abstraerse de lo que consiguen otros –quizá, pese a todo, insatisfechos.

