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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Sun Tzu y Nvidia: el arte de la guerra en la era de la IA

El gigante de los chips demuestra que el éxito tecnológico no depende solo de la innovación, sino también de la estrategia

Una de las imágenes tópicas de un CEO de una gran compañía es visualizarlo sentado en su silla de trabajo revisando pasajes de El arte de la guerra, el clásico libro de estrategia escrito por Sun Tzu. Las tácticas militares y políticas que describe el general chino han sido extrapoladas en multitud de ocasiones al mundo de los negocios, mostrando su vigencia más de 25 siglos después de que fueran redactadas. No es difícil imaginar que, entre los máximos ejecutivos más fieles a sus lecciones, está Jensen Huang, CEO de Nvidia, tras la exhibición de actuaciones que ha desplegado en las últimas semanas.

La adulación como estrategia

Sun Tzu, en distintos pasajes de su libro, encamina a identificar y explotar la adulación sobre quien se deja llevar por ella. Si hay una persona de cuya manifiesta arbitrariedad depende el negocio de Nvidia es Donald Trump. Huang se ha ganado en estos meses el favor del presidente, que reconoció haber pensado inicialmente en dividir la compañía para fomentar la competencia. Una parte de este logro se ha debido a la habilidad del empresario de los chips para explotar el deseo del magnate neoyorquino de ser visto más como el CEO de EE UU que como un presidente tradicional, en particular como el líder ejecutivo del sector tecnológico.

Desde su entrada en el Despacho Oval, Trump dio un giro copernicano a muchos aspectos de la política hacia la industria digital de la Administración Biden. En las últimas semanas, Huang ha otorgado a la estrategia tecnológica de la Casa Blanca un nuevo refrendo de la compañía más poderosa del planeta con dos actuaciones que refuerzan el narcisismo trumpista. En primer lugar, la entrada en el accionariado de Intel, colaborando en el rescate gubernamental de la compañía. En segundo lugar, participando personalmente en la delegación presidencial en el viaje a Reino Unido, un ensayo general de la iniciativa gubernamental de exportación universal de la pila tecnológica de inteligencia artificial (IA) estadounidense.

Minando el crecimiento del rival

Otro objetivo reciente de las estrategias de Huang ha sido Huawei. Como resultado de las restricciones comerciales sobre China en el acceso a los insumos de fabricación de chips avanzados, la tecnología de las aceleradoras de IA de Nvidia superará en rendimiento a los de la compañía de Shenzhen durante los próximos años. Para poder competir, Huawei está apostando por la fuerza bruta, agregando en racks interconectados hasta dos decenas de miles de aceleradoras. La hoja de ruta de clústeres de computación de IA de la firma china cuenta así con productos que tendrán mayor capacidad que los que Nvidia prevé desarrollar en el mismo periodo. Su único condicionante es el gran espacio físico que necesitan.

El general y escritor chino llama a minar la capacidad de crecimiento del rival, creando un entorno que haga inevitable su derrota. Dos movimientos de Nvidia buscan achicar el espacio a Huawei en el naciente mercado de los supernodos de IA. Por un lado, obteniendo capacidades para desarrollar clústeres que rivalicen en niveles de agregación con los de Huawei. Se las proporcionará un acuerdo con Enfabrica, una start-up que posee una tecnología potencialmente capaz de interconectar hasta 100.000 aceleradoras de IA. Por otra parte, minando el acceso de la compañía china a potenciales clientes fuera de China para equipos tan específicos. Está tejiendo para ello una red de acuerdos de cooperación con entidades del golfo Pérsico, las únicas áreas del sur global que ya son clientes de Huawei en 5G y capaces de desarrollar centros de datos para albergar sus supernodos.

Romper las alianzas de los rivales

En El arte de la guerra, Sun Tzu destaca también la importancia de desmantelar las alianzas del enemigo. El acuerdo entre Nvidia y OpenAI está claramente inspirado en este principio. Los segundos se comprometen a desplegar sus aplicaciones en infraestructuras desarrolladas por los primeros hasta alcanzar 10 gigavatios de potencia. Nvidia, por su parte, invierte 100.000 millones de dólares en OpenAI. Pierden así fuerza el acuerdo que había establecido esta hace menos de un mes para contribuir al diseño de la nueva generación de aceleradoras de AMD –destinadas a ser equivalentes a la siguiente gama de Nvidia–, así como el que cerró con Broadcom para que le suministre procesadoras de IA personalizadas por valor de 10.000 millones de dólares. Las fulminantes caídas en bolsa de ambos rivales mientras Altman y Huang daban una entrevista conjunta ratifican la validez de esta táctica.

En una aplicación magistral de las estrategias presentadas por Sun Tzu en el siglo V antes de Cristo, Huang ha necesitado poco más de una semana y un puñado de acuerdos para reforzar a su compañía. El CEO de Nvidia ha demostrado que la victoria en la guerra tecnológica no depende solo de la innovación, sino de un enfoque estratégico que busca la victoria antes de que comience el combate directo. Los inversores han premiado una a una todas estas actuaciones. El valor de la acción ha crecido un 11,4% desde el 17 de septiembre, y todos escrutan los escritos de Sun Tzu a la espera de adivinar cuál será la siguiente actuación del ejecutivo de la cazadora de cuero.

Emilio García García es ex director de Gabinete de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones y coautor de ‘Chips y Poder’

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