El bufé de los reyes de la obesidad es más escaso de lo que parece
Eli Lilly y Novo Nordisk pueden sufrir si sus rivales son capaces de hacer fármacos más tolerables que Ozempic o Mounjaro

El rollizo futuro de los reyes de la obesidad está en peligro. Roche y Pfizer acaban de gastar más de 10.000 millones de dólares en adquirir prometedores tratamientos, y otros competidores están desarrollando rápidamente sus propios medicamentos. Las empresas establecidas Novo Nordisk, con un valor de 206.000 millones de euros, y Eli Lilly, de 614.000 millones (722.000 millones de dólares), pueden pensar que su ventaja inicial las protegerá de la competencia, pero una oleada de tratamientos mejores y más baratos podría socavar su cómodo duopolio.
Novo y Lilly dominan el mercado de la pérdida de peso. Ozempic, del grupo danés, se lanzó en 2018 para la diabetes, pero también se usa ampliamente para la obesidad, y tres años más tarde le siguió Wegovy, que está aprobado específicamente para pacientes con sobrepeso. Lilly le siguió de cerca con Mounjaro y Zepbound. Forman parte de una clase de fármacos conocidos como GLP-1, que actúan imitando una hormona que ralentiza el vaciado del estómago y suprime el apetito, y han permitido a los usuarios reducir su peso hasta en un 20%. Los dos gigantes están preparando nuevos medicamentos, entre los que hay alternativas orales y otros que podrían provocar una mayor pérdida de peso. Para 2030, los analistas de UBS esperan que el mercado de los tratamientos para la diabetes y la obesidad alcance los 130.000 millones de dólares. El año pasado, llegó a 30.000 millones, según IQVIA.
Esta mina de oro también ha elevado las valoraciones del dúo. Lilly cotiza ahora a unas 27 veces los beneficios futuros, casi el doble de la media de las farmacéuticas, según Visible Alpha. Aunque la prima de Novo ha caído en los últimos meses por la rotación de la dirección y a las preocupaciones sobre su cartera de productos, sigue valiendo unas 14 veces las ganancias futuras, mientras Pfizer cotiza a unas ocho veces.
En teoría, el duopolio parece difícil de romper. Novo y Lilly han ampliado drásticamente su base de fabricación en EE UU y otros mercados clave, lo que dificulta a sus rivales aumentar la producción. Sus marcas cuentan con la confianza de médicos y compañías de seguros.
Pero sus competidoras siguen intentando ponerse al día. En septiembre, Roche dio a conocer su estrategia para convertirse en uno de los tres principales actores del sector para 2030, tras adquirir 89bio (EE UU) por 3.500 millones de dólares. El grupo suizo espera entrar en el mercado con un arsenal de productos para atender al mayor número posible de clientes. Antes, en 2023, compró Carmot Therapeutics por casi 3.000 millones y, a principios de este año, también gastó 1.600 millones en un acuerdo para utilizar el medicamento oral para bajar de peso de Zealand Pharma. Pfizer también amplió su cartera de productos contra la obesidad con la compra por 7.000 millones de la biotecnológica de EE UU Metsera. En Reino Unido, AstraZeneca se ha asociado con la china Eccogene.
El carácter aún joven de este mercado implica que nuevos actores pueden entrar en él. Muchos están trabajando en versiones en comprimidos, que resultarían atractivos para los pacientes a los que no les gustan las agujas. Algunos, como el danés Zealand, están usando nuevas hormonas, como la amilina, que, al igual que los GLP-1, ayuda a suprimir el apetito, pero que, como se ha demostrado en ensayos clínicos, tiene menos efectos secundarios gástricos. Los nuevos fármacos pueden lanzarse en forma de moléculas pequeñas, como la aspirina y el ibuprofeno, que, a diferencia de las versiones actuales de péptidos, pueden administrarse en dosis más bajas y en combinación con otros fármacos. Esto podría ser un gran atractivo para muchos pacientes obesos que también padecen otras complicaciones relacionadas, como enfermedades renales y hepáticas, apnea del sueño y afecciones cardíacas.
Una de las claves será la tolerabilidad. Aunque Wegovy y Zepbound permiten una pérdida de peso espectacular, una minoría significativa de pacientes tiene dificultades para tolerarlos. Más de la mitad de los que toman medicamentos GLP-1 dejan de hacerlo al cabo de un año, y muchas citan efectos secundarios gástricos desagradables, según una investigación publicada en JAMA. Para otro 10%, no tienen ningún efecto. Así que la actual gama puede dejar sin explotar hasta el 60% de un mercado de 130.000 millones.
Los fármacos actuales también pueden provocar atrofia muscular. Los pacientes pueden perder hasta un 40% de su masa muscular magra mientras toman GLP-1, lo que causa problemas a los usuarios de más edad, que pueden ser más propensos a las caídas. También significa que las personas que dejan de tomar los fármacos y vuelven a ganar peso pueden acabar con índices de grasa aún más altos que cuando empezaron a tomarlos. Este tipo de complicaciones dejan mucho margen para los intrusos. Por ejemplo, la píldora que están desarrollando AstraZeneca y Eccogene ha demostrado en los primeros ensayos un menor desgaste muscular que los tratamientos actuales.
Imaginemos que el mercado se dispara hasta 130.000 millones en 2030. Si lo multiplicamos por 5, la media del valor empresarial de Lilly y Novo en relación con las ventas en ese año, el valor asciende a 650.000 millones. Si la cuota de mercado de Lilly y Novo cayera al 50%, podrían perder un negocio por valor de 325.000 millones, en torno a un tercio de su capitalización bursátil combinada. Incluso eso podría ser un resultado benigno, dado que hay unos 13 fármacos prometedores en fase de ensayos avanzados y 130 en fase de desarrollo, según un informe de Stifel de 2024. Si los grupos rivales pueden producir fármacos candidatos que sean más fáciles de tomar y tolerar, la fortuna de estas dos empresas se reducirá drásticamente.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

