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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los siete magníficos, triunfadores en un mundo convulso

La jugada arancelaria de Trump está resultando menos dañina de lo esperado para la Bolsa de EE UU, y en particular para las grandes tecnológicas

CINCO DÍAS

La jugada arancelaria de Donald Trump está resultando menos dañina de lo esperado para la Bolsa de EE UU, al menos en comparación con las del resto del mundo, y en particular para los siete magníficos, que siguen su triunfal evolución en el parqué, aunque con notables diferencias dentro del grupo. Nvidia, la incombustible Microsoft y Meta son las grandes ganadoras de lo que va de año, mientras Amazon y Alphabet se mantienen planas, Apple sufre y Tesla se desploma, bien es verdad que desde una valoración que siempre pareció excesiva, y propia de un culto a su jefe.

Las esperanzas en las posibilidades de la inteligencia artificial son el fundamento principal de la apuesta de los inversores, que dudaron con la irrupción de la china DeepSeek, pero que siguen viendo en el dominio de los gigantes de Silicon Valley las mayores oportunidades para sacar provecho de una tecnología que podría transformar el mundo, pero que aún plantea muchas incertidumbres. No en vano, compañías como OpenAI se han lanzado a hacer un gasto de capital disparado, cuyas probabilidades de rentabilidad son muy dudosas. Las grandes tecnológicas cuentan con la ventaja de poder absorber a los rivales que les vayan surgiendo, como han hecho en los últimos años en el sector de las redes sociales, por ejemplo, con la adquisición de Instagram y WhatsApp por Facebook como hito destacado.

Los siete magníficos permanecen en apariencia inmunes a los riesgos sobrevenidos por la guerra comercial que sí castigan al resto de los valores: en concreto, los inversores no ponen en precio la posibilidad de que la UE contraataque a la Casa Blanca con medidas dirigidas a los servicios digitales. Ciertamente, el cuestionado acuerdo de hace una semana entre Bruselas y Washington parece descartar a corto plazo cualquier medida en ese sentido.

Tampoco les afectan los indicadores de ralentización económica, con riesgo incluso de recesión, que llegan desde Estados Unidos, y que el viernes se sumaron a la última andanada de tarifas de Trump para hacer caer las Bolsas europeas, así como al billete verde. La situación puede acabar obligando a la Reserva Federal a bajar los tipos, una decisión a la que se resiste, pese a las amenazas del propio presidente de EE UU. Este ha demostrado en las últimas semanas que, aunque fanfarronee, conviene tomárselo en serio, porque incluso una pequeña parte de sus advertencias tienen un gran impacto cuando llegan a materializarse.

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