Otra incógnita más en la compleja ecuación de los tipos
Oriente Próximo abre un nuevo frente para las autoridades monetarias


Los altibajos del precio del petróleo en las dos sesiones de esta semana, tras las fuertes subidas de los días precedentes, reflejan el estado de ánimo de los inversores respecto a la situación en Oriente Próximo: inquietud más que preocupación; volatilidad más que caídas a plomo. Acostumbrados a la fuerza a vivir en el filo de la navaja, los analistas aguardan señales (sobre todo, de la Casa Blanca), al tiempo que intentan calibrar escenarios probables o posibles, prácticamente imposibles de anticipar en su totalidad.
En este sentido, las declaraciones de Donald Trump apuntando a un “final real” del conflicto y no a un alto el fuego, además de los acontecimientos sobre el terreno, apuntan a que el bombardeo de Irán y la respuesta sobre Israel van para largo. El petróleo repunta, las Bolsas bajan y el mercado, lejos de entrar en pánico, regresa (a grandes rasgos) a donde estaba a cierre del viernes.
Ahora bien, una cosa es el mercado y otra la economía. Si los precios en el mercado del petróleo o los parqués de renta variable muestran movimientos contenidos, es porque los inversores no quieren realizar grandes apuestas, escaldados de los imprevisibles episodios de volatilidad de este año. Si el conflicto, como parece, puede ser más prolongado, los precios del petróleo estarán más tiempo en niveles altos, lo que a su vez provocará una mayor afectación en las economías occidentales, por el lado de la inflación. Todo eso contando con que Irán no intente cerrar el estrecho de Ormuz como represalia, un movimiento que sí dispararía el petróleo, pero que expondría a Teherán a represalias adicionales.
Una nueva variable entra, pues, en la matriz de decisión de los banqueros centrales. Hoy la Reserva Federal de Estados Unidos se reúne, de nuevo, bajo la presión dialéctica de Trump, y de nuevo su presidente, Jerome Powell, mantendrá sin cambios los tipos de interés. En 2022, la invasión rusa de Ucrania aceleró la inflación a un ritmo que pilló con el paso cambiado a los banqueros centrales. Con este historial, los acontecimientos en Oriente Próximo son un factor de disuasión adicional a la hora de pensar en rebajas de tipos.
Las autoridades monetarias ya estaban pendientes de que cristalizara el escenario arancelario, crítico para la inflación. Ahora tienen un segundo frente, cuya capacidad disruptiva también es de gran magnitud, por más que los mercados de valores sigan, punto arriba punto abajo, en zona de máximos históricos.