La filosofía Buffett: ve despacio y que no se te rompa nada
En un mundo que asiste a la eclosión de la inteligencia artificial o la computación cuántica, la respuesta fácil es pensar que aquellos principios ya no valen


Vivimos tiempos en los que la polaridad de las brújulas se invierte cada pocas horas. La locuacidad de Donald Trump y sus volantazos es el ejemplo más extremo, pero el mundo, y en concreto los inversores, llevan algunos años, más o menos desde la pandemia, sujetos a esta nueva normalidad, en la que la línea del tiempo avanza en modo acelerado. Criptos, acciones meme, euforia tecnológica, instrumentos de inversión que se asemejan a los billetes de lotería... El mundo de los mercados se ha vuelto también difícil de discernir con las herramientas tradicionales.
Precisamente este enloquecido 2025 será el último año profesional del inversor más famoso de la historia, y probablemente el más exitoso. Cualquier gestor de fondos emergente daría lo que fuera por obtener una rentabilidad del 20% durante tres ejercicios seguidos. Warren Buffett lo logró durante 60 años, con una receta cuyos ingredientes apelan directamente al sentido común, unos criterios que ha mantenido inalterables a lo largo de las décadas. Una empresa con capacidad de generar beneficios y cotización atractiva terminará por dar rendimiento a los inversores si se mantiene en cartera el plazo suficiente. En el caso de Berkshire Hathaway, el plazo medio de inversión es de una década.
Cabe la pregunta de si estas premisas son válidas hoy por hoy. No lo sabemos; Buffett apuesta por balances sólidos y ventajas competitivas, pero puede que el mundo vaya tan rápido que las empresas (y por ende, los inversores) no puedan capitalizar estas ventajas. El dominio de las grandes tecnológicas se consolidó en pocos años, considerando los plazos de inversión del Oráculo de Omaha, y este solo se subió pasados los años al carro de Apple. Si la filosofía de Silicon Valley es ve rápido y rompe cosas, la de Warren Buffett apuntaba más a ir despacio y no comprar nada que se pueda romper. En un mundo que asiste a la eclosión de la inteligencia artificial, la computación cuántica o la edición genética, la respuesta fácil es pensar que aquellos principios ya no valen.
Sin embargo, la historia juega a favor del anciano inversor. “Esta vez es diferente” es la frase más repetida en las burbujas financieras. Y ya desde el otoño de 2024 Berkshire Hathaway mantenía niveles récord de liquidez en sus carteras, señal de que consideraba los precios del mercado de valores demasiado exigentes. Justo antes de que los parqués se vieran sacudidos por la irrupción de DeepSeek y la llegada de Trump.