Australia está bien colocado aprovechar la ola anti-Trump
El país está menos expuesto a las exportaciones que Canadá, y tiene una deuda de solo el 50% sobre el PIB

A juzgar por algunas elecciones, Donald Trump no está teniendo el impacto fuera de EE UU que muchos esperaban. El sábado, australianos y singapurenses siguieron el ejemplo de los canadienses, que días antes habían reelegido a los que se habían opuesto a los aranceles. De los tres, Australia parece ser el que más opciones tiene de aprovechar para emprender audaces reformas internas.
El país dio la gran sorpresa: las encuestas daban a los laboristas, liderados por el primer ministro, Anthony Albanese, la perspectiva de gobernar en minoría. Ganó por mayoría aplastante. Fue en gran medida a expensas de la oposición conservadora, cuyo líder, Peter Dutton, se unió a su homólogo canadiense en la pérdida de su escaño. Varias de sus políticas, que se hacían eco de las de Trump, fracasaron, entre ellas la promesa de recortar los empleos públicos y prohibir a los que quedaran trabajar desde casa. Dutton abandonó esa postura al principio de la campaña, pero los pésimos resultados de la oposición dejan a Albanese no solo con un mandato más amplio, sino también con más opciones de seguir en el poder durante al menos dos mandatos más.
Albanese puede aprovechar para impulsar con valentía algunas cuestiones clave. Una de ellas es la escasez de viviendas asequibles de calidad: entre 2000 y 2024, el precio medio se multiplicó por 13 respecto a la renta media, según Super Members Council. El plan laborista evita la apuesta de la oposición por impulsar la demanda sin abordar la oferta.
El resultado de Australia también elimina la incertidumbre inversora en torno a la transición energética, que ha sido decepcionantemente lenta. Albanese quiere que las renovables supongan más del 80% de la generación eléctrica para 2030. Dutton quería impulsar la nuclear, prohibida en Australia.
Albanese se beneficia de dos cosas que no tienen Mark Carney en Canadá y Lawrence Wong en Singapur. Los aranceles no afectarán tanto a Australia, ya que depende menos de las exportaciones a EE UU que Singapur y Canadá. Canberra también tiene más margen de maniobra: la deuda pública bruta total equivale al 50% del PIB, frente al 112% de Canadá y el 175% de Singapur. Es cierto que sería preferible que no hubiera guerra comercial. Pero Australia está en mejor posición que la mayoría para no distraerse demasiado.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías