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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El memorándum del Día 1 de Amazon incluye una útil guía para los aranceles

Absorber parte de las tarifas o publicar su impacto honraría sus principios de cuidar a los clientes y mirar a largo plazo

Un camión de Amazon, en diciembre pasado en Robbinsville (Nueva Jersey, EE UU).

En la primera carta que Jeff Bezos escribió a los accionistas tras la salida a Bolsa de Amazon en 1997, prometió que la librería online se obsesionaría con los clientes y daría prioridad al largo plazo. Honrar esos ideales hoy en día significaría sacrificar el margen de beneficio para absorber algunos de los elevados aranceles de EE UU o, al menos, publicar los costes asociados a los consumidores. De lo contrario, se enviaría el mensaje de que se centra más en el corto plazo y menos en los compradores.

Bezos apareció en el radar de Donald Trump la semana pasada después de que Punchbowl News informara de que Amazon podría mostrar los aranceles específicos de importación junto a los productos en venta. La Casa Blanca calificó la medida de “hostil y política”, pese a que sectores que van desde las aerolíneas hasta las apps de reparto de comida a domicilio proporcionan detalles similares en sus facturas. Amazon afirmó luego de que solo había estado valorando esa medida para Haul, su tienda de bajo coste rival de Temu, mientras Trump dijo que Bezos “había resuelto el problema muy rápido”.

No obstante, la guerra comercial amenaza con frenar el avance de Amazon en su mayor mercado minorista, Norteamérica. En 2019, el margen operativo en la región había alcanzado el 4% antes de que la inflación lo hundiera. La tasa se recuperó hasta el 6% en 2024, y la empresa informó el jueves de que había mantenido ese nivel de rentabilidad en el primer trimestre.

Algunas firmas, entre ellas el también megaminorista Walmart, han afirmado que esperan soportar los aranceles sin castigar a los clientes. Según los analistas de Bernstein, alrededor del 30% de los productos vendidos por Amazon en EE UU proceden de China. El porcentaje es aún mayor en su mercado de terceros. La publicidad también podría verse amenazada. Algunos vendedores de Amazon ya están reteniendo mercancías, lo que pone al CEO, Andy Jassy, en una situación difícil.

Según los analistas del Bank of America, podría subir los precios, de media, un 12% para compensar el arancel del 50% sobre las importaciones chinas. Con los consumidores muy preocupados por la economía, sería arriesgado repercutirles los gastos adicionales. Starbucks y McDonald’s están entre las empresas que han registrado una caída de las ventas, lo que podría augurar una reducción más generalizada del gasto discrecional.

Si Amazon se toma en serio su obsesión por los clientes y por evitar la miopía, renunciaría a parte de sus beneficios y se haría cargo de una parte de los aranceles. Esto ayudaría a los consumidores a superar un bache, mantendría su interés por la web y fomentaría su fidelidad. Alternativamente, Bezos y Jassy podrían explicar a los compradores cuánto de su factura refleja los preciados aranceles de Trump. Amazon vuelve a publicar cada año el manifiesto del Día 1 para recordar a las partes interesadas su filosofía rectora. Ahora sería un buen momento para cumplir con ella.

La fiebre oculta una crisis inminente

Los temores comerciales provocaron un alza repentina del transporte de mercancías al comienzo del año. Probablemente sea el presagio de una desagradable resaca. Las empresas de EE UU, que se apresuraron a adelantarse a la oleada de aranceles de Trump, provocaron un aumento de las importaciones en el primer trimestre, lo que ha elevado en más de un 40% en lo que va de año el Índice Baltic Dry, un indicador clave de los costes de 20 rutas marítimas mundiales, según LSEG. Pase lo que pase con la política comercial, la caída es inevitable.

La carrera mundial por adelantarse a los aranceles supone un impulso para las empresas que pueden hacer frente a la complejidad. A.P. Moller-Maersk, la mayor firma de transporte de contenedores, afirmó que aún no ha cancelado ni una sola travesía transpacífica este año. El tráfico ferroviario en EE UU aumentó un 5 % interanual en la semana del 20 al 26 de abril, según la Asociación Americana de Ferrocarriles, mientras las rutas que combinan el transporte ferroviario, marítimo y por carretera registraron un aumento del 8% en el volumen.

Pero estos parecen ser casos cada vez más aislados a medida que los aranceles comienzan a surtir efecto. La alemana Hapag-Lloyd, la quinta mayor naviera, informó de una tasa de cancelación del 30% en el transporte de mercancías entre China y EE UU en abril. El CEO del puerto de Los Ángeles, Gene Seroka, espera que el volumen procedente de China caiga un 35% esta semana.

Todo ello acabará repercutiendo en el negocio terrestre de transporte de mercancías de un punto A a un punto B. Según la American Trucking Associations, hay unos 3,5 millones de camioneros, más que todos los bomberos, policías y funcionarios de prisiones del país juntos. La ralentización amenaza no solo al sector, sino a la economía en general.

Las tarifas de entrega de camiones de plataforma cayeron por primera vez este año durante la semana del 12 al 18 de abril, según las firmas de investigación del sector Truckstop y FTR. Las acciones de la empresa de transporte Saia, con 101 años de antigüedad, se desplomaron un 31% tras incumplir ampliamente las expectativas de los analistas para sus resultados del primer trimestre. El director financiero, Matthew Batteh, afirmó que el crecimiento de los envíos en abril pasó a ser negativo en comparación con el año pasado, tras un aumento del 3% en marzo.

Cualquier alivio en los aranceles podría llegar demasiado tarde para evitar algunas dificultades. United Parcel Service anunció 20.000 recortes de empleo, ya que pierde alrededor del 50% del volumen de envíos de su mayor cliente, Amazon. Andy Jassy dijo que tanto los comerciantes como su equipo tomaron medidas para acumular existencias, lo que implica una desaceleración en el futuro.

Además, la pandemia ha puesto de manifiesto lo difícil que es gestionar una parada repentina. Cuando se reanudó la actividad tras los confinamientos, los almacenes retrasaron la recogida de contenedores, lo que provocó atascos en las terminales. Los inversores ya están captando el mensaje, y el Dow Jones Transportation Average ha caído un 14% este año. En este momento, puede que ya no haya ningún rumbo que trazar para contrarrestar el impacto.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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