La ayuda estatal es más difícil de conseguir en 2025 que en 2020
Incluso si el daño arancelario es mayor de lo previsto, los Gobiernos serán menos generosos que con la covid

El caos arancelario de Donald Trump está resucitando un sistema de apoyo de la era covid. Al igual que en marzo de 2020, los mercados están fluctuando enormemente y los Gobiernos están discutiendo un alivio para las empresas que están en el extremo agudo de una gran conmoción. Pero esta crisis resultará más difícil de manejar para los políticos, sobre todo porque los aranceles en sí mismos son un blanco móvil.
En 2020, las intervenciones estatales no fueron baratas. El FMI estimó que las medidas de apoyo presupuestario anunciadas hasta el 11 de septiembre de 2020 ascendían a un total de 11,7 billones de dólares, es decir, casi el 12% del PIB mundial. Muchas economías avanzadas registraron un gasto adicional equivalente a más del 10% de su producción económica durante la pandemia.
Esta vez, los Gobiernos no temen que sus sistemas sanitarios se vean desbordados, sino que están preocupados por los efectos en cadena de los aranceles sobre industrias y empleos críticos. Canadá, Portugal, Corea del Sur y España han presentado algún tipo de paquete de apoyo presupuestario diseñado para ayudar a las industrias expuestas a gestionar el impacto de los aranceles. Pero las sumas involucradas palidecen en comparación con sus respuestas a la covid. Portugal anunció la semana pasada que había destinado 10.000 millones de euros en ayudas para los exportadores, lo que representa algo más del 3% de la producción del año pasado, que fue de 303.000 millones de dólares. España está preparando 14.000 millones de euros para los sectores afectados. Y Canadá ha hecho más fácil para los trabajadores pedir prestaciones por desempleo, y ha permitido a las empresas más afectadas aplazar el pago del impuesto sobre la renta, una medida que equivale a 40.000 millones de dólares canadienses (25.000 millones de euros) en apoyo a la liquidez.
Cómo y cuándo se desplegarán estos sistemas depende del resultado de las negociaciones con una errática Administración Trump. Si el presidente de EE UU se empeña en reinstaurar los aranceles a sus niveles del “Día de la Liberación”, algunos países y sectores exportadores se enfrentarán a una amenaza existencial. Pero este daño se repartirá. Los investigadores de Capital Economics calculan que, si los aranceles sobre la mayoría de los países fuera de China se mantienen en el 10% y las represalias de otras naciones siguen siendo limitadas, solo se reducirá el 0,4% del PIB mundial en dos años.
Pero incluso si el daño es mucho más extremo de lo previsto, los legisladores pueden ser reacios a intervenir con el tipo de planes generosos que eran habituales en 2020. Esto se debe a que todavía están pagando la factura de la última crisis. Aunque la deuda en las economías avanzadas había vuelto a caer al 109% del PIB en 2024, desde un máximo histórico del 122% en 2020, sigue estando por encima del nivel anterior a la pandemia, del 13 %.
Aun así, una ventaja que tienen los Gobiernos en esta crisis incipiente es el tiempo. La decisión de imponer confinamientos y improvisar sistemas de ayuda a los trabajadores se tomó prácticamente de la noche a la mañana en un contexto de crisis de salud pública en aumento. Esta vez, los Ejecutivos pueden pasar meses decidiendo cómo y cuándo ayudarán a los diferentes sectores. Pero incluso con esta ventaja, el daño de la crisis arancelaria se prolongará durante muchos años.
Impulso para Argentina
No llores por Argentina aún. El nuevo paquete de préstamos de 20.000 millones de dólares del FMI al país puede parecer la triste continuación de décadas de intervenciones que no lograron poner la nación sudamericana en una situación económica estable. Pero al desmantelar los estrictos controles sobre el valor oficial de su moneda, Javier Milei está abriendo la puerta al comercio internacional justo cuando los aplastantes aranceles de EE UU trastocan las relaciones globales.
El paquete del FMI, mayor de lo esperado, respaldará los esfuerzos de Argentina para eliminar la paridad del peso vigente desde 2019. Siempre fue un esfuerzo inestable: el viernes, el precio oficial de la moneda cerró en 1,074 por dólar, pero las tasas paralelas de uso común a nivel local se situaron en 1,355. Al permitir que el peso fluctúe libremente dentro de una banda que se amplía con el tiempo, el presidente está facilitando el acceso a los mercados globales. Los inversores están respondiendo. La brecha entre los dos tipos se redujo al 5% el lunes, desde el 26% de la semana pasada. Los bonos internacionales de Argentina se recuperaron y el índice local S&P Merval subió un 5%.
Es un cambio radical para un país tan a menudo en desacuerdo con los financieros internacionales. Un impago de la deuda en 2002 provocó años de enfrentamientos con los inversores liderados por Elliott, mientras que una disputa sobre la incautación de YPF a Repsol en 2012 dio lugar a una sentencia judicial de 16.000 millones de dólares a favor del fondo Burford Capital, que aún está en litigio. El FMI señala con frialdad que el programa de 2022 “no logró” sus objetivos.
Mientras, aunque las tasas de inflación y pobreza han caído, se mantienen en el 56% y el 38%, respectivamente. Pero Milei tiene el tiempo de su lado. Mientras los mercados de todo el mundo se tambalean por los radicales aranceles de Trump, Argentina está relativamente aislada, ya que su comercio con EE UU representa menos del 3% del PIB. La gran cantidad de materias primas del país podría tentar a los que buscan reorientar sus cadenas de suministro. Con las terceras mayores reservas de litio del mundo, puede beneficiarse del aumento del gasto en infraestructuras. Alrededor del 85% de sus 19.000 millones de dólares en exportaciones de soja en 2024 se destinaron a China, una ventaja si esta se desvincula de los suministros de EE UU.
Y algunos inversores internacionales ya están apoyando. El gestor de hedge funds Stanley Druckenmiller dijo a CNBC en 2024 que estaba comprando acciones argentinas. Jay Newman, un exgestor de cartera de Elliott, se ha opuesto a la indemnización judicial de Burford. Y Milei disfruta de una estrecha relación con la Administración Trump. Esta vez, por fin, las cosas podrían ser diferentes.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías