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Las claves
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las claves: La motosierra de Kennedy resta atractivo bursátil a las farmacéuticas de EE UU

Los recortes del secretario de Sanidad, además de su escepticismo hacia las vacunas y otros consensos científicos castigan duramente al sector

El secretario de Sanidad de EE UU, Robert F. Kennedy Jr.
CINCO DÍAS

La fama de los recortes en la Administración estadounidense se la está llevando Elon Musk, pero la lana la están cardando otros como Robert F. Kennedy, secretario de Sanidad, que ha hecho un profundo ajuste en las agencias de salud del país. Eso y su escepticismo hacia las vacunas y otros consensos científicos está castigando duramente a las farmacéuticas de EE UU, pese a su tradicional carácter defensivo. El daño para la industria puede ser aún mayor a medio y largo plazo, pues buena parte de la investigación básica depende de la financiación pública (aunque luego los beneficios se los quede en gran medida el sector privado).

Las compañías europeas están un poco más tranquilas, especialmente porque los fármacos han quedado exentos de la arancelada general (quizá por la afición de Musk a los tratamientos antiobesidad). Pero eso puede cambiar. Y aunque la visión de la ciencia en Europa sea otra, las necesidades de ahorro de las arcas públicas también son altas: por eso es difícil que los investigadores repudiados por la Casa Blanca encuentren acomodo aquí. Los inversores en salud centrados en el Viejo Continente tampoco deberían confiarse.

¿La estafa la quiere para comer aquí o se la lleva en túper?

Hubo una época en la que, en los destinos turísticos de sol más solicitados por los extranjeros –sobre todo británicos–, cundía una estafa habitual: un reclutador conseguía que un grupo de personas manifestase haber sido intoxicada por la comida de su hotel para sacarle los cuartos. Esto parece haber remitido, gracias al control de las autoridades, pero hay una parte de la hostelería que teme que vuelva a resurgir con la obligación de dar túperes de la nueva ley de seguridad alimentaria. Los hosteleros quieren que se reconozca explícitamente la responsabilidad del consumidor sobre lo que hace con su túper. Un parche a la pericia del estafador.

Para afrontar la crisis de la vivienda hace falta imaginación... e intención

El problema de la vivienda no es tan complicado –que cuesta entender– como complejo: que tiene muchas capas y factores. Tantos, que van de los sucesivos moradores de la Moncloa a las lavadoras de casa, esas de las que hay más modelos que tipos de soluciones habitacionales.

Dada esta complejidad, afirma un experto, la crisis –ya se puede llamar así– de la vivienda tiene que afrontarse con imaginación, tanto para las soluciones políticas como para las propias construcciones futuras. A ello cabría añadirle voluntad (y largoplacismo), porque bien es sabido que los horizontes de la clase política no superan los límites temporales de las legislaturas. Y en menos de un lustro se pueden construir más bien pocas casas.

La frase

empeorará, la guerra comercial empeorará. Habrá represalias a los aranceles de EE UU. Estamos en la cúspide de un bucle de retroalimentación muy, muy feo, en el que la gente reduce su gasto porque está preocupada por sus perspectivas laborales, y eso acaba cumpliéndose
Peter Berezin, jefe de estrategia global de BCA Research

Ser buena persona está bien, pero serlo con buenos modales está mejor

Las buenas maneras, en la mesa, el trabajo o el transporte público –en la vida, en fin– se han confundido en los últimos tiempos con pedantería e, incluso, clasismo. No ayudan especialmente los prescriptores que las venden como una puerta de acceso a los palacios de la realeza, cuando en realidad –como casi todas las normas consuetudinarias– son reglas lógicas para desenvolverse en un espacio dado. Porque no coger cierto alimento con la mano es una cuestión, sobre todo, de higiene, igual que saludar a una persona, aguantar una puerta o pedir disculpas es una cuestión de respeto. También es cierto que, al final, lo importante es ser una buena persona. Pero, ya puestos, mejor intentar ser buena persona y, además, tener buenos modales.

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