Ante los aranceles, Europa debe actuar
Las medidas procompetitividad, el avance hacia un mercado único de capitales y la apuesta decidida por la reindustrialización están en el centro de la estrategia


Una suerte de guion maldito se repite cuando el miedo se apodera de los mercados: bajan las Bolsas, el dinero huye al oro, refugio clásico; también al franco suizo o la deuda pública. Pero hoy aún no está muy claro por dónde van a llegar las balas, ni con qué profundidad. Donald Trump planea anunciar o incluso imponer mañana la que puede ser la mayor ronda de aranceles en casi 100 años. Y decimos puede ser, porque el presidente no ha sido claro desde que asumió el poder, con idas y venidas. Lo que sí está claro, como en toda guerra comercial, es que los impuestos a los productos foráneos vendrán seguidos de represalias de los países afectados y, a partir de ahí, los problemas para el crecimiento económico y la inflación están servidos.
La UE forma parte –junto con China, Canadá o México, entre otros– de los bloques más amenazados en esta contienda, en tanto que es uno de aquellos que mayor déficit comercial generan a EE UU, por lo que está en el punto de mira de Trump.
Resulta sencillo centrar el discurso en cuán equivocado está el inquilino de la Casa Blanca, el tiro en el pie que se puede estar disparando: los precios subirán y, dado que el mercado aún duda de las intenciones del republicano, si estos aranceles son un mero mecanismo de presión sin visos de permanecer en el tiempo, cuesta vislumbrar que se traduzca a corto plazo en relocalizaciones de producción industrial en terreno de EE UU. No hay más que ver lo que ha ocurrido en Bolsa con los fabricantes estadounidenses de automóviles. Y, a corto plazo, el efecto está siendo adverso: las amenazas de gravámenes aceleraron las compras en febrero y elevaron el déficit comercial hasta un 60% en febrero.
Pero la reflexión europea debe ir más allá de eso. Las palabras de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, apuntan en esa dirección: “Los europeos tenemos que jugar nuestras cartas. Somos una de las mayores zonas económicas del mundo. Y los inversores miran a Europa de un modo muy distinto que hace dos meses. Es un área donde la seguridad jurídica se respeta”, dijo ayer.
Las medidas procompetitividad planteadas en el informe Draghi, el avance hacia un mercado único de capitales y la apuesta decidida por la reindustrialización están en el centro de esta estrategia. No solo las represalias contra Washington. El miedo repite una suerte de guion maldito en los mercados. Históricamente, empero, también ha sido capaz de impulsar las acciones de los Gobiernos y los consensos más insospechados.