La Fed constata el rumbo equivocado de Estados Unidos
La rebaja de previsiones de crecimiento es abrupta a pesar de que es “demasiado pronto” para calibrar el impacto directo de unos aranceles

Inflación, transitoriedad, riesgos para el crecimiento, incertidumbre... Las palabras con las que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, explicó la decisión de dejar los tipos de interés sin cambios el miércoles forman parte del diccionario habitual del banquero central, pero se aplican sobre un contexto novedoso por complejo. Anticipar las tendencias económicas nunca ha sido labor fácil (ni una labor que destaque por la tasa de éxito) pero, al menos, los analistas tenían un marco más o menos conocido. Ahora economistas, inversores y bancos centrales han de jugar las mismas cartas de siempre, pero sobre un tablero de juego ignoto. Las decisiones de Donald Trump en geopolítica, administración, migraciones y, sobre todo, comercio exterior están tensando las costuras de la economía estadounidense. Las variables económicas dependen de elecciones y de expectativas humanas, y estas no se pueden aislar de una actualidad volcánica.
La incertidumbre máxima de la que ya habló el Banco de España en sus previsiones de este mes permite a Powell no entrar al choque con un Trump que tiene en la Fed uno de sus muchos focos de ira y culpabilidad. Pero el análisis no deja lugar a dudas: la rebaja de previsiones de crecimiento es abrupta a pesar de que es “demasiado pronto” para calibrar el impacto directo de unos aranceles que, por lo demás, cambian en cuestión de semanas, días o incluso horas. En paralelo a la previsión de menos crecimiento, Powell espera también más inflación (dos décimas más), impactada también por la guerra comercial.
Hablaba Powell de distinguir las señales del ruido para conjurar el temor a la estanflación (recesión inflacionista). Pero más allá de escenarios concretos, las señales son muy claras: en tres meses han empeorado las estimaciones para la economía, para la inflación y la confianza de consumidores, empresarios e inversores: la encuesta de gestores de fondos arrojó este mes la peor lectura en un cuarto de siglo.
La caída de los mercados se agudizó hace 10 días, cuando la Casa Blanca admitió un periodo de “transición” en la economía a causa del impacto de sus políticas. Los inversores captaron el mensaje el mismo lunes: el Trump 2.0 carece del pragmatismo, o de los guardarraíles, del Trump 1.0, está dispuesto a aceptar un riesgo de recesión a cambio de aplicar sus políticas. En términos geopolíticos, morales, científicos y tecnológicos, América es hoy mucho más pequeña que a principios de noviembre. En términos financieros y económicos, también.