La caída actual del Nasdaq en el contexto histórico de correcciones en los mercados de capitales
Pesará mucho si las disrupciones políticas y económicas son de corto plazo o si, por el contrario, son permanentes


Se empiezan a notar sobremanera las consecuencias de las agresivas medidas y anuncios económicos de la nueva Administración Trump. Los aranceles y las represalias comerciales de los países afectados generan incertidumbre y causan daños colaterales. La inversión y la economía americana se están resintiendo y se irá trasladando al resto del mundo. Pronto veremos revisiones a la baja de las predicciones macroeconómicas. Como es habitual, los mercados de capitales descuentan con rapidez lo que está pasando. Llevan nerviosos desde comienzos de 2025, sobre todo los estadounidenses: Dow Jones, y especialmente Nasdaq.
Este último ha experimentado caídas y una volatilidad significativa, reflejando la creciente preocupación sobre la posibilidad de una recesión en Estados Unidos y las implicaciones de las políticas comerciales y financieras actuales. La principal incertidumbre reside en si las correcciones financieras en las Bolsas americanas y las previsiones económicas a la baja son una cuestión de corto plazo o si están para quedarse. Si las medidas del Gobierno de Trump fueran permanentes –o incluso fueran a peor– podrían llegar a implicar tensiones constitucionales dentro de EE UU, de consecuencias imprevisibles. En este escenario más traumático, la corrección a la baja de algunos mercados –incluida la depreciación del dólar– puede ser más significativa que la inicialmente prevista.
El Nasdaq ha tenido una corrección del 8% desde el comienzo de año, con mucha volatilidad, y con un día negro, el día 10, cuando cayó un 4%, la tercera peor pérdida en puntos de su historia. Han destacado varios acontecimientos. En primer lugar, algunas declaraciones presidenciales en la que no se descartó la posibilidad de una recesión, indicando que el país podría estar en un “periodo de transición” por las políticas económicas que se están iniciando. Tampoco ayudó que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, calificara esta corrección como “saludable”, como una respuesta natural tras un período de euforia bursátil. Asimismo, el que Estados Unidos impusiera nuevos aranceles a socios tan importantes como Canadá y México ha generado tensiones que podrían afectar a la cadena de suministros y a la economía estadounidense en su conjunto, algo que el mercado descontó rápidamente.
El golpe se ha sentido particularmente en las empresas líderes tecnológicas. El caso más claro es el de Tesla, con una disminución del 15% en su valor el fatídico 10 de marzo, y con una corrección desde comienzo de año por encima del 30%, afectada por preocupaciones sobre la demanda de sus automóviles y la percepción pública de su CEO, Elon Musk, con responsabilidades en el Gobierno de EE UU.
Aunque algunos analistas señalan similitudes con la burbuja de las puntocom, de principios de los años 2000, otros expertos consideran que las condiciones actuales son diferentes. Entonces había una mayor especulación en torno a las empresas de tecnología e internet. El Nasdaq alcanzó su pico en marzo de 2000 y el estallido de la burbuja provocó una caída de casi el 80% durante los siguientes dos años, lo cual afectó gravemente a las economías de todo el mundo.
En la actualidad, las corporaciones tecnológicas han tenido un rally considerable que finalizó, al menos por ahora, en enero. Sin embargo, la fortaleza y solvencia propia de muchas de las big tech y de buena parte de los proyectos de futuro que auspician son más sólidas que las de aquellas puntocom. En cualquier caso, habrá que seguir muy de cerca los acontecimientos políticos en Estados Unidos y también en los desarrollos en el ámbito de la inteligencia artificial (IA), donde ha aparecido una rivalidad creciente de otras empresas (DeepSeek, por ejemplo).
A lo largo de los últimos 40 años, han existido otros episodios con notables correcciones bursátiles, aunque las razones han estado más alejadas de cambios políticos, económicos o tecnológicos. En el llamado Lunes Negro, 19 de octubre de 1987, el Dow Jones cayó un 22,6% en una jornada, en línea con otros mercados globales. Las causas incluyeron problemas con la negociación automatizada en las Bolsas y preocupaciones macroeconómicas (inflación).
Otro caso bien conocido fue la crisis financiera de 2008, por la explosión de la burbuja inmobiliaria y la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos. Llevó a una grave recesión global. Los principales índices bursátiles cayeron más del 50%. Le sucedió la crisis de la deuda soberana en la Eurozona, que afectó a Grecia, Portugal, Irlanda y España. El Ibex 35, por ejemplo, sufrió caídas significativas. Por último, la corrección por la pandemia de Covid-19 en 2020 llevó a una de las caídas más rápidas en la historia de los mercados. El S&P 500 cayó aproximadamente un 34% en un mes. Gracias a estímulos fiscales y monetarios sin precedentes, los mercados se recuperaron rápidamente.
En definitiva, las correcciones bursátiles han venido explicadas por numerosas causas. En la actual del Nasdaq, pesará mucho si las disrupciones políticas y económicas actuales son de corto plazo o si, por el contrario, son permanentes, llevando a un nuevo normal que agravaría el impacto en las Bolsas. También habrá que observar los mercados hermanos de renta fija, como se comprobó en la crisis de la deuda soberana. Pueden estar moviditos en Estados Unidos, e incluso los europeos. El anuncio de mayor gasto público (militar e infraestructuras) de Alemania encareció sus bonos soberanos, advirtiendo de lo que puede pasar con otros países europeos cuando anuncien mayores déficits por sus incrementos de las partidas en defensa y seguridad.
Santiago Carbó Valverde es catedrático de Economía de la Universitat de València y Director de Estudios Financieros de Funcas