Economía, renta y Bolsa ante los espejos del callejón del Gato
La actividad registra más cantidad que calidad y los índices bursátiles reflejan la marcha de las multinacionales

Es recurrente y engañosa la utilización como reflejo de la marcha de la economía del acelerado impulso que han tomado las cotizaciones de las empresas en la Bolsa en los últimos meses, como si el producto interior bruto y los índices bursátiles fuesen parientes gemelos. Pero conviene usar ese correlato con relatividad y distancia, porque aunque unos simulen replicar a otros de forma parcialmente fiel, la realidad ofrece parecidas distorsiones a las que se obtendrían de un paseo de ida y vuelta por el callejón del Gato frente a los espejos cóncavo y convexo que inmortalizó Valle Inclán.
La economía marcha nominalmente viento en popa, con crecimientos de más del 3% en el último bienio, pero acumula más cantidad que calidad y marcadas asimetrías sectoriales, como refleja el índice ampliado del mercado continuo, muy alejado de sus máximos. Mientras tanto, el Ibex 35, un indicador más selectivo y compuesto por grandes empresas, solo recoge en una tercera parte la marcha en el mercado doméstico de las compañías que lo componen, ya que los dos tercios restantes son réplica de mercados más allá de las fronteras ibéricas.
El genial narrador gallego Valle Inclán relató para el imaginario colectivo en Luces de Bohemia las imágenes distorsionadas que proporcionaban a los transeúntes dos espejos, uno cóncavo y otro convexo, colocados como reclamo comercial a ambos lados de la puerta de un colmado en la callejuela del poeta renacentista Juan Álvarez Gato, entre la Plaza de Santa Ana y la Calle de la Cruz, en Madrid. Recordaba así que las apariencias engañan, que nada es lo que parece ser, aunque los tiempos modernos lo cuestionen e impongan que la percepción es la realidad.
Con la economía española y la marcha de las empresas, que debería ser reflejo fiel de aquella, pasa algo parecido, y es arriesgado considerar, como hacen los responsables políticos de la economía, que la buena marcha de los mercados financieros es imagen fiel de la economía. España ha crecido a buen ritmo los dos últimos años, y parece que lo hará también en este, tras haberse aletargado más y por más tiempo que sus comparables durante la crisis sanitaria, por la naturaleza de sus actividades estelares, muy dependientes de la movilidad.
Pero su crecimiento se ha limitado a explotar los mecanismos que ya tenía, sobre todo la actividad turística, combinado con una mejora nada despreciable de la exportación de otros servicios, y dos aportaciones determinantes como son el gasto público primero, y el aumento muy activo de la población por vía migratoria, después. Necesario el primero para activar la demanda tras la crisis, y más necesario el segundo ante la parálisis demográfica del país. De tales circunstancias ha resultado una economía más de cantidad que de calidad, en la que la productividad ha estado ausente, en la que el número de empleados ha crecido a velocidad muy superior a la producción, concentrándose en las franjas retributivas bajas, y en la que la renta per cápita está estancada en los valores que tenía cuando llegó la Gran Recesión de 2008.
La renta per cápita (considerada como PIB por habitante) habría cerrado en 2024 en los 32.638 euros, según cálculos propios utilizando el volumen de producción (1,593 billones de euros) y la población residente a 1 de julio (48,811 millones). Tal volumen de PIB por persona es similar en términos reales al observado para 2008, según los datos proporcionados por Estadística. En aquel ejercicio, cuando estalla en toda su dimensión la Gran Recesión, la renta per cápita de los residentes en España fue de 24.192 euros, que actualizados con el deflactor del consumo acumulado desde tal fecha, equivaldrían a 32.627 euros de ahora. Una cantidad prácticamente idéntica a la obtenida en 2024: 32.638 euros. Este año, 2025, no tendrá un comportamiento muy diferente: la producción nominal avanzará, y lo hará también con celeridad la población, que ya supera los 49 millones.
La comparación de la economía con los índices bursátiles se distorsiona también ante los espejos del Callejón del Gato, y no resiste réplica exacta la primera con los segundos. Mientras que existía un paralelismo más fiel entre el comportamiento de la actividad y la marcha del índice selectivo de la Bolsa, el Ibex, en 2008, ahora tienen poco que ver. Cuando estalló la Gran Recesión, la gran mayoría de las empresas del índice tenían el negocio muy volcado en España, con bastante más de la mitad de sus ingresos generados en el mercado nativo.
Ahora, aunque el índice Ibex alcanza los valores que registró en 2008 (entonces bajaba con intensidad desde cerca de los 16.000 puntos, terminó perdiendo un 39,4% y cerró en 9.195, mientras que ahora sube y supera los 13.000), refleja la marcha de unos negocios que no se desenvuelven en España. Dos de cada tres euros que facturan los 35 miembros que componen el índice se generan fuera del país, con muchas empresas, al menos once, que ingresan en el exterior más del 80% de sus ventas. Amadeus lidera con el 97% de sus ventas fuera, seguida de Grifols, Acerinox, ACS, Fluidra, Santander, Inditex, Ferrovial, Cellnex, BBVA o IAG.
Estas grandes cotizadas, junto con Iberdrola, ponderan un 70% del índice Ibex 35. Pero también son las que mayor capitalización han ganado desde 2008, consecuencia de la internacionalización creciente de su negocio y de una gestión eficaz, en tanto que algunas que otrora marcaban el ritmo de la Bolsa, ahora han encogido su negocio y su valor. Si se hace abstracción de los dos grandes bancos, ya muy internacionalizados en 2008, el vuelco en el valor y su ponderación en el Ibex es espectacular. Inditex valía 9.000 millones en 2008 y ponderaba un 3,3%, y hoy vale más de 172.000 millones y pondera un 16%. Iberdrola valía 25.000 millones entonces y ponderaba un 9%, y hoy, con una capitalización de 86.000, pondera un 14,5% del índice. Crecimientos muy fuertes en valor han tenido Ferrovial, Amadeus, Aena (en 2008 no cotizaba), Cellnex o IAG, mientras que los dos grandes bancos conservan sus posiciones con ligeras mejoras.
Al igual que en las ventas y la aportación a la cuenta de resultados, estas multinacionales, que los son aunque sea a la española, generan mucho empleo, pero en el extranjero. Las empresas del Ibex 35 tienen 1,2 millones de trabajadores, pero 780.000, el 62,5%, están fuera de España; la mitad de las empresas del selectivo (17) tienen más empleados fuera que en España, con gran protagonismo de Amadeus, los dos grandes bancos y Ferrovial. Y respecto al reparto sectorial, para poder comparar los modelos de crecimiento, hay mayor presencia de las actividades turísticas (Amadeus, IAG, Aena), y escasa presencia industrial, salvo que pueda considerarse manufacturera a Inditex, pero banca y energía aún acaparan la parte del león.
Distorsiona menos el reflejo de la economía en el índice general de Madrid, que recoge todas las cotizadas del continuo, e incorpora todas las actividades del mercado, aunque se trata en muchos casos de compañías muy pequeñas. El IGBM ronda ahora valores en torno a 1.300 puntos, pero está aún a más de 440 puntos, un 34%, del máximo de 1.733 marcado en noviembre de 2007. El Ibex 35, que se nutre de mercados externos, está a solo un 21% del máximo de 15.945 puntos, marcado también en noviembre de 2007. Un reflejo cóncavo y un reflejo convexo.
José Antonio Vega es periodista.