¿Estamos ante un giro de timón en el desarrollo tecnológico en China?
Todo indica que Pekín parece estar valorando que para rivalizar con EE UU necesita otorgar más libertad de mercado

La traslación de la rivalidad geopolítica al ámbito tecnológico ha ido surgiendo lentamente y conformándose con los años. En la transformación digital, EE UU, Europa y China han chocado en sus visiones. Cada uno defiende un modelo de gobernanza distinto. Desde China, se ha impulsado una concepción de la digitalización basada en la primacía del Estado (y sus objetivos) sobre el mercado y las personas, con un sector industrial altamente competitivo con estrechos vínculos con poder político y fuertes apoyos económicos desde el Gobierno. La evaluación tecnológica de la irrupción de DeepSeek está aún sub judice, pero lo que parece cierto es que está removiendo los cimientos del modelo de desarrollo tecnológico en su país.
DeepSeek emergió de modo inesperado para el gran público, también en China. Contrariamente a la visión inicial, la start up es un caso atípico en el sector tecnológico del país. En primer lugar, su origen no es netamente tecnológico, sino como laboratorio de inteligencia artificial de un fondo cuantitativo de inversión libre (quant hedge fund), High-Flyer. En segundo lugar, su origen relativamente reciente (2023) le aleja de la cultura de trabajo y organizativa de los tradicionales gigantes tecnológicos chinos –Tencent, Alibaba– imitadores de los modelos de Silicon Valley de los años 2000. Tampoco tiene su liderazgo origen en la nomenclatura del Partido Comunista, siendo su fundador hijo de una pareja de maestros. La financiación de la aventura tecnológica también parece haber sido realizada íntegramente por High-Flyer sin apoyo de los fondos de capital riesgo estatales. Finalmente, su capital humano resulta con una mayor formación netamente china, basado en universitarios recientemente graduados.
El caso de DeepSeek es revelador. Pekín parece reconocer que, a pesar de su control, la innovación puede surgir de forma inesperada y esto es crucial para su soberanía tecnológica. Por ello, aunque DeepSeek no haya sido un fruto directo de la promoción de las nuevas fuerzas productivas enunciadas por Xi Jinping en la última celebración de las Dos Sesiones –la reunión anual de la élite política en China–, los medios oficiales han ejercido una ampliación narrativa de los presuntos logros de la start up y la Academia China de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (CAICT) la incluyó como firmante del “compromiso de seguridad en materia de inteligencia artificial” junto a empresas tecnológicas infinitamente más relevantes por su valor económico. El laboratorio de IA de High Flyer también ha sido llamado a estar presente en la reciente reunión de Xi Jinping con el sector tecnológico. Esta reunión nos da precisamente más pistas sobre las claves del giro de timón que parece estar perfilándose en la gobernanza digital en China.
El encuentro de Xi Jinping con el sector tecnológico no es algo frecuente, el último sucedió en 2018. Los protagonistas de aquella reunión fueron los proveedores de servicios digitales, que en 2020 serían perseguidos por el gobierno y restringidos en su iniciativa. Aunque ahora han sido recuperados, incluso con la rehabilitación pública del hasta ahora desaparecido Jack Ma –CEO de Alibaba–, su papel ha sido muy secundario. Basta ver la disposición de invitados en los vídeos oficiales y fotografías de la reunión. Tanto Jack Ma como el representante de Tencent ocupaban lugares no centrales de la primera fila, Meituan estaba situado en la segunda fila de empresarios y existen dudas sobre si el CEO de Baidu estaba presente. Incluso DeepSeek, a pesar de las alabanzas públicas mencionadas, estaba situado en una discreta esquina alejada del centro.
No obstante, como resaltan en Reuters expertos en el ecosistema chino, el encuentro de Xi Jinping “es un reconocimiento por parte de los líderes del Partido de que, a pesar de su preferencia por un enfoque centrado en el Estado para la economía, las empresas privadas pueden desempeñar un papel importante en la realización de las prioridades estratégicas de China”. ¿Pero qué tipo de empresas son las que interesan a Pekín? Aquellas de carácter más industrial y que el aparato político juzga que da solidez económica al sistema de innovación de China y contribuyen a la estabilidad social creando un alto número de puestos de trabajo directos e indirectos. La evidencia de esta nueva prioridad es que las seis empresas cuyos representantes tomaron la palabra en el encuentro –Huawei, BYD, Xiaomi, Omnivision, Unitree & New Hope Group– son empresas con fuerte componente manufacturero.
Todo indica que el Gobierno de Pekín parece estar valorando que para rivalizar tecnológicamente con EE UU necesita otorgar más grados de libertad de mercado al sector privado y apoyarse en los conglomerados digitales de carácter más industrial en detrimento de los meros proveedores de servicios. Con la promesa de una nueva Ley de Promoción Económica –destinada a proteger y estimular la actividad del sector privado– y a las puertas de las Dos Sesiones de 2025, las prioridades del desarrollo digital en China están cambiando.
Emilio García García es exdirector de gabinete de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales.